Guardia Civil en Ceuta: «Si quieren quitar las concertinas, bien, pero tendrán que poner más medios»

Los agentes en terreno fronterizo temen quedar «vendidos» y un posible efecto llamada

La valla fronteriza con las concertinas que separa España de Marruecos Francis Silva
Enrique Delgado Sanz

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Una cosa es la política y otra cosa el trabajo a pie de campo. Más todavía si se trata de aguardar en la parte baja de una valla fronteriza , concretamente la que separa Marruecos y la ciudad autónoma de Ceuta, que a diario intentan superar varios inmigrantes que ven la oportunidad de un futuro mejor al otro lado.

En la parte más alta de esa alambrada están las concertinas, esas cuchillas que el nuevo ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska , se ha comprometido a intentar eliminar. La medida, en su faceta humanitaria, ha sido celebrada por los más diversos sectores, puesto que evitaría numerosas lesiones y profundas heridas en los migrantes que se topen con ellas; pero también ha levantado ciertas suspicacias entre los agentes que trabajan justo debajo de ellas y que no pueden permitir que personas indocumentadas accedan a España sin regularizar su situación.

«Como suele ocurrir, somos nosotros los que nos quedamos en medio de una decisión como esta», lamentan fuentes de la Guardia Civil consultadas por este diario, quienes no se oponen a la retirada de las concertinas, más bien todo lo contrario, pero siempre que haya un plan detrás que actúe como una alternativa solvente y que ayude a contener la presión migratoria en Ceuta: «Si quieren quitar las concertinas, muy bien, pero tendrán que poner más medios».

Precisamente esto, un plan B, es lo que echan en falta desde la Asociación Unificada de Guardias Civiles (AUGC), que ayer emitió un comunicado en el que celebró el anuncio del ministro –«eliminar estos peligrosos elementos de las vallas supone un paso adelante en el respeto y trato que un Estado de Derecho debe mostrar hacia cualquier ser humano»–, a la vez que instó a Grande-Marlaska a aportar una solución alternativa . «Esto tiene que venir acompañado por otras medidas para que no se produzca un efecto llamada y también para no dejar vendidos a los compañeros que trabajan allí», manifestó Juan Fernández, portavoz de AUGC al ser preguntado por ABC.

«Todos los días tenemos cosas. Siempre hay alguien que intenta pasar la valla, aunque por suerte hace tiempo que no tenemos un intento de salto masivo», especifican fuentes de la Benemérita desplegadas sobre el perímetro fronterizo, que también insisten en que haría falta un refuerzo de alrededor de un centenar de agentes para mejorar el control en una frontera en muchas ocasiones inabarcable para el personal disponible: «Si hay un salto de 300 o 400 personas, hasta que llegan los refuerzos puede darse la situación de que haya cinco agentes para contener a unos 120 inmigrantes que quieren pasar».

Empezar por los cimientos

Los agentes del Instituto Armado, junto con la guardia marroquí, conforman la primera línea de acción cuando se producen saltos de valla. En ocasiones, sin embargo, también es necesaria la intervención de la Policía Nacional para reforzar determinados operativos. La noticia de la retirada de las concertinas también ha llegado a este Cuerpo, donde coinciden al señalar que se trata de una buena noticia en materia humanitaria: «Destrozan a la gente y provocan heridas realmente graves». Pese a ello, también instan a las autoridades competentes a atajar el problema de la valla , que según su criterio no se solucionará únicamente con la retirada de las cuchillas de la parte más alta de la verja.

«Esta frontera necesita una reforma de mayor calado», consideran fuentes policiales, que apuntan hacia la implementación de más medios tecnológicos, mejores protocolos y también nuevos sistemas y más personal . «Con el tema de las concertinas se está empezando por el tejado y lo que necesita esta frontera es una reforma estructural: falta mirar si los cimientos están bien», apuntan desde el Cuerpo, donde también son conscientes de que si aumenta el personal, pero no se mejoran los protocolos de actuación, la reforma no será efectiva.

Cuatro muertos

Los inmigrantes que llegan a Ceuta suelen hacerlo por tierra –saltando la valla– o por mar. No muy lejos de Ceuta, en las aguas del Estrecho de Gibraltar, el tránsito de pateras no cesa y, con ellas, los rescates en alta mar y, en los peores casos, las muertes. Al cierre de esta edición el número de inmigrantes rescatados solo ayer en aguas del Estrecho se situó en al menos 435. Junto a ellos, según confirmaron desde Salvamento Marítimo a Efe, hubo cuatro fallecidos cuyos cuerpos también fueron rescatados del mar por los agentes.

Rescate de los los cadáveres de los inmigrantes por Salvamento Marítimo EFE

Los inmigrantes rescatados viajaban a bordo de 53 pateras que fueron localizadas a diferentes horas de la jornada, las primeras de madrugada. Si bien es cierto que los saltos masivos a la valla han remitido en los últimos meses, los inmigrantes sin papeles continúan llegando tanto a Ceuta como a las costas de la Península más cercanas al continente africano.

El goteo de pateras también lo pone de manifiesto la situación imperante en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes (CETI) de Ceuta, concebido para acoger a 512 personas y donde a día de hoy, según datos facilitados por la Delegación del Gobierno de la ciudad autónoma, viven 607 inmigrantes de hasta 22 nacionalidades, la mayoría subsaharianos y argelinos. Unos llegaron por mar y otros sortearon una valla que ayer, sin ir más lejos, intentó ser burlada, sin éxito, al menos en tres ocasiones.

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