El turismo rural enfila el sendero de la reinvención

La profesionalización, ofertas más completas y el salto digital son las tareas pendientes de un sector cercado por la desaceleración

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El turismo rural ha entrado en una pista de frenado. La desaceleración económica no invita a gastar en ocio con alegría, con lo cual se trata de uno de los primeros sectores que se ha resentido. Sólo hay que echar un vistazo a las cifras del Instituto Nacional de Estadística (INE) para percatarse de que esta actividad está perdiendo fuelle: las pernoctaciones en estos alojamientos crecieron mucho menos el año pasado de lo que es habitual. Solo aumentaron un 3,9% en 2018, frente al 11,2% de 2017 y el 13,9% de 2015.

Pero de estos datos no solo es responsable una economía que, en general, crece menos. El turismo rural, un motor esencial en la lucha contra la despoblación de la España vaciada, viene lastrando sus propios problemas desde hace años: nunca terminó de despegar con la fuerza suficiente, sufre un gran intrusismo y no está profesionalizado como muchos creen necesario. Con esas barreras ahora encara su futuro dañado por nuevas formas de viajar y de disfrutar en los destinos que han irrumpido con tremendo éxito en el mercado.

«El turismo rural sigue aumentando el número de plazas. A la vez que han aparecido nuevas figuras como las viviendas de uso turístico en el medio urbano, favorecidas por una normativa más laxa de las comunidades autónomas que va en detrimento de la oferta turística en el medio rural. Esos viajeros quieren más servicios con menos gasto. Por eso, estamos viendo cómo las cabeceras de comarca y capitales de provincia (con más tiendas, restaurantes, bares...) consiguen atraer más que los pueblos de 30 habitantes donde no existen esos servicios», explica Francisco Parra, presidente de la Asociación de Profesionales del Turismo Rural (Autural).

Solo el 5,3% de los turistas rurales son extranjeros, por tanto es un segmento donde crecer

Eso explicaría por qué destinos como Castilla y León, la comunidad con más alojamientos rurales, no es precisamente la que más visitantes de este tipo recibe. Por el contrario, es Cataluña, que tiene muchas menos plazas. «El viajero está evolucionando deprisa —cuenta Parra—. El turismo rural viene bien al turista familiar que quiere descansar y busca la tranquilidad de los pueblos. Sin embargo, hay un viajero que quiere tener todo a mano: hacer compras, comer en restaurantes... Y no le importa tanto las tradiciones o la rehabilitación de edificios antiguos».

En este escenario, existen además prácticas muy perjudiciales, como apunta Cecilia Frutos, responsable de Comunicación de Clubrural, un portal de alojamientos y ofertas rurales: «Últimamente —afirma— nos hemos encontrado con alojamientos no oficiales. Son portales que anuncian alojamientos que no cumplen con la normativa que se exige a las casas rurales con el fin de alcanzar unos mínimos de calidad de los viajeros».

Ante esta situación, no es de extrañar que el turismo rural tenga grandes retos por delante, sobre todo considerando que es un motor más que necesario para miles de pueblos. «Hasta ahora se ha visto como una oportunidad para el medio rural. Ha servido para que muchas familias encuentren una manera de mantenerse en el medio rural y completar su economía agrícola y ganadera. También ha logrado atraer a gente nueva y emprendedora», indica Parra. Todos reconocen su papel en la España vaciada. Resulta más que imprescindible. «Gracias al turismo rural se reactiva la economía de los pueblos. Los viajeros no se limitan a pernoctar en el alojamiento rural sino que se interesan en conocer la zona a través de sus costumbres, productos y negocios locales», dice Cecilia Frutos.

Y a eso se le puede seguir sacando mucho provecho. «Hay que volver a reinventarse e innovar, buscar nuevas salidas», sugiere José Manuel Delgado, consultor de turismo rural y profesor de la Universidad Antonio de Nebrija. Para ello es necesario mejorar la oferta y lograr la excelencia en los alojamientos. «Apostar por adaptar las casas de forma que resulten accesibles para todos los usuarios, trabajar en la oferta de actividades en la zona del alojamiento tanto para adultos como para niños con el fin de que la experiencia del viajero sea completa, ofrecer servicios que nos diferencien enfocados al ocio y el descanso de los visitantes y trabajar en la aceptación de mascotas», detalla Cecilia Frutos. Eso también significa profesionalizar el sector. Desde lo más sencillo como actualizar tarifas y las reservas en los calendarios a entrar en la era digital, por ejemplo, implantando la reserva online, señala Frutos.

«Ha servido para que muchas familias tengan una manera de mantenerse en el medio rural»

El turismo rural se nutre sobre todo de viajeros nacionales (94,7%) que aprovechan puentes, la Semana Santa y el verano para sus escapadas. Según datos del portal EscapadaRural.com solo el 5,3% de los clientes de los alojamientos rurales son extranjeros, por tanto es un segmento donde se puede crecer como recomienda Delgado. «El turista internacional —dice— viene durante todo el año y busca no solo un alojamiento sino vivir una experiencia única, que todavía no ofrecemos. Valoran la autenticidad, quieren un entorno sin masificar y natural. Por eso hay que diversificar la oferta y superar la estacionalidad. Por ejemplo, los alemanes aprecian mucho el ecoturismo». Es necesario dar una oferta completa: desde un spa a rutas por bodegas, visita castillos, paseos por reservas naturales, rutas de cicloturismo, ornitología... Propuestas relacionadas con la historia, las tradiciones, la naturaleza, la cultura... «O vamos hacia eso, o mientras todo evoluciona, nosotros nos quedamos atrás», advierte Parra.

Todo puede ayudar a revitalizar el sector. Desde unificar a nivel nacional la categorías de los alojamientos rurales a abrirse a las grandes agencias y portales extranjeros y promocionar el turismo rural desde las instituciones públicas. «Pero sin perder la identidad del medio rural —como aconseja Parra—. No tenemos todos los servicios pero tenemos nuestros valores».

Conexión a internet

Hoy día la despoblación amenaza a cerca de 5.000 municipios españoles. En concreto, según un estudio de FEMP (Federación Española de Municipios y Provincias), existen más de 4.000 municipios españoles que subsisten con menos de 1.000 habitantes y que se encuentran en riesgo de extinción a medio y largo plazo. El turismo rural supone para estos municipios u otros muchos un dinamizador de su economía especialmente en temporadas altas como la Semana Santa. Según datos del portal EscapadaRural.com, estos días se prevé que se ocupen el 71% de los alojamientos rurales del país, alcanzando niveles del 89% en Navarra, del 79% del País Vasco o el 78% en Extremadura. Se ha calculado que este viajero gastará 75 euros diarios de media incluyendo alojamiento, comida y actividades culturales.

En ese entorno uno de los grandes retos es la conexión a internet. Hay cerca de diez millones de personas que todavía no tienen acceso a la Red. La desconexión comienza a representar una traba no solo para ese colectivo sino también para el desarrollo deel turismo local, que ya no entiende la experiencia de viaje sin estar conectado.

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