Alberto Fernández, fotografiado esta semana en Barcelona
Alberto Fernández, fotografiado esta semana en Barcelona - inés baucells
entrevista a Alberto Fernández

«En Barcelona, el PP es la única opción ante la estelada de Trias y el radicalismo de Colau»

Alberto Fernández, candidato del PP a la alcaldía, defiende su partido como el único capaz de plantear un «modelo de ciudad nítido alternativo a la izquierda»

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Proclamado candidato del PP a la alcaldía de Barcelona el pasado viernes, Alberto Fernández afronta por cuarta vez una campaña municipal. Ante la perspectiva de un nuevo mandato con amplia fragmentación política en el pleno, Fernández defiende al PP como la «única alternativa frente al independentismo de Xavier Trias y el radicalismo de Ada Colau».

—Candidato por cuarta vez. ¿Con qué expectativas concurre?

—El PP, elección tras elección, ha ido a más. En 2011 pasamos de siete a nueve concejales. Ahora estamos en disposición de disputar la alcaldía.

—Lo que sí es seguro es que vamos a un mandato con más opciones políticas y mayorías cortas.

—Ante esto está claro que Barcelona necesita liderazgos sólidos y conocimiento de la ciudad para afrontar decisiones estratégicas.

De todos modos, la fragmentación puede tener un efecto colateral para el PP: si somos capaces de sumar a los 100.000 ciudadanos que nos votaron en 2011 los desencantados por la desorientación del PSC y la radicalización independentista de CiU, tenemos opciones de disputar la alcaldía.

—La dispersión del voto también puede perjudicar al PPcon la irrupción de Ciudadanos.

—Mi adversario no es Ciudadanos, sino el independentismo de Trias y la extrema izquierda de Colau. El debate va a estar entre estos modelos de ciudad y el nuestro. El resto de candidaturas, siendo respetables, solo son segundas marcas que debilitan a las opciones más nítidas. Los barceloneses, que ya nos reconocen por nuestra defensa del bilingüismo, entienden que hay que apostar por opciones sólidas y fuertes, que estén en verdadera disposición de luchar por la alcaldía.

—¿Se imagina una Barcelona gobernada por Ada Colau?

—Que el tándem Ada Colau-Pablo Iglesias no sea decisivo depende del grado de movilización de los barceloneses, saber si están dispuestos a sumar a un nuevo tripartito el populismo demagógico de Podemos.

—Siempre ha señalado que Trias traicionó la promesa de cambio de 2011 tras tres décadas de ayuntamiento de izquierda.

—Trias prometió el cambio y lo único que ha traído es la estelada y la sumisión a Artur Mas. Estoy convencido de que hay muchos votantes de Trias en 2011 decepcionados con un alcalde que pacta con los violentos de Can Vies, que asume la estelada como la bandera de la ciudad, que renuncia a defender Barcelona ante la Generalitat... Apelo a ellos: el PP devolverá a Barcelona la sensatez y un modelo de ciudad nítido alternativo a la izquierda.

—El debate sobre la gestión del turismo es central.

—Trias ha conseguido algo inaudito, convertir una oportunidad en un problema. Barcelona es una ciudad de servicios, y hay que dar cobertura a los turistas, pero apostando por aquellos visitantes que nos interesan: frente a un turismo low cost, un turismo «high», de alto respeto por la ciudad y con suficiente capacidad económica para respaldar actividades tan fundamentales para Barcelona como el comercio o la restauración.

—En la entrega de los premios Ciutat de Barcelona, los autores de «Ciutat morta» dejaron plantado a al alcalde Trias.

—Fue un espectáculo tan lamentable y previsible como innecesario: un desprecio a la ciudad. Ese documental nunca tendría que haber sido premiado desde el momento en que sus autores reconocen que es un film de parte, subjetivo, que no ha buscado el contraste con otras versiones.

—¿El Ayuntamiento tendría que haber presionado al jurado?

—No, el jurado decide en libertad, pero con la misma libertad el Ayuntamiento, que es quien dota económicamente el premio y el que cede el nombre de la ciudad, tendría que haber tomado la decisión de rechazar la concesión. El respeto a la libertad de expresión al que apelaba el alcalde pretende únicamente silenciar sus complejos ideológicos. Y el mismo Trias que apela a la libertad de expresión es el que vetó por una cuestión política el rodaje de «Isabel» o censuró la foto de un torero galardonada en el WPF.

—Ha alertado contra la construcción de una gran mezquita en Barcelona, pero el Ayuntamiento lo niega.

Desde 1992 está sobre la mesa esta posibilidad, y el informe que encarga Trias lo confirma. Nadie encarga un informe de estas características si este tema no se hubiese planteado.

—¿Por qué rechaza el proyecto?

—La libertad religiosa, el derecho a poder rezar... eso es innegociable. Pero todos sabemos que toda gran mezquita requiere una inversión tan enorme que esta solo puede llegar de países que se han caracterizado por apoyar directa o indirectamente el yihadismo. Defensores de un islam no solo ya el más rigorista o excluyente, sino de un modelo totalmente beligerante contra nuestros valores de convivencia. Lo que se decía un bulo no es tal.

—¿Le sorprende la beligerante reacción de ciertos partidos en contra del proyecto de nuevo Museo Militar?

—De entrada, todas las grandes ciudades tienen un museo así, y Barcelona no debe ser la excepción. Nos merecemos un museo de historia, en valores, que recuerde la vinculación de la ciudad con las FFAA, con sus luces y sus sombras. Por otra parte, ciertas reacciones son hasta previsibles. Son las de los mismos que ven el bilingüismo o la Casa Real como anomalías a corregir. Algunos de los que critican el museo, en caso de independencia estarían muy cerca de implantar el paso de la oca en sus desfiles militares.

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