Ciudadanos centra sus esfuerzos en la conquista de Andalucía y el objetivo íntimo de rebasar al PP

La política de pactos en la Junta pesará sobre el resto de los comicios autonómicos y locales

Cs se prepara para entrar en los gobiernos por primera vez

El candidato de Cs para Andalucía, Juan Marín; la número dos de Cs, Inés Arrimadas, y el líder, Albert Rivera. EFE

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Andalucía será arena de la primera gran batalla del largo ciclo electoral al que se asoma España y marcará un punto de inflexión en la guerra particular que libran PP y Ciudadanos por la derecha . La moción de censura contra Mariano Rajoy que aupó a Pedro Sánchez al poder y obligó a Génova a buscar un nuevo líder ha recrudecido la pugna entre estos dos partidos, que más que socios de investidura fueron y serán rivales. Los populares conocen que la competencia es feroz y que la aspiración de Albert Rivera es sustituirles como la alternativa a la izquierda. Ambos endurecen su discurso de oposición al PSOE en materia económica, pero sobre todo en defensa de la unidad de España frente al independentismo y también en inmigración.

Tras conquistar Cataluña como primera fuerza barriendo casi del mapa al PP, Ciudadanos se centra ahora en la conquista de Andalucía. Su objetivo íntimo es adelantar a los de Juan Manuel Moreno y situarse como alternativa real al socialismo andaluz. Si lo consiguen, serán oficialmente la nueva referencia del centro-derecha español ante un PP que se desgarra pero que confía en remontar con Casado como nuevo líder. « Andalucía va a ser el punto de inflexión , tenemos que dar el do de pecho», recalca un portavoz en la sede nacional de Cs.

Crecimiento «récord»

Los estrategas del partido naranja saben de la importancia de imponerse al PP en Andalucía. Son más de 8 millones de ciudadanos y con Cataluña, 7,5 millones, se consolidarían como líder del centro-derecha sobre un tercio de la población española. «Es la prueba de fuego hacia el resto de elecciones autonómicas y municipales», reconocen los de Rivera, que afrontan la nueva ola electoral con dos grandes tareas pendientes. Estrenarse en los parlamentos de Castilla-La Mancha, Canarias, Navarra, País Vasco y Galicia. Y asumir por fin el riesgo de entrar en los gobiernos, con PP o con PSOE .

La batalla por la Junta andaluza condicionará su política futura de pactos en las autonómicas y locales de 2019. Rivera conoce el coste de reeditar su apoyo a Susana Díaz y cómo esa decisión pesará sobre el votante del PP que ha pensado en pasarse a Cs en toda España. Lo ideal, admite un portavoz, sería poder sumar «a dos bandas y luego decidir». Pero saben que las encuestas, halagüeñas para ellos, no ofrecen mayorías alternativas en Andalucía.

«De los 1.200 militantes y simpatizantes que tenían en marzo de 2015 han pasado a 25.820 inscritos»

El secretario de Organización del partido, Fran Hervías, dibuja la curva de crecimiento «récord» de Cs en Andalucía. De los 1.200 militantes y simpatizantes que tenían en marzo de 2015 han pasado a 25.820 inscritos. «Ahora tenemos una estructura que hace tres años era impensable », reconocen en la sede de Sevilla. Donde más crecen: Almería, Granada, Jaén y Cádiz. «Por encima del 50% en el último año».

En cuatro años, Cs ha logrado cubrir el 90% de la población con candidaturas en todos los municipios de más de 5.000 habitantes y han abierto doce sedes, una en cada capital . Sus números aún son muy modestos comparados con PP y PSOE, que se jactan de tener decenas de miles de afiliados y sedes en cada pueblo de España. «Estamos en la calles y en las redes, con la gente. No encerrados en una oficina. No apostamos por sedes físicas, somos un partido 2.0 del siglo XXI», señala Hervías.

El tirón de Cs ha hecho que decenas de cargos públicos de PP y PSOE, sobre todo en municipios de Jaén y Sevilla, hayan optado ahora por la chaqueta naranja, aunque lo que más destacan en la dirección es la llegada de independientes. Su fichaje estelar es Javier Imbroda, exseleccionador nacional de baloncesto , que será cabeza de lista en Málaga. «Salimos a ganar».

Arrimadas será protagonista

«También nos decían que era imposible ganar al independentismo y lo hicimos», se ufanan en la sede nacional de Cs, donde anuncian una campaña intensa de Albert Rivera y, sobre todo, de la jerezana Inés Arrimadas en la tierra inexpugnable del socialismo.

Juan Marín fue ratificado en julio como candidato a presidir la Junta y defiende haber sido el apoyo exterior de Díaz. La suya, asegura, ha sido una «oposición útil» y presume de éxitos arrancados al PSOE a cambio de sus votos. La principal: «El impuesto de Sucesiones y Donaciones es historia gracias a Ciudadanos», asegura el líder de Cs arrebatándole una de las banderas que enarboló el PP de Moreno.

«Hoy no se habla de corrupción en las instituciones andaluzas, no de esta legislatura», se vanagloria Marín, que defiende que el listón de la exigencia frente a la corrupción ha sido el mismo en Madrid que en Sevilla.

Los de Rivera asumen en privado que el tirón, aunque sea mediático, de Pedro Sánchez impulsará a la que ha sido su archienemiga en el PSOE. Aunque confían en que perderá fuelle por su propias decisiones y por elegir como aliados a «los que quieren destruir España». En Andalucía, creen, pesará como una losa la renuncia de Sánchez a reformar la financiación autonómica. «Sánchez es el gran factor de inestabilidad que sufre Díaz ahora mismo» , apunta Marín. Por supuesto, en la mente de todos está la sentencia de los ERE -«la gran espada de Damocles», señala el líder de Cs-, que se espera en primavera. Si la presidenta andaluza cumple con su promesa de agotar el mandato, Andalucía votará en marzo.

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