Manuel Azuaga, presidente de Unicaja
Manuel Azuaga, presidente de Unicaja - ABC
ANÁLISIS

La Unicaja de Manuel Azuaga

El presidente del banco malagueño ha impuesto su criterio al de Braulio Medel, el alma mater de la entidad

SEVILLA Actualizado: Guardar
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Por primera vez desde hace más de 25 años, Unicaja elige andar un camino que no coincide milimétricamente con el rumbo que le hubiera gustado marcar a Braulio Medel, indiscutible alma mater de la entidad malagueña. Con la decisión inalterable de salir a bolsa con una ampliación de capital superior a los 600 millones de euros se ha impuesto el criterio de Manuel Azuaga, presidente del banco malagueño, que estima que si en el futuro Unicaja participa en cualquier operación de fusión, lo hará con mayor solidez y garantías si logra previamente reforzar su músculo con la captación de nuevos fondos en el parqué.

La determinación con la que Azuaga ha optado por esa vía ha abierto una brecha con su mentor, que vive como un pez fuera de la pecera en esa incómoda posición decorativa que supone ser presidente de la Fundación Unicaja (en teoría, representa al máximo accionista de la entidad, aunque en la práctica las decisiones reales sobre el futuro del banco estén fuera de su perímetro de actuación).

Y es que Medel no ha dejado de utilizar su influencia y sus contactos para tratar de imponer un Plan B, que consistiría en negociar en paralelo la integración de Unicaja en una entidad financiera mayor (como Banco Santander) que garantizase una valoración de Unicaja sensiblemente mayor a la de su próxima capitalización bursátil. Con lo cual, Unicaja ha diseñado su futuro en dos escenarios paralelos que han generado cierta tensión entre el consejo y la fundación, aunque este choque ha quedado finalmente soslayado con el voto unánime para la salida a Bolsa.

En este enfrentamiento soterrado el relato de Azuaga ha triunfado porque vende un futuro más halagüeño para una región que no se puede permitir el lujo de perder masa crítica económica. En Málaga se ha mantenido una de las pocas cajas de ahorro que han sobrevivido al naufragio del sector y se percibe como un fracaso negociar su venta a tan pocos metros de la orilla. En la situación que atraviesa el negocio financiero, la opción diseñada por Medel es menos heroica pero tampoco es una idea descabellada, ya que su aspiración es conservar el patrimonio generado por Unicaja y anclarlo a una entidad con visos de crecer en un mundo tan complejo como el actual. Como ocurre en tantas ocasiones, el tiempo dictaminará con precisión quién tiene razón. Pero si la salida a Bolsa es un éxito habrá que atribuírselo sin ninguna duda a la tenacidad de Manuel Azuaga, pues ha sido él quien ha ganado esta sorda batalla para imponer su criterio frente al de quien hace no mucho era su venerado jefe.

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