Los Castaña, los capos del hachís en el Campo de Gibraltar, manejan una fortuna de 30 millones

Tienen vigilantes a sueldo en el Peñón, en las bases de los helicópteros de Ceuta y Algeciras y cerca de las patrulleras de la Guardia Civil y Aduanas

Antonio Tejón Carrasco, uno de los hermanos Castaña ABC
Cruz Morcillo

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Sabía que le pisaban los talones. Que no podía dar un paso sin mirar atrás, pese al ejército de vigilantes que custodian las callejas del barrio para impedir que la Policía le capturara, pese a los chivatazos y la información privilegiada con la que contaba. Pero aun así, lo atraparon la pasada madrugada en una casa de La Línea (Cádiz) en la que se había citado con su mujer y sus hijas. No llevaba ni 20 minutos. Es Antonio Tejón Carrasco , uno de los dos hermanos jefes del clan de Los Castaña , que se han convertido en los amos y señores del Campo de Gibraltar con su socio Abdelah El Haj, El Messi , gracias a las cientos de toneladas de hachís que han metido en España. Estaba fugado desde finales de 2016. Cuando entraron a por él intentó escapar por la azotea... una vez más.

Solo el verano de 2016 Antonio y su hermano Francisco colaron 72 alijos en la Línea; el pasado verano introdujeron unas 50 partidas a razón de dos o tres toneladas de hachís por viaje. La Policía estima que tienen una fortuna de entre 20 y 30 millones de euros, ocultos en distintos zulos en La Línea ; además han comprado sin parar casas, embarcaciones y coches de lujo, todo escriturado a nombre de terceros para evitar que se los quiten.

Crónica de un éxito policial

El arresto de Antonio Tejón es la crónica de un éxito policial, de un trabajo incansable que dura ya cinco años, y la del fracaso de los mecanismos internacionales. La Udyco Central que lo detuvo ayer ya había propiciado su arresto en Tetuán en diciembre de 2016, pero la orden de extradición emitida por las autoridades españolas llegó después de los cuarenta días en que tenía que haberlo hecho. Tejón ya estaba libre cuando el papel llegó a la cárcel.

En ese golpe se desarticuló la organización casi al completo (30 detenidos), pero unos quedaron en libertad a los pocos meses y otros lo hicieron tras pactar su entrega, como El Messi. Con los dos hermanos Tejón libres, los Castaña siguieron cruzando el Estrecho cargados de hachís. Usaban cada vez al menos dos «narcolanchas» de más de 12 metros de eslora, con capacidad mínima para tres toneladas de droga por barco; no utilizaban teléfonos móviles durante el alijo, sino que todos llevaban equipos de transmisiones con los que se comunicaban durante el transporte, desembarco y escondite de la droga. Contaban con dos «narcoembarcaderos», en las márgenes del Río Guadarranque por donde botaban las semirrígidas, con destino a Marruecos, y las recogían a la vuelta.

Los Castaña con su aliado El Messi son una empresa de la droga, disciplinada y próspera. Su ascenso en el escalafón criminal del Campo de Gibraltar va de la mano de las acciones que la Policía lleva a cabo contra ellos y cómo se revuelven: violencia y presencia de armas inusual; agresiones a agentes, tiroteos, rescate de detenidos; desembarcos de droga en la playa con armas de guerra para evitar que les roben la mercancía otros narcos. «Lo más peligroso es que los conductores de los todoterreno robados que cargan el hachís en la playa recibieron órdenes expresas de embestir a cualquier coche policial o de delincuentes que trataran de interceptarlos», explican a ABC fuentes de la investigación.

El barrio de El Zabal es su territorio. Ahí tienen las «guarderías» de la droga, en muchas casas compradas por ellos y en las que viven familias humildes, los vigilantes del hachís, sin relación con el mundo delincuencial, sin reseñas policiales. A cambio de que controlen su mercancía les dan coches, casas y dinero para mantenerse.

Varias fugas

Esos son los guardianes interiores, pero el papel clave lo desempeñan los exteriores, los llamados «puntos», cuya misión es vigilar a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad, con más de 50 personas desplegadas por La Línea que imposibilitan abortar un alijo sin que los narcos los «muerdan». Cuando las embarcaciones y helicópteros de Policía y Guardia Civil estaban fuera de servicio o lejos de la zona de alijo, se descargaba el hachís. La organización tenía miembros situados en la zona alta de Gibraltar, en las cercanías de las bases de helicópteros de Algeciras y Ceuta, en los puertos donde atracan las patrulleras del Servicio Marítimo de la Guardia Civil y de Vigilancia Aduanera.

Aun así, les han golpeado con dureza y les han quitado dinero, barcos, droga, coches... Entre la operación Ronald (esta, que empezó en 2016) y Castamo , también relacionada con ellos, se han producido casi 90 detenciones. Ahora Antonio Tejón está a disposición judicial. En los últimos meses ha huido varias veces por vallas, tejados y azoteas de distintas viviendas. Una cita para ver a su familia le perdió... y la constancia de los investigadores. Su hermano Francisco, también reclamado judicialmente, sigue huido. «Es cuestión de tiempo. Caerá», aseguran los investigadores sin la menor duda.

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