Santander tacha de «dudosa calidad ética y moral» que Orcel grabara su negociación con directivos del banco

La entidad responde al banquero italiano, que pide 100 millones de euros en concepto de pérdida patrimonial y daño reputacional por su fallido fichaje, que la «carta oferta» que le remitió «no es el contrato que exige la Ley»

ABC

Banco Santander ha apurado los plazos para enviar el escrito de contestación y oposición a la demanda presentada por el banquero italiano Andrea Orcel, por la que le reclama a la entidad presidida por Ana Botin hasta 100 millones de euros en concepto de pérdida patrimonial y daño reputacional por su fallido fichaje como CEO en septiembre del año pasado. Desde la entidad han respondido que Andrea Orcel que la «carta oferta» que recibió el italiano «no es el contrato que exige la Ley» ni su nombramiento fue efectivo por no haber sido votado en la Junta de Accionistas, entre otros requisitos. Además calfica de «una práctica de dudosa calidad ética y moral» que grabara sin consentimiento sus conversaciones con altos cargos de la entidad, de lo que ha asegurado se enteraron por la demanda del italiano.

Sobre esto último, la entidad ha asegurado en el comunicado remitido que desde el 12 de enero de 2019 - tres días antes de que Banco Santander comunicara a la CNMV que anulaba la contratación como CEO de Andrea Orcel - el italino «comenzó a grabar conversaciones privadas sin consentimiento ni conocimiento de sus interlocutores». Un extremo que la entidad asegura que consta en la demanda interpuesta por el frustrado fichaje. Lo que tachado de poco ético y que viene «a confirmar que la decisión adoptada por el consejo de Banco Santander fue la adecuada».

La «carta oferta» de Santander a Orcel

El banco presidido por Ana Botín hace un relato cronológico de la gestación e interrupción posterior del fichaje de Andrea Orcel como consejero delegado de la entidad. En este sentido, han sostenido en un comunicado, que el nombramiento del banquero italiano de UBS «se realizó de buena fe y después de llevar a cabo un sólido proceso de gobierno corporativo que involucró a todo el consejo de administración». Como ejemplo, han mencionado las 13 ocasiones en que se reunión las comisiones de nombramientos y retribuciones.

Además han destacado que, en el proceso de sustitución de José Antonio Álvarez que había sido designado como vicepresidente de Banco, se analizó una «lista de potenciales candidatos» , elaborado junto a una firma especializada y que Ana Botín valoró con Orcel - «entonces principal banquero de inversión del Grupo»- su interés en participar en este proceso de selección involucrando a los órganos correspondientes cuando el italiano confirmó sus intenciones.

Sobre la «carta oferta» remitida a Orcel el 25 de septiembre de 2018, cuando fue nombrado consejero delegado, en el Santander han sostenido que «no es el contrato que exige la Ley» y que este nunca se materializó. En este sentido, han añadido que «ni ese nombramiento fue efectivo ni el contrato entre el banco y Orcel quedo perfeccionado» ya que había elementos pendientes de negociación como la retribución final del futuro CEO a percibir como buyout y su efectividad estaba sujeta a «una exigencia legal indeclinable» como la aprobación de la junta general de accinistas prevista para abril de este año. Además de otros requisitos como la luz verde del consejo de administración, la evaluación del BCE o el preaviso para UBS que era el empleador de Orcel.

Un fichaje abortado

En cualquier caso, siempre según la entidad presidida por Ana Botín, cuando se nombró al ejecutivo italiano como CEO en la «carta oferta» se ofrecía la posibilidad de que si UBS abonaba parcialmente su retribución diferida o en una cantidad inferior a la que percibiría Orcel de seguir en UBS, Santander le abonaría una compensación de hasta 35 millones de euros. Además también se incluía la obligación de que el italiano hiciera todo lo posible por reducir la cantidad a abonar por parte del banco español.

Sin embargo, desde el anuncio de Orcel como CEO el 25 de septiembre del año pasado, la confianza en el futuro hombre fuerte del banco se fue perdiendo rápidamente. Según han explicado desde la entidad, hubo «intensas negociaciones» entre Santander y Orcel para fijar la cantidad de la retribución a recibir como buyout, que sería en forma de acciones de la compañía y que este aseguró que negociaría para que UBS se hiciera cargo de hasta el 50% de este montante.

Finalmente la negativa a destinar hasta 13,7 millones de euros, que UBS le iba a abonar como parte de su sueldo, a reducir el buyout o nuevas peticiones de supuestas pérdidas por su salida de UBS terminaron por quebrar la relación. El 15 de enero el Banco Santander remitió un hecho relevante a la CNMV informando de la anulación del fichaje, ya que se tenía la esperanza de que UBS se haría cargo de la mitd los incentivos de Orcel a largo plazo y que los costes de compensación serían menores

Al respecto, desde Banco Santander, han destacado que «Orcel entendió la decisión adoptada por el consejo de administración» y han asegurado tener prueblas de ellos. Tras lo cual, han añadido en la compañía presidida por Ana Botín, hubo «conversaciones para que Orcel pudiese retomar su carrera profesional, incluso barajando fórmulas de colaboración con el banco».

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