Cinco claves para escoger el piso compartido perfecto

Encontrar un piso en el que sentirse a gusto en compañía de personas con las que se convive por primera vez no resulta una tarea sencilla

Pisos.com

Tras el descanso estival, llega el momento de centrarse y comenzar la búsqueda de una habitación en alquiler. Según el último informe de pisos.com sobre pisos compartidos, la renta media nacional ha caído con respecto al pasado año un -1,62%, pasando de los 292,18 euros mensuales en 2018 a los 287,45 en 2019. Por otro lado, el inquilino medio es mujer (55,37%) y tiene entre 18 y 25 años (51,31%). Encontrar un piso en el que sentirse a gusto en compañía de personas con las que se convive por primera vez no resulta sencillo. Estos consejos de pisos.com te ayudarán a dar en la diana:

1 Con los mismos intereses – Aunque los pisos compartidos intergeneracionales suponen una gran experiencia, lo cierto es que los inmuebles arrendados a varios inquilinos suelen estar habitados por personas situadas dentro de un rango de edad estrecho, prácticamente de apenas uno o dos años de diferencia. De este modo se evitan problemas derivados de la convivencia relacionados, sobre todo, con el ruido o las relaciones sociales.

2 Orden en el caos – Siempre que se habla de pisos compartidos se piensa en casas mal mantenidas, en las que la limpieza del baño brilla por su ausencia y nadie se preocupa por la pila de platos sin fregar. Nada más lejos de la realidad. Generalmente, existen una serie de acuerdos pactados sobre a quién le toca hacer qué cada semana. Es importante que preguntemos acerca del reparto de tareas y desconfiemos si no hay unas normas claras al respecto.

3 El okupa accidental – No son pocos los casos en los que el amigo de uno de los inquilinos anda por la casa como uno más… Pero sin pagar. O el novio o novia de uno de los habitantes de la casa que duerme en ella cada noche. Es importante que averigües si a tus próximos compañeros de piso les parece bien que la casa se convierta cada fin de semana en una especie de albergue. Los gastos en suministros como agua y electricidad podrían dispararse.

4 Una renta proporcional – Cuando se llega el último a un piso compartido, lo habitual es que las mejores habitaciones estén ocupadas por los inquilinos anteriores. El dormitorio más pequeño, interior y en el que se oyen los ruidos de las tuberías marca la diferencia frente al resto de estancias privadas, por eso es perfectamente normal plantear a los otros habitantes de la casa un reparto más proporcional de la renta, dado que lo que te ofrecen dista mucho de ser lo mismo que lo que tienen ellos.

5 La primera impresión – Imagina que has encontrado un piso cerca de la universidad o de tu lugar de trabajo. Además, tiene todas las dotaciones necesarias cerca y que tiene un precio adecuado. Sin embargo, al llegar a la visita algo te rechina. Quizá la actitud de los inquilinos durante la entrevista te haga sospechar que te esconden algo porque responden con evasivas. Fíate de tu intuición y busca otra cosa, sobre todo, si ves que pasa el tiempo y la habitación sigue anunciada en Internet buscando quien la alquile.

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