Elecciones andaluzas 2018

¿Por qué el PSOE gana (casi) siempre las elecciones en Andalucía?

Los socialistas se han impuesto en nueve de las diez convocatorias de las elecciones andaluzas

Susana Díaz es aclamada por miembros de su partido tras su triunfo en las elecciones de 2015 ABC

Alfonso Peláez

El PSOE ha ganado en nueve de las diez convocatorias de elecciones autonómicas en Andalucía , lo que ha permitido más de tres décadas de gobierno socialista, ya que la única vez que no se impuso, en 2012, logró acceder al palacio de San Telmo gracias al apoyo de IU. ¿Cuáles son las claves de esta sucesión de triunfos y la consolidación de un poder hegemónico sin precedentes en España?

1. Amortización del ideal andaluz

Pese a no ser un partido nacionalista, el socialismo andaluz ha amortizado mejor que sus oponentes el concepto autonomista y la defensa de Andalucía . Uno de los grandes activos es la identificación de la Junta de Andalucía con el propio partido, de forma que para gran parte del ideario sociopolítico andaluz la autonomía es el PSOE. Los socialistas lanzan reiteradamente el mensaje de que la actual derecha es heredera de la UCD que no apoyó el estatuto de autonomía en los albores de la democracia, y en determinados estratos sociales esta idea está consolidada.

2. La Junta, la mayor empresa de Andalucía

La administración autonómica es un mastodonte en el que trabajan más de 300.000 andaluces , según las estimaciones más fiables, aunque ni el propio Gobierno andaluz sabe cuántos empleados tiene. Los funcionarios tienen una seguridad laboral que avala su independencia política -de hecho se han movilizado contra el PSOE en determinadas ocasiones-, pero en el conglomerado de empresas públicas trabajan miles de personas que ven su puesto de trabajo amenazado con un cambio de régimen, como se encarga de resaltar el PSOE en todas las terminales administrativas de la Junta. Una bolsa de votos nada desdeñable.

3. Subvenciones

3. Subvenciones. El poder que supone gobernar no se limita sólo a la política de personal. Desde el Gobierno andaluz se reparten muchos millones de euros en ayudas con un claro trasfondo clientelar. No conviene olvidar que el caso ERE tiene su origen en la necesidad de disponer con rapidez de fondos para solventar problemas laborales de diversas empresas en vísperas electorales.

4. La nuestras

En círculos políticos se suele bromear con la leyenda de que el lema de «La nuestra», elegido por la Junta para autodefinir la televisión pública andaluza, quiere decir en realidad «la del PSOE». La parcialidad de los informativos ha sido reiteradamente denunciada por los partidos de la oposición, que ven en la fuerte penetración de Canal Sur en áreas rurales y localidades medianas una de las claves de la hegemonía socialista en Andalucía.

5. Implantación territorial

El PSOE es con diferencia el partido mejor implantado en la comunidad autónoma. No solo por el número de sedes y casas del pueblo, presentes hasta en las más remotas localidades, sino por su penetración en todo tipo de entidades ciudadanas. De asociaciones de vecinos hasta clubes deportivos; de entidades educativas a movfimientos culturales, nada escapa al escrutinio político. Aunque la capacidad de control socialista ha ido decreciendo de forma pareja a su descenso en las urnas, lo cierto es que su amplia implantación social supone un importante aval electoral.

6. El abrazo del oso

Menos con el PP y Podemos, el PSOE ha pactado con todos los partidos políticos para acceder a la Junta de Andalucía tras las elecciones autonómicas. Los dos partidos que entraron en el Gobierno, PA e IU, pagaron caro el denominado «abrazo del oso» : los andalucistas desaparecieron e IU ha terminado protagonizando una «fusión por absorción» con Podemos. Siempre que ha necesitado apoyo externo, el PSOE ha sabido sacar provecho de la situación. Queda por ver el efecto con Ciudadanos, con el que alcanzó un acuerdo parlamentario pero no de gobierno en la anterior legislatura.

7. Oposición débil

No todo es mérito del PSOE. La oposición en la Cámara pocas veces ha puesto contra las cuerdas al PSOE en las urnas. Sólo en dos ocasiones, en 1994 y en 2012, hubo una coyuntura con opciones reales de relevo, ambas con Javier Arenas al frente del PP. En 1994 los populares se quedaron a cuatro escaños del PSOE, que gobernó en minoría ante la «pinza» del PP y e IU, entonces un poderoso grupo de veinte diputados con Luis Carlos Rejón al frente. El PSOE explotó el discurso victimista y amplió su ventaja tras el adelanto electoral de 1996. En 2012 el PP llegó a ganar las elecciones, pero se quedó lejos de la mayoría absoluta que auguraban las encuestas. Escaso bagaje para tres décadas y media de poder socialista en los que ni el PP ni las fuerzas a la izquierda del PSOE han encontrado la fórmula para asaltar la hegemonía política andaluza.

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