Pedro Sánchez durante un acto de campaña en Galicia
Pedro Sánchez durante un acto de campaña en Galicia - EFE

Un batacazo electoral del PSOE el 25-S, única esperanza del PP

Los socialistas no se plantan ante Sánchez porque 85 diputados «son una losa muy pesada de levantar»

Madrid Actualizado: Guardar
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El «reloj de la democracia», que comenzó a andar el 31 de agosto,continúa avanzando imparable, marcando el plazo cada vez más corto con el que cuentan los partidos para conseguir un acuerdo que evite la tercera convocatoria electoral en un año. En las filas populares cunde el desánimo, ante un líder socialista enrocado en el no y que insiste públicamente en que no se moverá de esta posición en el futuro. La única esperanza que confiesan mantener los dirigentes del PP es la posibilidad de que la presión externa de una debacle electoral haga variar de postura a Pedro Sánchez, una vez que pasen las elecciones vascas y gallegas del 25 de septiembre.

La última encuesta del CIS sobre estos comicios regionales apunta a que el PSOE podría obtener unos resultados bastante decepcionantes.

En Galicia, se espera perder un mínimo de dos escaños con respecto a los anteriores comicios, rondando los 16. Si se cumple, esto podría suponer de hecho que el temido «sorpasso» de Podemos y las Mareas se cumple en la comunidad gallega, desbancando al PSOE a la tercera posición.

Caída en barrena en Euskadi

La situación no es mucho mejor en el País Vasco, donde las predicciones demoscópicas apuntan a una auténtica caída en picado de los socialistas, que se quedarían con ocho diputados, la mitad de los que tenían hasta ahora. «Aquí, la primera noticia será la subida de Podemos, la segunda la caída del PSOE, y la tercera nuestro resultado».

Según los cálculos populares, una fuerte caída de los socialistas podría ser la clave para forzar el cambio de estrategia de Pedro Sánchez. Entienden que, en esas circunstancias, desde su propio partido muchos le plantearían en qué escenario iban a presentarse a unas terceras elecciones generales.

Ya hace tiempo que en el PP esperan que los barones socialistas se rebelen contra Sánchez y su «no» permanente. Muchos populares no entienden cómo el líder socialista no ha aprovechado su baza, esos 85 escaños insuficientes para gobernar pero que convertirían a su partido en pieza clave e imprescindible para cualquier reforma de calado en un futuro Ejecutivo.

Oportunidad perdida

Si se hubiera abstenido y ahora hubiera gobierno de Rajoy, explicaba días atrás un poderoso barón popular, éste no podría mover ni un dedo sin la aquiescencia de Sánchez, lo que le habría convertido en una oposición muy poderosa por su capacidad de bloqueo. Pero si el gobierno no existe, el PSOE pierde ese potencial, y su papel bloqueador se transforma en algo que puede resultarle negativo de cara a una nueva cita con las urnas.

Un veterano dirigente popular con mucha experiencia en política entiende las razones por las que muchos barones socialistas, aun estando a disgusto con la estrategia de Pedro Sánchez, no le plantan cara. «¿Para qué hacerlo?¿Qué ganan a cambio?¿Ponerse al frente de 85 diputados, que pueden ser menos en los próximos comicios? Esa es una losa demasiado pesada que levantar». Sobre todo, añaden, si el barón o baronesa tiene que sacrificar, a cambio de intentar colocarse a la cabeza del partido en la incómoda situación actual, una presidencia regional, como es el caso de Susana Díaz en Andalucía.

Volcado en las campañas

Mientras, Rajoy y el resto de su dirección en el PP se han volcado en las elecciones vascas y gallegas. El presidente sube varias veces en semana a Galicia y al País Vasco, y lo mismo hacen la secretaria general María Dolores de Cospedal y varios vicesecretarios y ministros del Gobierno en funciones. Conseguir la mayoría absoluta en Galicia es fundamental en los planes del PP, y también salir airoso en Euskadi, donde se espera que Alonso ronde los votos y escaños de los últimos comicios, lo que sería considerado un buen resultado por el partido.

Después del 25-S empezará la gran batalla: será la última oportunidad de Rajoy para conseguir la abstención del PSOE y su propia investidura. Si no, el horizonte pintará en clave electoral. «Con una pequeña subida, sólo de unos pocos escaños»“, que esperan lograr, tendrían más cerca el gobierno, sobre todo si el PSOE vuelve a descender. «Rajoy está tranquilo, y es plenamente consciente de la situación, que es muy difícil y muy incómoda», aducen en su entorno.

Todos en el PP tienen puesta la mirada en la posibilidad de ir a elecciones en diciembre. Reconocen que el 20-D, con sus 123 escaños para el PP -cuando venían de una mayoría absoluta de 186- fue un durísimo castigo. Por eso, recuerdan que esa noche «nos dio el bajonazo, la gente creía que estaba todo perdido». Lo que justifica que seis meses después, el 26-J, recibieran con un entusiasmo tal vez excesivo el haber alcanzado los 137 diputados –una importante subida, pero aún 50 menos que su absoluta de 2011–: «La del 26-J fue una noche de euforia, seguramente demasiada», reconocen, al juzgar que después esto no se tradujo tampoco en la conformación de un gobierno.

Ahora, el PP no atraviesa su mejor momento anímico: los últimos escándalos que les han salpicado –el nombramiento frustrado de José Manuel Soria como director ejecutivo del Banco Mundial y la apertura de causa contra Rita Barberá, todo un icono popular, empujada finalmente por su propio partido a presentar la dimisión– han debilitado a la formación y a su lider, que no obstante mantiene férreamente su convicción de que debe gobernar porque es quien ha ganado por dos veces consecutivas las elecciones en el último año.

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