Rafael Pampillón Olmedo

La EPA y las medidas necesarias para reducir el «tsunami» laboral

El director de Análisis Económico de IE Business School explica los datos de la Encuesta de Población Activa y analiza por qué, en el futuro, «será clave contar con un marco fiscal, laboral y regulatorio competitivo»

Un trabajador protegido ante el coronavirus trabaja en una obra EFE

Rafael Pampillón Olmedo

Hoy hemos conocido la Encuesta de Población Activa (EPA) del primer trimestre de este año. Es sabido que los primeros trimestres no suelen ser favorables para el mercado laboral. Este año ha sido negativo debido al cierre que, desde mediados de marzo, sufre una parte importante del aparato productivo provocado por el Covid-19.

Según la EPA, la población ocupada se ha reducido en 285.600 personas y el paro aumenta en 121.000 personas . La tasa de paro se sitúa en el 14,4% de la población activa, seis décimas más que en el trimestre anterior. Por tanto, no toda la disminución de la ocupación (-285.600 personas) se tradujo en aumento del paro (+121.000) . La diferencia (-164.600) fue la caída de la población activa.

Esta huida del mercado laboral, y que en la actualidad es mucho mayor de lo que manifiesta la EPA, se ha podido deber a varias razones . Son personas que han perdido su empleo y:

a) ante una situación de enorme incertidumbre y dificultad para encontrar un puesto de trabajo se desaniman y no siguen buscando,

b) no pueden utilizar ningún método de búsqueda de empleo por estar cerradas las empresas que podrían contratarles,

c) están imposibilitados de ejercer su actividad como autónomos o que no puedan incorporarse a un hipotético trabajo,

d) deciden invertir más tiempo en formarse para adecuarse a las necesidades de las empresas, en un contexto de cambio tecnológico profundo y rápido,

e) se dedican a las tareas del hogar por tener que permanecer en casa cuidando de las personas dependientes de la familia (niños, ancianos, personas con discapacidad, etc.),

f) se inclinan por trabajar en la economía sumergida y

g) se fueron a otros países, cuando las fronteras estaban todavía abiertas. Precisamente, el INE acaba de informar de que el número de personas con nacionalidad española que residen en el extranjero alcanzó el 1 de enero de 2020, los 2.618.592. Esta cifra supone un incremento del 2,9% (+72.863 personas) respecto a los datos a 1 de enero de 2019.

Como era de esperar, los datos de la EPA son mucho mejores de los que muestra la dura realidad que sufre en estos momentos España. Ello se debe a que la EPA se realiza a lo largo del trimestre y, por tanto, recoge las respuestas a las encuestas que se hicieron desde el 1 de enero al 31 de marzo . Por tanto, la situación que sufre el mercado laboral desde el confinamiento está muy poco representada.

Recordemos que en las dos últimas semanas del mes de marzo se destruyeron 900.000 empleos . A los que hay que añadir los del mes de abril. Habrá que esperar al 5 de mayo para conocer los datos del mercado de trabajo del mes de abril, pero ya se prevé una reducción de unos 400.000 empleos. Lo que daría una cifra total de 4,5 millones de parados, es decir, una tasa de paro aproximada del 20% (sin contar los 4,8 millones de trabajadores que están en un ERTE y que tienen riesgos de perder su empleo). Esa tasa de paro del 20% se mantendrá a lo largo de 2020 y es muy superior al 14,4% que muestra la EPA del primer trimestre. Lo que significa, además, que el gasto público, por ese nivel de paro, aumentará en 6.000 millones de euros (un 70% por los mayores subsidios por desempleo y el 30% restantes de las menores cotizaciones sociales).

Ante este escenario de destrucción de empleo debemos mirar, ahora más que nunca, a las reformas que, en los últimos años, permitieron asegurar la calidad y estabilidad del empleo y la competitividad de nuestras empresas . En un escenario futuro en el que previsiblemente se reconfigurarán las cadenas de valor globales, nuestro país debe de apostar por seguir atrayendo y reteniendo la instalación de centros productivos, para lo que será clave contar con un marco fiscal, laboral y regulatorio competitivo, además de mantener la seguridad jurídica y conseguir una mayor unidad de mercado. A su vez, será esencial apoyar y reforzar la transformación de los sectores que a corto plazo están sufriendo más la crisis del Coronavirus como son los relacionados con el turismo, el transporte de pasajeros, la hostelería, el comercio minorista, la vivienda y el automóvil , entre otros.

* Rafael Pampillón Olmedo es director de Análisis Económico de IE Business School.

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