Juan Fernández-Miranda

Gobernar, ¿para qué?

La sentencia de Gürtel ha propiciado el reproche unánime y merecido de la oposición al presidente del PP, pero de ahí a derribar un Gobierno hay un trecho muy largo

El secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, junto a la presidenta, Cristina Narbona, en Ferraz EFE
Juan Fernández-Miranda

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Sobre la sede de Ferraz sobrevuela el fantasma de Antonio Hernández Mancha y su fracasada moción de censura contra Felipe González en 1987. Fue un auténtico suicidio político. La sentencia de Gürtel ha propiciado el reproche unánime y merecido de la oposición al presidente del PP, pero de ahí a derribar un Gobierno hay un trecho muy largo.

En España la moción de censura exige un candidato alternativo y Sánchez parece ignorarlo: no pide que voten por él, sino que voten contra Rajoy. Además de frívolo es irresponsable. Da la impresión de que el fin último de Sánchez no es formar un gobierno viable, sino cimentar su discurso. Y eso conlleva riesgos.

1. ¿Saldrá adelante la moción?

Es posible aritméticamente, pero políticamente muy complicado. Sánchez está pidiendo a partidos dispares un apoyo ciego con el único reclamo de derribar a Rajoy. Aunque todos comparten el rechazo al presidente del Gobierno, la propuesta es insuficiente. Las exigencias de unos y otros son contradictorias y se bloquean entre sí (Amén de la falta de principios al aceptar votos de independentistas y bildutarras).

2. Gobernar con 85 diputados

Si ser investido presidente es harto difícil, más lo será gobernar con sólo el 24% de diputados del Congreso, y con el Senado controlado por la mayoría absoluta del PP. Una cosa es investir un presidente, otra formar gobierno y otra, muy distinta y mucho más difícil, gobernar. España no está para experimentos y Sánchez debería saberlo.

3. ¿Qué pide Ciudadanos?

Albert Rivera ha roto su pacto con el Partido Popular, pero no su compromiso con los Presupuestos ni con la continuidad del 155. Es decir, sólo apoyará a Sánchez si éste se compromete a mantener las políticas de Rajoy: unas Cuentas Públicas a las que el PSOE se opuso hace cinco días y un control de la Generalitat de Cataluña más contundente. Y algo más difícil todavía: cuando haya tomado esas dos decisiones, debe convocar elecciones al día siguiente. En resumen, Sánchez quiere gobernar y Rivera quiere elecciones para gobernar él. ¿Compatible? No.

4. El PNV teme a Cs

La negativa de Ciudadanos solo deja una opción a Sánchez: Podemos, independentistas catalanes, Bildu y el PNV. Los tres primeros parecen viables, pero al PNV le va mucho mejor con el PP en el Gobierno. Si hay algo que no quiere Íñigo Urkullu es que en España gobierne Ciudadanos, una opción al menos verosímil de ir hoy a las urnas. Tampoco le entusiasma la inestabilidad, y la propuesta de Sánchez no ofrece ninguna garantía. La Bolsa, la prima de riego y el sentido común avalan sus temores.

5. ¿Y si Sánchez pierde?

Algunos socialistas creen que a Sánchez le viene bien porque pase lo que pase gana presencia: frente a Podemos, como la fuerza que manda en la izquierda; y siempre podrá reprochar a Cs que al votar en contra han perpetuado a Rajoy. Pero hay otros dirigentes socialistas que creen que Sánchez hará una nueva demostración de inconsistencia, tal vez la última.

6. El turno de Rivera

Si Sánchez fracasa, Rivera intentará negociar otra moción con un candidato instrumental que convoque elecciones. Le tocará demostrar su capacidad de negociar y concitar mayorías. Será su hora de la verdad.

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