Alberto Garzón, candidato de Izquierda Unida
Alberto Garzón, candidato de Izquierda Unida - EFE

Garzón espera una postura consensuada en Podemos para negociar

Errejón muestra cautelas e Iglesias reconoce «contactos preliminares»

Madrid Actualizado: Guardar
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Quedan demasiadas dudas, demasiados escollos que pulir entre Podemos e Izquierda Unida como para dar por hecho que el pacto entre ambas formaciones de cara a concurrir conjuntamente al 26-J esté cerrado. El debate en el seno de la formación morada es total sobre la forma en que debe producirse esa unión.

La disyuntiva sobre si es necesario alcanzar algún tipo de acuerdo parece ya superado. Algunos sectores, en el que se enmarca Pablo Iglesias, por convicción. Otros, por resignación, prefieren mostrarse cautelosos y destacar las inconveniencias para el proyecto de Podemos de «hacer mal» esa suma. Y en lo que no hay absoluto acuerdo es en la forma de ejecutar la suma, la fórmula jurídica que adquirirá esa unión.

Estas divergencias son las que han llevado a Izquierda Unida a detenerse a observar el desarrollo de los acontecimientos antes de proseguir.

Primero porque creen que no es conveniente abrir este debate cuando formalmente todavía se trabaja en evitar las elecciones, y segundo porque no quieren verse en medio de la disputa interna de Podemos. Plantean que lo próximo «tiene que ser una negociación oficial», a la que Podemos acuda con un mandato claro y una posición consensuada. Y en esa mesa de negociación las premisas están claras: IU no se diluirá y el pacto debe ser a nivel nacional y no en territorios puntuales.

La postura de Errejón

Esta posición es la que aleja a Errejón de las tesis que defienden este entendimiento. Y aunque en sus manifestaciones públicas hace días que ya no descarta esta posibilidad, en todas ellas se muestra con muchas cautelas. Ayer mismo volvió a dejar clara su postura en el Congreso al asegurar que «las sopas de siglas no suelen ser multiplicadoras, lo que suma es construir una identidad nueva que es capaz de atraer y tender la mano a gentes muy diferentes». Las tesis posibilistas que abandera el número dos de Podemos cuestionan que se pueda sumar «automáticamente» el millón de votos que representa IU en caso de una candidatura conjunta, en lo que entiende que podría suponer un lastre para esa ambición de transversalidad.

Su planteamiento apenas difiere del que estuvo encima de la mesa hasta el 20-D: Podemos es el paraguas que puede sumar voluntades e IU puede ser una de ellas, como en su día lo fue Equo o el partido de Tania Sánchez, Convocatoria por Madrid. Por eso ayer enmarcaba ese pacto con IU como una parte de un acuerdo más global con otros actores. « Estamos dispuestos a intentar tantear con profesionales de la sociedad civil, diferentes colectivos y actores políticos una candidatura más grande, más amplia y transversal» para mejorar un «buen resultado» que «puede ser más grande».

Pero todo parece ya en marcha. Ayer, Pablo Iglesias reconoció «contactos preliminares» con Alberto Garzón, fruto de su relación personal. Y aseguró también que el secretario de Organización, Pablo Echenique «está mandatado para llevar a cabo una serie de contactos» y llegó a asegurar que «existe consenso en Podemos sobre los pasos que hay que dar».

No es el único asunto que afronta ese nuevo Podemos que se pretende más amplio. La dirección del partido está de acuerdo en no repetir esas primarias, pero busca fórmulas para encajar a los nuevos actores. Además, genera recelo es la voluntad de las confluencias en Cataluña, Comunidad Valenciana y Galicia de buscar una fórmula jurídica que les permita tener grupo parlamentario propio en la nueva legislatura.

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