El economista durante la entrevista en la Fundación Rafael del Pino
El economista durante la entrevista en la Fundación Rafael del Pino - MAYA BALANYA

«La resolución de la crisis del Banco Popular ha sido excelente»

Entrevista a Christian Noyer, ex vicepresidente del Banco Central Europeo (BCE)

MADRID Actualizado: Guardar
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El euro siempre ha tenido a Christian Noyer (Soisy-sous-Montmorency, Francia, 1950) entre bambalinas como banquero central. Bien desde la sala de máquinas del BCE, del que fue el primer vicepresidente entre 1998 y 2002, bien como gobernador del Banco de Francia, donde contempló todas las fases de la bonanza y posterior crisis de 2003 a 2015. Buen conocedor del funcionamiento comunitario, cree que España volverá a tener un miembro en el consejo del BCE. «Francia estuvo un año sin nadie en el BCE entre mi salida y la llegada de Jean-Claude Trichet», relativiza. Pero España acumula un lustro sin sillón en Fráncfort. Tras once años y once meses al frente del supervisor galo, el ex primer ministro Valls encargó a Noyer la tarea de atraer inversores a París a las puertas del Brexit.

–¿Cómo influyen las elecciones británicas en el Brexit?

–Permitirán tener una discusión más aguda sobre la definición del régimen transitorio del Brexit. Londres seguirá siendo una gran capital financiera pero habrá actividades que se repartan a otras plazas europeas. Algunas se dirigirán a ciudades pequeñas, otras irán a lugares que ya tienen una base de actividades financieras. Pero también habrá negocios donde primará la comodidad para que los equipos se trasladen con sus familias: buenos colegios, ciudades grandes y diversificadas. París y Madrid aquí tienen ventaja frente a Ámsterdam, Dublín, Fráncfort y Luxemburgo.

—¿Qué tareas tiene Macron?

–Su agenda es muy clara: reformas estructurales en el mercado laboral en tres meses y cambios fiscales para 2018. Si la economía gala acelera como ocurre en España y en Alemania, el crecimiento europeo puede florecer y echar al populismo del paisaje político.

–¿Qué piensa de la recuperación económica de nuestro país?

–España es un ejemplo remarcable de que si se hacen reformas estructurales decisivas, incluso políticamente difíciles, se aumenta el potencial de la economía en poco tiempo.

–¿Cómo ve la caída del Banco Popular?

–La forma en que España ha resuelto la crisis del Popular ha sido excelente. La visión de la UE ha sido de admiración, muy positiva. Pero el trabajo ya se hizo con la reestructuración de las cajas: entonces España abordó los problemas esenciales de su banca, lo que no todos los países han hecho.

–Otros países, ¿cómo Italia?

–El problema del Gobierno italiano con Monte dei Paschi es que las acciones de la entidad están en manos de particulares que lo compraron como valores seguros. Entiendo que con esta situación es difícil recurrir a una solución clásica. Pero esto no debería ser una excusa para no reestructurar el banco, que se ha salvado con recursos públicos pero se debe vender y reformar. Italia debe reestructurar su sistema financiero sin más excepciones.

–¿El mecanismo único de resolución necesita más liquidez?

–Con la unión bancaria se deberá potenciar más. La resolución del Popular ha sido posible porque en España había agentes listos para intervenir. Popular es una entidad que ha realizado provisiones importantes los últimos años y que no ha ocultado sus pérdidas. Su crisis no se ha resuelto rápido, pero el ritmo de depreciación de activos fue muy fuerte y para un banco es mortal perder la confianza.

–Hace unos meses, el Popular aprobó los test de estrés de la EBA.

–Los test no son una ciencia exacta. Creo que el caso del Popular es un poco triste, ha habido fallos de comunicación y pese a los esfuerzos que hizo, los gestores deberían haber tenido más visión para no llegar a esta situación.

–¿Con los tipos de interés tan bajos puede haber nuevas crisis bancarias?

–Los tipos bajos están así porque el BCE quiere acelerar la economía y aupar la inflación. Y la mejora de la economía también beneficia a la banca. Aunque es cierto que reduce sus márgenes y no puede durar mucho tiempo. Aún así, la inflación subyacente sigue baja en Europa.

–¿Cuáles cree que son los grandes desafíos de la Unión Europea?

–Creo que lo más importante, junto al Brexit, es que los estados miembros protejan la construcción europea. Que a partir del Brexit no deconstruyan lo que ya hemos logrado. El mercado único, el sistema judicial... Si Reino Unido no quiere participar del mismo, de la libertad de personas, son ellos los que se excluyen del mercado único. Tras esto hay que buscar la mejor relación posible. Frente a la tentación de mostrar cuáles son las ventajas de estar en la UE, hay que resolver rápidamente la debilidad de la economía europea, que es el motor del populismo. Ello se debe a la ausencia de reformas estructurales, que dispara la ansiedad social. Además, hemos sido capaces de crear el espacio Schengen, uno de los grandes logros, pero necesitamos protegerlo desarrollando acciones comunes en fronteras, seguridad interior y policial.

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