El presidente de EE.UU. Donald Trump
El presidente de EE.UU. Donald Trump - EFE

La reforma con la que Trump abre una guerra fiscal por las empresas

El proyecto de bajada de impuestos del Gobierno de Estados Unidos podría desencadenar represalias comerciales de otros países

MADRID Actualizado: Guardar
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Estados Unidos pretende atraer a multinacionales y grandes empresas utilizando los impuestos como instrumento. El abanico de bajadas fiscales que presentó la semana pasada el secretario del Tesoro, Steve Mnuchin, y el principal asesor económico de la Casa Blanca, Gary Cohn, pretende beneficiar a empresas, clase media y rentas más altas mediante una batería de bajadas al Impuesto de la Renta y al Impuesto de Sociedades. Las escasas líneas anunciadas –cuando se presente la propuesta legislativa se conocerán los detalles– se encuadran en el enfoque propiciado desde el entorno fiscal internacional, es decir, bajar los tipos, simplificar los impuestos y reducir los tributos directos. Esta es la tendencia en las reformas de la mayor parte de los países desarrollados en los últimos años y de hecho es lo que ha imperado en España con la última reforma de 2015.

La Administración Trump busca, en primer lugar, seducir a las multinacionales y evitar que las empresas norteamericanas desvíen su actividad al exterior. La reforma fiscal bajará el tipo nominal del 35% al 15% y reducirá la tasa que deberán pagar las firmas estadounidenses que decidan repatriar los beneficios en el exterior. El tipo nominal de Sociedades en EE.UU. es de los más altos de la OCDE, si bien su tipo efectivo, una vez aplicadas deducciones es del 28,1%, según un estudio del Banco Mundial de 2014.

Al mismo tiempo se rebajará la tasa para que las empresas repatríen beneficios: la firmas estadounidenses cuentan con dos billones de dólares de ganancias de filiales en el exterior. Si estas compañías decidieran retornar sus beneficios ahora deberían hacer frente a un tipo del 35%. Si bien aún no se conoce la propuesta final, la proposición realizada por la mayoría republicana en la Cámara de Representantes el pasado mes de junio sugería un tipo del 8,75% si se repatriaba en efectivo y un 3,5% si se mantenía en otros activos.

Competencia fiscal a la baja en Sociedades

La globalización tiene impacto en la política fiscal. El plan de Trump se enmarca en la tendencia de los estados en los últimos años de bajar impuestos a empresas para impedir que se vayan a otros países. Pese a que la estructura fiscal y el peso del sector público es completamente diferente, en España la reforma fiscal redujo en dos tiempos el tipo de Sociedades del 30% al 25%. Este tipo de rebajas ha sido la norma en la mayor parte de los países: si en la UE de media el tipo en Sociedades superaba el 35% a mediados de los noventa, ahora está en el 22,5%.

La bajada de impuestos de Trump toma de referencia la tesis del economista Arthur Laffer, creador de la famosa «curva de Laffer». Según esta teoría, si un sistema fiscal tiene un grado alto de impuestos y grava por encima del 50% de la renta, al bajar los tributos por debajo de este umbral aumentará la recaudación al espolear la actividad. Reagan bajó impuestos pero el resultado no fue el esperado: los ingresos cayeron y el déficit se disparó. Como símbolo de la tendencia de bajadas tributarias a las empresas que han seguido los países en las últimas décadas, cuando Reagan redujo el Impuesto de Sociedades, el tipo nominal en Estados Unidos estaba en el 46% mientras que en los cincuenta llegó a superar el 50%.

Esta tendencia a bajar impuestos a las empresas para tratar de acercar sus sedes fiscales es internacional. Ello también se ha traducido en una menor recaudación: si Sociedades ingresaba un 6% del PIB norteamericano a comienzos de los cincuenta, ahora recauda un 2,19%. España ha seguido el camino opuesto en los últimos cuarenta años. En parte ello se ha dado porque tradicionalmente venía de unos niveles de recaudación muy bajos. En 1965 recaudaba un 1,3% de su PIB en Sociedades, casi la mitad que los países desarrollados. Hasta los noventa, España no se acercaría a los niveles de ingresos de las principales economías mundiales, cuando comienza a recaudar más de un 2% del PIB. En 2015 su porcentaje de ingresos fue del 2,42% del PIB.

Represalias comerciales

La propuesta que hizo la mayoría republicana el pasado mes de junio incluía otra medida que aún o no se sabe si recogerá la reforma fiscal de Trump. Se trata de eliminar la deducción por las importaciones de las empresas y al mismo tiempo que estas no tributen por los ingresos obtenidos de las exportaciones. Como analiza el Banco de España, esta medida supondría un aumento recaudatorio ya que Estados Unidos tiene déficit comercial y lastraría con gran fuerza a ciertos sectores.

"Las empresas más perjudicadas serían aquellas que fabrican productos con un mayor contenido importador y una baja proporción de costes salariales, como, por ejemplo, el sector automovilístico", señala el Banco de España, que advierte que, en el caso de dicha propuesta legislativa, "algunos elementos podrían entrar en colisión con las reglas de la Organización Mundial del Comercio (OMC)" lo que podría causar represalias comerciales de otros países. Varios fabricantes norteamericanos de automóviles han anunciado el retorno de inversiones a EEUU. ante la presión de Trump. Habrá que esperar al detalle de la reforma para comprobar si los republicanos vuelven a incluir esta medida, para la que el Tax Policy Center estimaba un coste positivo para las arcas públicas de 1,2 billones de dólares en diez años.

Cuando EE.UU. tenía un IRPF del 94%

Asimismo, Trump pretende simplificar el Impuesto de la Renta con menos tramos y más bajos, a la vez que elevar el mínimo exento. El sistema actual tiene siete tramos (que van del 10% al 39,6%) y el nuevo régimen tendrá tres –del 10%, del 25% y del 35%–. Asimismo, los primeros 24.000 dólares estarán exentos. Pese a las enormes distancias entre un régimen fiscal y otro, en España la reforma también redujo el número de tramos de siete a cinco y bajó los tipos marginales máximos –de una horquilla entre el 24,5% y el 52% hasta otra del 19% al 45%–, elevando el mínimo exento a 12.000 euros.

Las reformas internacionales también van en esta dirección de bajar tipos a los ingresos al trabajo. En EE.UU, sin ir más lejos, el marginal máximo del Impuesto sobre la Renta llegó a ser del 94% para los ingresos superiores a 200.000 dólares entre 1942 y 1945. El tipo máximo siguió por encima del 90% hasta 1963 mientras que hasta Reagan estuvo en el 70%.

Donde surgen dudas es si la reforma fiscal cuadrará los números en la recaudación. La idea de la Administración Trump es ingresar más pese a bajar los impuestos, si bien algunas estimaciones como la del Committee for a Responsible Federal Budget (CFBR) hablan de un agujero de 7 billones de dólares en las arcas norteamericanas. Sobre la anterior propuesta de reforma fiscal de los republicanos realizada en junio, el Tax Policy Center acotaba las pérdidas recaudatorias en 880.000 millones de dólares en diez años. En España la reforma fiscal iba a tener un efecto negativo de 9.000 millones de euros que finalmente alcanzó los 12.300 millones. Los números pocas veces cuadran en las bajadas de impuestos y en el caso de EE.UU. podrían descarrilar.

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