Tiempo de retos, tiempo de oportunidades

Iniciábamos el curso académico con la expectativa de que el Anteproyecto de Ley de Cambio Climático se tramitara rápidamente y comenzara a conformar el marco sobre el que asentar la política energética española para los próximos años. Aunque los últimos acontecimientos auguran una demora en su tramitación parlamentaria, preferimos ver este retraso como una oportunidad para que consumidores, gobierno y empresas sigamos contribuyendo con propuestas que hagan de esta futura Ley un camino firme e irreversible hacia una economía con emisiones netas cero. 

Desde que se presentó el primer borrador, el Anteproyecto ha sufrido cambios, consecuencia de las aportaciones que los distintos agentes han planteado. Así se retiró la prohibición para la venta de vehículos con una determinada tecnología en línea con las declaraciones de la Comisaria europea de Mercado Interior. La versión actual también recoge dos principios fundamentales para el avance continuado hacia una transición energética: el principio de neutralidad tecnológica y el de coste eficiencia. 

En un entorno tan condicionado por la evolución de la tecnología, además de un marco regulatorio claro y consensuado que defina el trayecto y las metas a largo plazo, es importante que los consumidores puedan tomar sus decisiones en un escenario con la menor incertidumbre posible. Por ello se deben incentivar todas aquellas decisiones que, sin perder de vista el objetivo final, generen una inmediata y eficiente reducción de las emisiones. En esta línea, apostamos firmemente por la implementación de medidas que aceleren la renovación del parque automovilístico. España cuenta en estos momentos con uno de los parques más antiguos de los países más desarrollados de la UE, con una media de 12.8 años (12.4 en 2018). Una medida que puede y debe realizarse en el plazo más corto posible. Pocas actuaciones son más eficientes que la sustitución de viejos vehículos altamente contaminantes por nuevos, al tiempo que permitimos que tecnologías aún poco asequibles, siguan alcanzando un nivel de madurez que permita que los consumidores puedan acceder a ellas sin un sobrecoste. 

En un contexto más global, las emisiones de CO2 han seguido creciendo en el mundo estos dos últimos años y las previsiones son que, para los próximos 30 años, se va a seguir produciendo un considerable aumento de la demanda de energía, principalmente en los países menos desarrollados. Por ello, además de las políticas que a nivel nacional se puedan poner en marcha, desde BP hemos defendido la creación de un precio sobre el CO2 que grave a aquellas tecnologías que más contaminan y que incentive las inversiones en energías más limpias.

Llevamos 110 años suministrando energía al mundo y queremos seguir haciéndolo durante muchos más años. No hemos dejado de innovar, no hemos dejado de transformarnos y estamos en estos momentos }como lo está todo el sector–, en un proceso de cambio. Operando y desarrollando energías renovables como la eólica y la solar y los biocombustibles avanzados, y estamos dando pasos para impulsar el vehículo eléctrico desarrollando instalaciones de carga ultrarrápida. 

La transición energética no debe ser solo una carrera hacia las renovables, sino una carrera para reducir las emisiones de carbono, y en esa carrera todas las fuentes de energía deben contribuir.

En resumen, muchísimos retos, pero también muchas oportunidades.