Ana Julia, a un paso de la prisión permanente revisable

Acoge la tesis fiscal de que asesinó a Gabriel con alevosía y rechaza las atenuantes

Ana Julia es condenada a prisión permanente revisable por el asesinato de Gabriel Cruz

Ana Julia Quezada llega a la Audiencia de Almería para escuchar el veredicto EP/ ATLAS

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Ana Julia Quezada ha pasado en veintiséis horas de estar acusada de la muerte del pequeño Gabriel a ser declarada culpable de asesinarlo «de forma súbita y repentina» , lanzándolo contra el suelo o la pared de una habitación en la finca de Rodalquilar para después asfixiarlo con sus propias manos. Ana Julia no ha movido un músculo mientras escuchaba a la portavoz leer uno tras otro los hechos que la dejan a las puertas de la prisión permanente revisable . Veintiséis horas es el tiempo que ha tardado el Jurado (siete mujeres y dos hombres) en alcanzar un veredicto unánime, que acoge al completo el relato de la Fiscalía: asesinato con alevosía más sendos delitos de lesiones psíquicas , cometidos contra los padres del niño: Ángel Cruz y Patricia Ramírez.

El Jurado ha validado la autopsia oficial y el dictamen forense y ha rechazado el informe aportado por la acusación y sus argumentos de que la acusada golpeó al niño con un hacha, le propinó más golpes y lo dejó agonizando entre 45 y 90 mintuos. Consideran, de este modo, que no hubo ensañamiento, un relato que ha mantenido la representación de los padres durante todo el juicio. Sí, estiman en cambio, como pedía la acusación particular, que Ana Julia cometió dos delitos contra la integridad moral al cavar la tumba de Gabriel en la finca de su familia, cortarle la muñeca con un hacha y participar en la búsqueda durante once días generando falsas expectativas, entre otros hechos.

Mientras Ana Julia permanecía impasible, reconcentrada en sus brazos y sus piernas , su defensa, sentada a su lado, recibía un duro varapalo . Todos sus argumentos han sido desestimados por unanimidad o mayoría por el Jurado. La muerte de Gabriel no fue un homicidio ni a ella se le puede aplicar ninguna de las circunstancias atenuantes que habían propuesto.

Medicamentos

«Llevaba medicamentos en su mochila, pero no hay prueba de que los consumiera ni de que tuviera sus capacidades afectadas ni grave ni levemente», declaró la portavoz al leer las conclusiones a las que habían llegado. No colaboró para esclarecer los hechos, a tenor de lo que contaron los guardias civiles, ni fue presa de la ira porque el niño la insultara llamándola «negra, fea, quiero que mi padre esté con mi madre». El Jurado dio por válidas las palabras que calificaron a Gabriel como un crío muy educado. Por tanto, ni confesión ni obcecación.

La magistrada Alejandra Dodero no puso ni un pero al relato que se fue construyendo a medida que se leían los hechos desfavorables para la acusada ni a las justificaciones que se fueron aportando para cimentar dicho relato : testificales concretas, número de identidad de peritos de la Guardia Civil, fotografías o la propia declaración de la acusada. La impresión general es que el Jurado había estado bien aleccionado.

Este relato sobre el asesinato del pequeño Gabriel al que ahora tendrá que dar forma la juez en su sentencia e imponer las penas correspondientes queda como sigue.

Ana Julia entabló una relación sentimental, análoga a la matrimonial con Ángel Cruz en septiembre de 2017. Cuando a Gabriel le tocaba estar con su padre convivía con la acusada. El día 23 de febrero de 2018, los tres fueron a pasar unos días a Las Hortichuelas, a la casa de la madre de Ángel. El 27, el niño a las 15.30 dijo a las dos mujeres que se iba a jugar a casa de unos primos que vivían cerca. Ana Julia, de inmediato, siubió a su coche e interceptó al niño, para que la acompañara a la finca de Rodalquilar a pintar.

«Ante la confianza generada por la acusada, persona íntimamente vinculada a su entorno, accedió». La finca estaba en un lugar apartado, a unos 5 kilómetros de la casa de la abuela. Allí, ella consciente de su superioridad por la diferencia de edad y complexión (Gabriel medía 1.30 y pesaba 24 Kg), de forma intencionada y súbita, lo cogió, lo lanzó contra el suelo o la pared y luego le tapó la boca y la nariz con sus manos con fuerza hasta vencer su resistencia y provocar su fallecimiento.

Tras la muerte del pequeño, Ana Julia cavó de forma intencionada una fosa en la finca de Rodalquilar, y como uno de los brazos no cabía, le propinó varios cortes con un hacha que le causaron (ya muerto) una fractura de cúbito y radio. Luego se sumó a la búsqueda, con una actitud de simulación, fingimiento y farsa pública y notoria y llegó a animar a Patricia y a Ángel diciéndoles que lo iban a encontrar. Para añadir más sufrimiento y distraer la atención en la búsqueda, señala el veredicto, colocó una camiseta de Gabriel sobre unas matas en un paraje apartado. El día 11, se trasladó de nuevo a la finca, desenterró el cuerpo del pequeño, lo envolvió en una toalla y lo introdujo en su maletero. En el trayecto, con «absoluto menosprecio» profirió frases cómo «¿dónde lo puedo llevar, a algún invernadero, ¿no quieren un pez? les voy a dar un pez por mis cojones». El Jurado considera que la acusada odiaba a Patricia y quería humillarla. A las ocho de la tarde de ayer, acabó su trabajo. Y la última oportunidad para Ana Julia.

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