Teleférico

El teleférico de Granada a Sierra Nevada: un siglo de sueños en el aire

La Junta de Andalucía despierta el interés por el proyecto que conectaría la capital con la estación de esquí: una idea que se remonta cien años atrás y nunca ha logrado materializarse

Un teleférico entre cumbres nevadas ABC

Leo Rama

De una mente onírica y vanguardista como la del ingeniero cántabro Leonardo Torres Quevedo brotó a finales del siglo XIX la extravagante idea de desplazarse en un artefacto llamado teleférico. Este invento español fue despreciado durante décadas y no fue hasta 1914 cuando se convirtió por primera vez en una realidad, pero no todavía en España. Las ferias de muestras recogían toda clase de inventos y el vaivén de noticias en los cafés moldeaban los sueños como el que un día, poco después, tuvo para Granada e l duque de San Pedro de Galatino : la construcción de un teleférico que aún hoy sigue en el aire.

Corría el año 1919 y la burguesía granadina, afanada en no perder el tren industrial, actuaba con maneras de una provincia otrora reino, de las más pujantes del país. El adelantado, visionario del turismo y preclaro Julio Quesada-Cañaveral y Piédrola, duque de San Pedro de Galatino, quizás uno de los dinamizadores de mayor trascendencia en la historia de la provincia, constituía junto a un puñado de empresarios la Sociedad Anónima del Tranvía-Ferrocarril de Granada a Sierra Nevada para unas obras que se iniciaron apenas un año más tarde.

Ideado en tres fases, aquel proyecto contemplaba un último tramo en telecabina que no pudo llegar a ser construido porque el mítico tren, tras varios años de actividad, no resultaba rentable. La compañía quebró, pasó ser de titularidad pública en 1931 y como tal permaneció en funcionamiento hasta 1974, pero sin teleférico. A mediados de la década de los 40 , el Consejo de Ministros presupuestó la obra, que sin embargo fue sorpresivamente desechado por un alto cargo del Gobierno, que tildó de loco un proyecto para el que la propia administración franquista había enviado a sus técnicos al extranjero.

Instánánea del anitguo tranvía-ferrocarril de Granada a Sierra Nevada ABC

Una ilusión olímpica

El concepto cayó en desgracia desde entonces, siguió pululando sin éxito y no fue recuperado hasta el año 2000 , recogido en el dossier de la candidatura de Granada para albergar en 2010 unas olimpiadas de invierno que nunca llegaron a celebrarse. Bajo el título «una ilusión blanca y verde» , la candidatura granadina proponía la construcción de un teleférico. Un grupo de empresarios hicieron suya la idea y dieron forma al proyecto, que fue presentado en 2006 por la Sociedad Teleférico de Sierra Nevada SA.

Contaban con la financiación necesaria para hacerse con la concesión: unos 200 millones de euros. El proyecto planteaba la edificación de dos estaciones —una en cada extremo— y cuatro paradas intermedias: Huétor Vega, Monachil, El Purche y Tajo del Zorro. La base del teleférico en la capital se ubicó junto al Estadio Nuevo Los Cármenes, en una parcela municipal aledaña, sobre un aparcamiento subterráneo contiguo. Desde este punto, cabinas de última tecnología —con una capacidad para unas 30 personas con sus respectivos equipajes— discurrirían hasta Pradollano a lo largo de casi 20 kilómetros en apenas 40 minutos.

Entre todos los que se propusieron, ese fue el recorrido elegido. «Respetaba toda la extensión del Parque Nacional de Sierra Nevada», apunta uno de los implicados en ese otro sueño de construir en Granada uno de los mayores teleféricos del mundo , e insiste en la viabilidad del proyecto «desde el punto de vista ecológico y medioambiental». «Sin eso no se podría concebir la concesión», asevera, pues se pensó «sin desarrollos urbanísticos para que no hubiera problemas». Pero los hubo cuando la Junta de Andalucía tumbó el proyecto con una declaración de impacto ambiental.

Otra oportunidad

El informe de Medio Ambiente fue objeto de un litigio que el Tribunal Supremo resolvió finalmente en 2016, una década después de presentarse en sociedad, a favor de los promotores. Tienen derecho a que la Junta de Andalucía revise el proyecto. Ellos aseguran que no van a hacer «nada». Los hay que están «dispuestos» y esperan que sea la administración la que dé el primer paso para la concesión, aunque temen que el asunto «vuelva a politizarse» ahora que el Gobierno andaluz ha pasado a manos del PP, que siempre ha defendido este proyecto.

Foto publicada por ABC del tranvía atravesando la montaña ABC

Los promotores destacan que se trata de una infraestructura mecánica, alternativa al vehículo privado, que es el medio de transporte más habitual y casi el único para llegar hasta la estación de esquí; tan habitual como la «saturación» de coches de Sierra Nevada. El Ayuntamiento de Granada está dispuesto a estudiarlo . Y la Diputación. Ciudadanos tampoco lo descarta. Pese a todo, hay debate social. El movimiento ecologista se pronunció en contra de este proyecto hace años y el interés que ha despertado la Junta ha vuelto a motivar sus críticas.

La ONG Ecologistas en Acción se ha limitado a emitir un comunicado en el que únicamente cuestiona la viabilidad económica del proyecto. «Los ecologistas, sin tan siquiera mirar los estudios de viabilidad, siempre ponen un «no» por sistema», critica uno de los empresarios: «Todas las estaciones de esquí tienen una infraestructura parecida y un empresario no se mete en un proyecto para perder dinero». «Podría ser viable», insiste. Ahora, un siglo después de la primera, habrá otra oportunidad para comprobarlo: ¿es un sueño o es real?

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