Miquel Iceta, primer secretario del PSC
Miquel Iceta, primer secretario del PSC - EFE

El PSC busca a su Gabilondo para evitar una debacle

Sectores del partido proponen un personaje influyente como cabeza de lista el 27-S

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Corren malos tiempos para los socialistas catalanes. Las encuestas de intención de voto advierten de que, en las elecciones autonómicas del 27 de septiembre, pueden reducir sus 20 escaños parlamentarios a la mitad. Y aunque el PSC confía en recuperar tirón en las municipales, lo cierto es que existe preocupación. «Entre el discurso secesionista de CiU y ERC y el social de Podemos, ¿qué espacio nos queda?», confesaba hace días un miembro de la dirección del PSC.

Por ello, según ha podido saber ABC, hay sectores del partido que apuestan por un golpe de efecto consistente en buscar un candidato a la presidencia de la Generalitat con un perfil similar al de Ángel Gabilondo, que fue ministro de Educación durante el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero y ahora es candidato del PSM a la Comunidad de Madrid.

Es decir, un personaje influyente no necesariamente militante del PSC que ejerza de revulsivo entre el electorado socialista catalán.

Esta propuesta, que secundan algunos miembros de la poderosa federación del Bajo Llobregat -aunque sin que esa idea se haya elevado a sus órganos directivos-, implicaría la permanencia de Miquel Iceta como primer secretario. Un cargo que pocos cuestionan en el partido, a pesar de que en el último sondeo del Centro de Estudios de Opinión de la Generalitat la valoración de Iceta como líder político es inferior a la que obtenía su predecesor, Pere Navarro.

El partido celebrará primarias a finales de julio, coincidiendo con las del PSOE para las generales. «Miquel tiene ganas de presentarse como cabeza de lista. En un momento duro para el partido, es difícil pensar que una persona con el perfil de Gabilondo quiera dar el paso. Ya se verá», explican desde la ejecutiva del PSC. En efecto, buena parte de los intelectuales que apoyaron a Pasqual Maragall han transferido sus apoyos a ERC o CiU, bien por convicción, bien por interés económico.

Malas perspectivas

A la espera de un posible «Gabilondo» catalán, el partido está centrado ahora en las elecciones municipales. Los resultados en Andalucía dan esperanzas a los socialistas catalanes. Con vistas a las locales, el PSC ha comenzado a intensificar sus actos en el territorio donde «hay muy buenos alcaldes y simpatizantes que exhiben orgullo de partido. No estamos muertos», explican desde la sede de la calle Nicaragua.

Barcelona, gobernada ahora por CiU tras dos décadas de hegemonía socialista, es una plaza decisiva, pues Jaume Collboni, candidato socialista a la alcaldía, se enfrenta a una alianza integrada por Ada Colau, la marca catalana de Podemos e ICV-EUiA. Las perspectivas no son halagüeñas. Por contra, el PSC mantendrá su dominio en el área metropolitana, pero sin mayorías absolutas. Ciudadanos lo impedirá, según los sondeos.

Este ciclo electoral y las crisis de liderazgo en el partido han demostrado que la estrategia dual del socialismo catalán, consistente en no tener que elegir entre Cataluña y España -o «entre papá y mamá», como dice Miquel Iceta-, no ha funcionado. Los coqueteos iniciales de Pere Navarro con el «derecho a decidir» no lograron revitalizar el voto ni calmar al sector más soberanista.

«El aparato no permite hacer una apuesta arriesgada, nunca se enfrentará con el PSOE ni con Susana Díaz», explica un miembro de las corrientes díscolas que han ido surgiendo, y que echa en falta un proyecto «que supere un federalismo que no se cree ni el propio PSOE».

La necesidad de una catarsis divide al grupo parlamentario. Hay quien quiere aguantar la travesía del desierto, convencido de que llegarán tiempos mejores, mientras que otros reclaman con urgencia ese aire nuevo.

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