Tarjetas «black», preferentes y la salida a Bolsa: nueve años de historia judicial de Bankia

La entidad ha tenido que hacer frente desde 2011 a mútiples casos en los tribunales

La historia de Bankia ha estado ligada a los tribunales prácticamente desde su creación. La salida a Bolsa , las preferentes y las tarjetas «black» son las tres aristas del periplo judicial de la entidad financiera, controlada en un 61,8% por el Estado a través del FROB.

En 2010 se alumbró el Banco Financiero y de Ahorros (BFA) y al calor de este nació Bankia unos meses después, en febrero de 2011. La firma la formaron siete cajas de ahorros: Caja Madrid, Bancaja, Caja Canarias, Caja Ávila, Caixa Laietana, Caja Segovia y Caja Rioja . Y pronto empezaron los problemas.

Las preferentes

La crisis financiera de 2008 no se entiende sin el caso de las preferentes. Participaciones de la entidad -sin voz ni voto- que se vendieron a todo tipo de inversores minoristas en las sucursales, ante los problemas de liquidez de las cajas de ahorros, entre ellas las que luego dieron lugar a Bankia .

Se tratan de un producto complejo que se comercializó como si fuera de renta fija, con una rentabilidad elevada, pero que realmente eran a perpetuidad. Los ahorros de toda una vida «bloqueados» en esa inversión cuya rentabilidad estaba vinculada a los beneficios.

Miles de los inversores reclamaron. Pero la Audiencia Nacional concluyó hace un par de años que no hubo delito en dicha comercialización. Aun así, Bankia ya ha devuelto 2.800 millones por productos híbridos (preferentes y subordinados). De ellos, 1.700 millones se lograron por la vía judicial y 1.100 millones más a través del proceso de arbitraje que abrió el banco. Asimismo, la entidad tiene contabilizado un riesgo máximo de 1.500 millones por futuras demandas relativas a preferentes y deuda subordinada.

Salida a Bolsa

Un toque de campana que todavía sigue repicando. Suena incluso en la cárcel de Soto del Real, donde cumple condena Rodrigo Rato por las tarjetas «black». El caso Bankia llega a su fin en primera instancia con la absolución de los 34 acusados ; el gran procedimiento de la crisis financiera. Ni estafa a los inversores ni falsedad contable, como sostenía la Fiscalía.

Todo empezó en julio de 2011. Rato, entonces presidente de la entidad, sacudía la campana en la Bolsa. El banco salía al parqué para cumplir los requisitos de capital. Marzo de 2012: Bankia presenta sus cuentas del año anterior con un beneficio de 309 millones. Dos meses después, ya sin el ex director gerente del FMI al frente, Bankia reformula sus cuentas y saca a la luz 2.979 millones en pérdidas. El rescate está servido; cayeron más de 22.000 millones públicos –24.000 millones tras integrar BMN–. Entonces, se inició el calvario judicial. Ocho años entre instrucción, juicio y elaboración de la sentencia. 31 personas físicas acusadas y otras tres jurídicas (BFA, Bankia y Deloitte) han pasado por el banquillo de la Audiencia Nacional.

Desde Bankia siempre se ha sostenido que no hubo delito en la operación. Así ha quedado acreditado por los tribunales, aunque, aparte de ello, desde el banco han indicado en reiteradas ocasiones que se han devuelto casi 1.900 millones a más de 225.000 cuentas de inversores minoristas.

Por la sede de San Fernando de Henares circularon los 34 acusados durante las 74 sesiones que duró el juicio, que terminó hace casi exactamente un año. Otros 57 testigos también participaron en el juicio, así como una veintena de peritos. Fueron diez meses de sesiones que culminaron con el turno de última palabra de Rato defendiendo su inocencia, que actuó con el beneplácito de los reguladores y que la operación fue en beneficio de los accionistas.

Tarjetas «black»

El otro gran caso de Bankia fue el de las tarjetas «black». Durante años, altos cargos de la firma utilizaron tarjetas del banco para gastos personales; con el añadido de que no estaban a la vista de Hacienda.

Hace seis años el caso llegó a la Audiencia Nacional y se condenó a las decenas de acusados a penas de entre tres meses y seis años por apropiación indebida. Miguel Blesa , expresidente e ideólogo del sistema, fue condenado a seis años de prisión, aunque antes de conocer la sentencia en firme confirmada por el Tribunal Supremo , se suicidó.

Rodrigo Rato , expresidente que cogió el testigo de Blesa, fue condenado a cuatro años y medio de cárcel. Una pena que cumple ahora en Soto del Real.

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