Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia
Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia - MIGUEL MUÑIZ
Feijóo

«Comparados con Sánchez, Rubalcaba y Zapatero eran unos patriotas»

El eterno aspirante a suceder a Rajoy dice que dejar Galicia hubiera sido un acto «inmaduro y por despecho»

SANTIAGO DE COMPOSTELA Actualizado: Guardar
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Horas antes de esta entrevista, Alberto Núñez Feijóo(Orense, 1961) lloraba ante sus compañeros. No lo hacía -como la mayoría- porque se iba, sino de emoción porque se quedaba, pese a que los medios le creían haciendo la maleta para la tormentosa primavera política en Madrid. Y se quedaba asimismo contra pronóstico de quienes le veían firmando un suculento contrato privado con los ceros que la política le negó. Pero se queda en Galicia cuando la marea (Podemos en gallego) amenaza con borrar de la arena el último castillo que construyó Rajoy en su playa natal.

-Si usted dijo que dos legislaturas eran suficientes, alguna presión ha tenido que recibir desde La Moncloa...

-Se equivoca. En mi partido han sido muy respetuosos.

Aquí esas frivolidades no nos las permitimos. El presidente, los ministros y la secretaria general han respetado lo que he decidido.

-¿Ni una llamada?

-No le oculto que sí se me había hecho ver, no de forma explícita pero sí implícita, que este es un momento crucial para nuestro país. Y sobre todo supe una cosa: qué mensaje estaría lanzando el presidente del PP de Galicia si mantiene su decisión de irse.

-¿Cuál?

-Pues una decisión inmadura en un momento que requiere madurez; y un gesto de despecho en un momento en que se requiere generosidad.

-Pero debió haber un día, un motivo, un gesto para que quien sonaba como posible aspirante a la sucesión del presidente decida quedarse para intentar una empresa tan difícil...

-La situación tan complicada, tan poco razonable, que vive España. Y desde luego, mi compromiso con Galicia. Mire, tras las municipales y la pérdida de votos que tuvimos, me di cuenta de que la sociedad estaba cambiando. Por eso hice una remodelación del Gobierno y, gracias a los efectos positivos del déficit, conseguí dar un giro en política social. Al partido le pedí una renovación. La generosidad que vi en mis compañeros, gente que llevaban diez o catorce años y daban un paso atrás, me convencieron para replantearme la decisión. Tenga en cuenta que yo le pedí a Juan Vicente Herrera que se quedara en Castilla y León, y a Pedro Sánz que continuara en La Rioja. Aquí todos han sido generosos..

-Ya, pero ni Herrera ni Sanz son fijos en las quinielas para suceder a Rajoy.

-Yo creo que el presidente estaba dispuesto a aceptar lo que yo hiciera. En las generales ya valoramos la posibilidad de que yo viniera a la lista de Madrid y lo descartamos.

-¿Cierra la puerta a postularse a la sucesión cuando Rajoy lo deje?

-Mi objetivo es seguir de presidente de la comunidad. Lo voy a intentar. Hasta el año 20, esa es mi meta. Y lo que pase a partir del 20 no lo sé.

-Pero en las autonómicas gallegas puede ganar y no gobernar, porque necesita mayoría absoluta. ¿Será el momento de dar el salto a la política nacional?

-Mire, si no gano, esa noche electoral se acaba mi carrera. Si gano y no gobierno, tendré que rendir cuentas y no sé lo que haré. No se lo puedo decir. Desde luego, hoy está más próximo cerrar mi carrera política en Galicia. Es que lo que me pregunta yo ya no lo contemplo. Precisamente con mi decisión he contemplado lo contrario.

-Dice que la política española no es razonable. Por culpa de...

-Los políticos hemos paralizado España. Yo soy uno de ellos y les digo a mis colegas que esto no va de intereses personales.

-¿En quién está pensando?

-Nunca he visto tanta frivolidad en los responsables del PSOE, que ha sido el gran partido de referencia junto al nuestro. No se había vito nunca que un señor que saca el peor resultado de la historia socialista quiera ser presidente a toda cosa. No esperaba yo que la nueva política consistiera en no dejar gobernar al que gana. Todos los presidentes, desde Suárez a González, pasando por Aznar y Zapatero, han estado en situación de no contar con mayoría absoluta y todos han gobernado al liderar al partido más votado.

-Ponga nombre al responsable.

-Pedro Sánchez es el responsable máximo y Albert Rivera, el que le mantiene. Porque no olvidemos que si Rivera le hubiera dicho a Sánchez que estaba dispuesto a hablar con él pero que su obligación era facilitar el Gobierno de España y para eso era necesario una negociación a tres con el PP, que era el más votado, todo esto no hubiera ocurrido. Esto no va de tertulias ni de Twitter ni de querencias. Estoy seguro que Carrillo y Fraga no comenzaron a hablar con una gran afinidad ideológica. Ni Suárez con González. La política a ese nivel no puede ser la de una comunidad de vecinos: me cae mal el del quinto y con el del quinto no hablo.

-¿Está de acuerdo en que Rajoy no se sometiera a la investidura?

-Si vamos a la hemeroteca creo que Rajoy recibió el día 23 de diciembre a Sánchez y aquella reunión no duró apenas unos minutos por una cuestión de cortesía. Y el líder de Ciudadanos tenía que haber dicho que no iba a consentir vetar al partido que había ganado las elecciones, como prometió en campaña. Desde mi punto de vista, Podemos fue la fuerza más honesta: yo no le puedo votar a usted porque mi planteamiento no tiene nada que ver con el centro reformista europeo. Quizá no nos hayamos sabido explicar, pero cuando uno es presidente cuesta mucho frivolizar con determinadas cosas.

-¿A qué se refiere?

-Pues que es poco serio lo de aparecer en las tertulias de forma constante y pensar que el BOE es una página web de mi partido y que el discurso político lo solvento con dos tuits por la mañana y un debate por la noche.

-¿Y ustedes han sabido explicarse?

-Es que el objetivo ha sido que nadie recuerde que un partido ha sacado 123 escaños y el siguiente noventa y que aquella noche lo que esperaban muchos socialistas es que Pedro Sánchez dimitiera. Y que se olvidara también que haber dividido el voto de centro-derecha era el modo más claro para que Podemos gobierne con el PSOE. Después de Reyes el objetivo fue que los ciudadanos olvidaran que el 20-D habían tomado una decisión.

-Si se repitieran las elecciones, ¿Rajoy volvería a ser el candidato del PP?

-Es que no hay ninguna razón que lo inhabilite. Inhabilitar a un señor que ha ganado las elecciones parece de opereta. Y que otro señor con 40 escaños diga que hay que cambiar al líder del más votado, es lamentable. En comparación con Pedro Sánchez, Rubalcaba y Zapatero son unos patriotas. Pensábamos que tras Zapatero, que pactó con los independentista, nada podía ser peor.

-Ahora se enfrenta usted a una misión difícil en Galicia ¿teme que los casos de corrupción sean un lastre?

-Es evidente que el guión tras las elecciones tenía un buen apoyo: que los casos de Valencia saltaran a la luz, que la Púnica ofreciera novedades... Mientras eso pasaba, la que fuera alcaldesa socialista de Jerez entraba en la cárcel, los dos presidentes socialistas de Andalucía volvían a declarar ante el Supremo, nuevos altos cargos eran imputados en Andalucía, Pujol, la antigua Convergéncia... Nosotros sabemos que la corrupción nos ha costado tres millones de votos pero las varas de medir son distintas.

-Si fuera Rita Barberá, ¿se habría ido?

-Mire, mientras se hablaba de ese caso, Sánchez vino a apoyar a su líder aquí, entonces imputado por cuatro delitos. Al lunes siguiente le aperecieron seis imputaciones más. Pero le digo que hay poca gente que crea que Rita ha metido la mano en la caja. Pero si me pregunta que qué haría yo, no tengo respuesta.

-Los vicesecretarios nuevos dicen estar cansados de dar la cara por la corrupción en el partido...

-A mí ni Maroto ni Maillo ni Casado ni Levy me han comentado eso. Es evidente que ser vicesecretario de un partido y formar opinión varias veces al día no es fácil. Pero creo que están haciendo bien su labor, son útiles y aquí no nos pagan por hacer las cosas fáciles, sino por hacer las difíciles.

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