Tasas a la soja estadounidense, un arma de doble filo para Pekín

Con un valor de casi 10.000 millones de euros, esta planta es la mayor exportación agrícola de EE.UU. a China, que la usa para producir pienso para su ganado y encarecería la carne si escaseara

Operarios mientras transportan bolsas de habas de soja en China EFE
Pablo M. Díez

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Además de los aranceles de hasta el 25% que China planea imponer a coches, aviones con un peso máximo de 45 toneladas, la ternera y el whisky, la soja tiene una importancia especial porque es su mayor importación agrícola de Estados Unidos. Con un valor anual de 12.000 millones de dólares (9.750 millones de euros), el gigante asiático importa 33 millones de toneladas de soja estadounidense , un tercio de todo lo que consume. Solo la soja ya representa una quinta parte de la cuantía total a la que ascenderán los aranceles chinos: 50.000 millones de dólares (40.000 millones de euros).

Pero dichas tasas pueden volverse en contra de China, que es el primer consumidor del mundo de soja, porque necesita sus brotes para producir pienso con el que alimentar a su ganado, también el mayor del planeta. Una escasez de soja en China, que absorbe el 60% de la cosecha global de esta planta leguminosa, afectaría a la industria ganadera y haría subir los precios de la carne, ya que el país no tendría suficiente con sus otros principales proveedores: Brasil (50 millones de toneladas) y Argentina (7 millones). Además de estos tres suministradores, China produce 14 millones de toneladas de soja para consumo humano e importa otros 17 millones de países de un puñado de países, según cifras recogidas por la agencia Reuters.

Apuntando directamente a línea de flotación de Trump, que hizo campaña denunciando la competencia desleal de China, Pekín ha dirigido sus primeros aranceles sobre el campo estadounidense, donde el presidente cosechó buena parte de sus votos. En total, sus exportaciones agrícolas a China rozan los 20.000 millones de dólares (16.000 millones de euros). Junto a la soja, Pekín ya ha gravado las importaciones estadounidenses de cerdo, que ascienden a 1.100 millones de dólares (900 millones de euros).

Por su parte, los aviones de Boeing se quedan fuera de estas medidas, pero la Prensa oficial ya ha advertido de que Pekín podría endurecer sus aranceles y se teme que afecten a sectores tecnológicos como el de los microchips. De ser así, una de las mayores perjudicadas sería la firma estadounidense Qualcomm, que suministra sus chips a todas las marcas mundiales que ensamblan sus móviles en la “fábrica global”.

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