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Reunión de Vueling con la ministra de Fomento, Ana Pastor, ayer - EFE

Vueling se enfrenta a multas por parte de Fomento de hasta 4,5 millones

La compañía aérea deberá presentar hoy un plan de contigencia al Gobierno

MADRID / BARCELONA Actualizado: Guardar
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El Ministerio de Fomento, la Dirección General de Aviación Civil y el presidente de Vueling, Javier Sánchez-Prieto, mantuvieron ayer por la tarde una reunión para conocer los motivos que han llevado a la oleada de cancelaciones y retrasos de los últimos días. Sobre la mesa, la apertura de un expediente informativo para evaluar los daños infligidos a los derechos de los pasajeros. La titular de la cartera ministerial en funciones, Ana Pastor, recalcó, horas antes, en declaraciones a RNE, que «sucesos» como los registrados este fin de semana «no pueden salir gratis a nadie».

Esta investigación, que lleva a cabo la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA), dependiente de Fomento, prevé sanciones económicas en caso de que se detecten irregularidades.

En concreto, tal y como recoge la ley de seguridad aérea, pueden alcanzar un máximo de 4,5 millones de euros en función de la gravedad de las infracciones, detallan fuentes del organismo regulador.

Estas multas, en todo caso, no serían las únicas a las que se tendría que enfrentar la aerolínea del grupo IAG con base en El Prat, ya que a ellas se sumarían las indemnizaciones que deberá abonar a los clientes afectados por las demoras superiores a tres horas y las suspensiones (de hasta 600 euros por viajero) y el coste de los reembolsos de los billetes o el traslado en otros medios de transporte. Asimismo, la Generalitat, que convocará semanalmente a Vueling a una comisión de seguimiento, no descarta imponer sus propias multas, tal y como trasladó a los directivos el consejero de Empresa y Competitividad, Jordi Baiget, y su homólogo de Territorio y Sostenibilidad, Josep Rull.

Exceso de ambición

A falta de que la AESA detalle qué ha sucedido, tanto desde el Ejecutivo como desde los sindicatos vinculados a la compañía se considera que la raíz de los incidentes se encuentra en el «exceso de ambición» de la anterior dirección de la compañía al programar la operativa desde el aeropuerto barcelonés. El propio director comercial de la aerolínea, David García Blancas, lo reconoció al ser entrevistado en TV3, tras explicar que debido a los errores en la planificación se generó una «bola de nieve» agravada por la huelga de controladores aéreos franceses.

El secretario de Estado de Infraestructuras, Transporte y Vivienda, Julio Gómez-Pomar, quien estuvo presente en el encuentro que se celebró en Madrid, explicó al término de la reunión que Vueling deberá presentar hoy a Aviación Civil «un plan de contingencia que le permita hacer frente a la demanda de vuelos» durante la campaña estival, que comprende los meses de julio, agosto y septiembre. Como paso previo, la empresa ha alquilado seis aviones y ha contratado 32 pilotos. Al mismo tiempo, ha reforzado sus servicios de atención al cliente.

De cualquier modo, insisten desde Fomento, este programa no excluirá a la compañía de las obligaciones que se deriven del expediente de AESA si, finalmente, se observan infracciones.

Tras la mejora de las demoras y cancelaciones —únicamente tres— durante la última jornada, la aerolínea tiene previsto cancelar hoy martes un total de 40 vuelos, de los que 18 tenían origen o destino Barcelona y 22 en otros aeropuertos españoles. De nuevo, con los paros de los controladores franceses como telón de fondo.

De todos modos, el argumento de las huelgas en el espacio aéreo galo no convence ni al Ejecutivo ni a los sindicatos. Fuentes de la sección aérea de CC.OO. —que recientemente alcanzó un acuerdo con la compañía para renovar el convenio colectivo— subrayan que no se trata tanto de un problema de falta de personal como de deficiencias organizativas por la ausencia de puestos directivos para ordenar de manera eficiente los turnos de la plantilla y utilizar la capacidad disponible de todos los aviones, algo que resulta especialmente destructivo cuando se produce la mínima demora. Otros sindicatos como Sepla o Stavla recalcan que las tripulaciones vuelan «al límite».

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