Velasco hoy en Alicante
Velasco hoy en Alicante - EFE

El juez Velasco pide «poner orden en Hacienda» tras ver «cosas irregulares»

El titular del juzgado central de Instrucción número 6 ha opinado que es una «asignatura pendiente para esta legislatura»

Madrid Actualizado: Guardar
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El juez de la Audiencia Nacional Eloy Velasco, que instruye, entre otros, el caso Púnica y el caso Acuamed, ha abogado hoy por «poner orden en Hacienda» después de que se hayan producido en esta Administración «cosas bastante irregulares» en los últimos tiempos.

Durante una conferencia sobre los delitos de corrupción en el Colegio de Abogados de Alicante, el titular del juzgado central de Instrucción número 6 ha opinado que es una «asignatura pendiente para esta legislatura poner orden en Hacienda» después de que se hayan producido «cosas bastante irregulares» y conocer que "mandos políticos han ordenado que se hiciesen esas cosas".

Ha puesto como ejemplo un presunto fraude fiscal que investiga en su juzgado y cuya comisión él tiene meridianamente clara, pese a que la propia Agencia Estatal Tributaria «no ve el impago», a la vez que ha aludido a la postura de la Abogacía del Estado en el 'caso Noós' y a la «estrategia del fiscal» en esa causa, Pedro Horrach.

En este sentido, se ha referido también a las «influencias no positivas de la política en la sociedad civil» y a la necesidad de plantearse «poner coto a los aforados», porque éstos cuentan con «ventajas» indudables, ya que «no sufren registros ni detenciones», en tanto que los demás implicados en organización criminal sí, y «cuando van a declarar en el juzgado ya saben más del asunto que el resto».

Concepciones de corrupción

El juez Velasco ha hecho un repaso de los diferentes delitos y sus modalidades que se engloban dentro del fenómeno de la corrupción, de los que cree que el peor de todos es la malversación.

Ha comentado que la persecución y tolerancia hacia este tipo de actitudes varía de una cultura a otra, y no es igual «en el norte de Europa que en un país mediterráneo como España».

En todo caso, ha considerado que ha cambiado la percepción social hacia la corrupción en España desde una época en que «atábamos los perros con longanizas» a otra donde se ha vivido una crisis financiera, en la que los ciudadanos no tuvieron «ninguna culpa», pese a lo cual han visto «rebajados los suelos» y se preguntan qué se hace con su dinero.

También se ha referido a la figura del «conseguidor» en los casos de corrupción, y ha explicado con humor que se ha topado en sus investigaciones con «auténticos genios» que lo mismo trataba con «el PSOE que con el PP, y a todo lo que se menea».

Esos «profesionales» del tráfico de influencias, que «se infiltran en las administraciones y venden humo», tienen su caldo de cultivo ideal en un país como España, donde «el que no farda de conocer a no sé quién o no sé cual, es un 'pringao'», ha apuntado.

Según su cálculos, la prevaricación administrativa es la que más se produce en términos estadísticos y un ejemplo es el enchufismo, que se da en «el pueblo» donde él reside, «Madrid», o «allá arriba», en Cataluña, donde los partidos gobernantes parecen no «tener más que a familiares para ponerlos a trabajar».

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