Reconstruir juntos un tejido empresarial fuerte

La era post Covid-19 planteará una nueva manera de producir, trabajar, vender y operar a la que las empresas tendrán que adaptarse

El presidente de KPMG, Hilario Albarracín ABC

HILARIO ALBARRACÍN

Ante la débil reacción de una Europa cuestionada, España afronta esta crisis con la perspectiva de caída del PIB del 8% en 2020, según el FMI, y con una mayor dificultad para conseguir una rápida recuperación en «V» que nuestros socios europeos, debido a un tejido empresarial más atomizado, menos industrializado y digitalizado y que cuenta con un peso excesivo de pymes y del sector servicios.

Las empresas están librando una dura batalla de cuyo desarrollo depende, en gran parte, el futuro del empleo y el bienestar de nuestro país. Sobre la prioridad de proteger la salud y la seguridad de sus empleados, muchas organizaciones están concentradas en gestionar sus operaciones para poder llegar con aliento a la fase de reactivación económica. Debido a la caída repentina de la demanda, se han encontrado sometidas a fuertes tensiones de liquidez, necesitando revisar sus proyecciones de tesorería a corto plazo, aprovechando las medidas excepcionales como el aplazamiento de impuestos, la renegociación de calendarios, la financiación avalada por el Estado o reduciendo costes de personal a través, entre otros, de la aplicación de los ERTE.

Sin embargo, una vez finalizado el periodo de confinamiento será necesario analizar y comprender el impacto a medio plazo de esta crisis en el marco competitivo, regulatorio y de consumo. Las empresas necesitarán actuar con las manos centradas en el corto plazo, pero con la mirada puesta en el largo porque muchas premisas sobre las que se construyeron los planes de negocio antes del Covid-19 habrán cambiado de forma permanente.

La era post Covid-19 planteará una nueva manera de producir, trabajar, vender y operar a la que las empresas tendrán que adaptarse a través de un difícil y acelerado ejercicio de transformación. Muchas compañías tendrán que reformular sus modelos de negocio y reconstruir sus cadenas de suministro de forma que sean más resilientes y colaborativas, teniendo que reforzar sus sistemas de gestión de riesgos ante los diferentes escenarios potenciales; buscar nuevas maneras de producir y hacer llegar sus productos y servicios, impulsar aún más sus capacidades digitales, sus sistemas de teletrabajo y sus planes de continuidad.

Los empresarios y directivos necesitan sus mejores herramientas de gestión, pero también de comunicación y liderazgo para mostrarse visibles ante sus empleados y cercanos a sus clientes, para explicar a la sociedad cómo aportan valor. La confianza es el principal activo de las organizaciones, más aún en un contexto de incertidumbre, por eso su respuesta durante y después del coronavirus será la base de su competitividad futura y del respaldo social que tenga su actividad.

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