La ropa nueva ya no se lleva

El negocio de las prendas segunda mano crece de tal manera, que gigantes como H&M ya están entrando en las plataformas digitales de reventa textil

Mercadillo de ropa de segunda mano en Bruselas (Bélgica) EFE

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La expresión "contento como un niño con zapatos nuevos" comienza a carecer de anclaje a la realidad. Si hasta finales del siglo pasado se podía chantajear fácilmente a casi cualquier adolescente con una sesión de compras en el centro, entrando en la tercera década del siglo XXI te puedes llevar un señor sermón indignado , por la indiferencia ante el calentamiento climático de tu comportamiento, con solo sugerir que quizá ha llegado la hora de renovar abrigos. Al menos si estás hablando de ropa nueva. Hoy lo que mola es un armario sostenible que amenaza el modelo de negocio de las tiendas de ropa low cost. La tendencia ya tiene nombre y es un nombre sueco, como Greta Thunberg: "Köpskam", palabra que significa algo así como vergüenza de comprar.

Las marcas del sector se adaptan como pueden a las nuevas reglas del juego. H&M, por ejemplo, ha reaccionado elevando su participación en Sellpy, plataforma de venta de segunda mano, convirtiéndose en el accionista mayoritario del grupo y controlando aproximadamente el 70% del capital . "Sellpy tiene un modelo de negocio circular único, que se alinea perfectamente con la visión del grupo H&M de ser completamente circular", ha explicado Nanna Andersen, responsable de Co:Lab, el vehículo inversor de H&M de unos cinco millones de euros.

El cambio de tendencia lo propicia la conciencia de que la ropa desechada se ha convertido en un problema de gestión de la basura. En España solo se recicla el 10% de los residuos textiles; el 90% se desecha. Solo en 2017, más de 900.000 toneladas de ropa usada acabaron en vertederos, según datos del último informe de la Asociación Ibérica de Reciclaje Textil (Asirtex). La generación concienciada en la protección del clima percibe en estas cifras una amenaza y en su mentalidad se abren paso conductas de consumo impensables hace solo unos años como las plataformas de intercambio o la venta entre clientes de ropa usada, la customización de viejos complementos o el alquiler. Y las marcas se adaptan como pueden a esta nueva realidad.

"La segunda mano es uno de los negocios que más crecen en la industria de la moda, permitiendo una experiencia más sostenible, moderna y personalizada", explica H&M en el comunicado en el que trata de explicar su giro de estrategia, "es una oportunidad de negocio de la que el grupo quiere ser parte, ya que permite a sus consumidores dar una nueva vida a su ropa usada". Y todo esto tiene lugar, por supuesto, en internet. Sellpy opera únicamente online y con la nueva inyección de capital prevé impulsar su expansión internacional.

Como consecuencia de este cambio de paradigma, el negocio de reventa textil, valorado actualmente en unos 21.312 millones de euros, alcanzará según los expertos un valor de 56.830 millones en 2028, una cifra 1,5 veces mayor que el valor previsto de todo el sector fast fashion, de 39.070 millones. Si nuestras abuelas levantasen la cabeza, desde luego, no entenderían nada, pero sin duda pronunciarían la frase lapidaria que, hasta finales del siglo pasado, condenaba sin derecho a recurso cualquier ropa sin precinto: "¡A saber quién se lo habrá puesto!".

En menos de una década, el negocio de la ropa de segunda mano será 1,5 veces mayor que el "low cost"

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