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Slim, «pica tras pica» en España, mientras pone a FCC bajo «su» lupa

Toca adaptarse a los tiempos y, como ya ocurriera antaño, en vez de sector «teleco» -que es lo que pitaba entonces, hace apenas cuatro años-, hoy toca «constructor-inmobiliario»

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El magnate mexicano Carlos Slim, tras convertirse en accionista mayoritario de la constructora de las Koplowitz, FCC -desde el pasado viernes, prácticamente, dueño y señor de la compañía «per se», tras lanzar la tan deseada y esperada oferta pública de adquisición por el 100% de las acciones-, mantiene su firme objetivo de afianzar su posición en España. De momento, en el sector en el que opera «su» nueva compañía. Es de obligado cumplimiento para sus pretensiones futuras... globales. Eso sí, condición «sine qua non» -como ya adelantara hace apenas un mes en este mismo espacio-, con nuestro país como centro de operaciones. Con doble intención visionaria. Una, como pata de hermandad entre España y los países de «allende los mares», donde el multimillonario está más que asentado.

Y, dos, como trampolín inversor hacia nuevas posiciones estratégicas en el Viejo Continente.

Toca adaptarse a los tiempos y, como ya ocurriera antaño, en vez de sector «teleco» -que es lo que pitaba entonces, hace apenas cuatro años-, hoy toca «constructor-inmobiliario». Los tiempos, repito, cambian. Los compañeros de viaje, también. Aunque los protagonistas, cierto es, se repiten una y otra vez. Los que tienen «la pasta» siempre son los mismos. Pero el doble y firme objetivo visionario, no cambia. Al menos para Slim. Abrir mercado en Europa, mientras consolida negocios en Latinoamérica. De hecho, en el recuerdo, no tan lejano, la frustrada «pica en Flandes» de America Móvil -del Grupo Carso, brazo inversor del multimillonario- y su intento de toma de control de la operadora holandesa KPN. Se le escapó por los pelos, no le querían como socio..., sus razones tendrían. Mientras, casi al unísono, el mexicano calmaba -más bien, lo intentaba- su apetito inversor en la región. En Argentina, donde también opera en el mercado de móviles con la compañía Claro. Compró un 8,4% de la mayor compañía estatal argentina: YPF. ¿Un intercambio de favores entre la presidenta Cristina Kirchner -buscando apoyos en su eterna lucha contra la española Repsol- y la ampliación en el mercado de móviles de la firma de Slim? La verdad, entonces, nadie entendió el movimiento...

Ahora, con FCC bajo el brazo -ahora sí, toda suya-, y con un mercado mucho más barato que antes de la crisis, claro, mira con lupa cada operación en la que anda metido el grupo constructor y de servicios. Hay que mirar bien los números para lograr dar el salto a Europa. Y necesita una empresa saneada con la que poder hacerlo. Una auditoría en toda regla, proyecto a proyecto, que ha llevado al empresario azteca a poner en cuarentena algunos acuerdos. Entre ellos, uno que puede levantar ampollas: entre FCC y el Atlético de Madrid y las interminables obras del que será, algún día, el nuevo estadio del club, La Peineta. Porque a Slim, a la vista de los innumerables problemas jurídicos y políticos existentes le han surgido más que dudas razonables respecto a la viabilidad futura del proyecto, pero, sobre todo, de su retorno económico. No le salen los números. Una obra que el club presidido por Enrique Cerezo se había comprometido a pagar cediendo a FCC los derechos urbanísticos de la Operación Mahou Calderón, donde Slim esperaba edificar cerca de 2.000 viviendas. Pero con la llegada al Ayuntamiento de Madrid de Manuela Carmena todo se ha ido «al garete». Menos viviendas, por tanto menos retorno, y más gastos (algo más de la mitad de unos 170 millones adicionales que, por sorpresa, ha colado el equipo de urbanismo de Carmena. ¿El compromiso? Dicen que ya es... papel mojado.

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