El juicio del «procés» sitúa a Marchena en la cima del Supremo

Si su renuncia a presidir el Tribunal Supremo y el CGPJ tras conocerse el whatsapp de Cosidó ya supuso una verdadera lección de independencia -así la calificaron unánimemente todos los operadores jurídicos-, su forma de conducir el juicio del «procés» ha hecho que Manuel Marchena cuente con más opciones todavía para dirigir la más alta instancia jurisdiccional del país.

Su tono conciliador, su solvencia técnica y jurídica, su capacidad de liderazgo y el respeto del que goza dentro y fuera de la profesión convierten al presidente de la Sala Segunda del Supremo en un firme candidato para presidir este tribunal y el órgano de gobierno de los jueces.

Pese a que la Constitución y la Ley Orgánica del Poder Judicial establecen que serán los 20 vocales del CGPJ, nombrados por el Congreso y el Senado, los que elegirán al presidente en la sesión constitutiva del órgano, el nombre de Marchena se filtró como un hecho consumado a veinticuatro horas de que PP y PSOE cerraran su acuerdo de renovación del Consejo. Su respuesta no se hizo esperar, y reaccionó de forma inmediata con un comunicado que ni su entorno de esperaba y que hizo saltar por los aires el acuerdo. «Jamás he concebido el ejercicio de la función jurisdiccional como un instrumento al servicio de una u otra opción política para controlar el desenlace de un proceso penal (…) Mi trayectoria como magistrado ha estado siempre presidida por la independencia como presupuesto de legitimidad de cualquier decisión jurisdiccional», señalaba.

Los protagonistas de las negociaciones para la renovación del CGPJ partirán de la premisa de que sólo se puede «dignificar» el poder judicial con el respeto a la ley , con lo que en esta ocasión serán los nuevos vocales los que en su primer pleno, elijan a su presidente.