La penúltima reunión de Draghi al frente del BCE: susto o muerte

El Banco Central Europeo decide hoy si lanzar una nueva batería de estímulos

Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo Reuters

Rosalía Sánchez

No es la primera vez que Mario Draghi se sirve de esta jugada. A base de repetirla, de hecho, la ha convertido en un clásico. Consiste en anunciar, tirando por lo alto, una medida a debate en el consejo. Los mercados, entonces, se apresuran a descontarla. Y, como consecuencia, la oposición en el consejo se achanta para evitar las pavorosas caídas en bolsa que ocasionaría el gatillazo y el italiano se sale con la suya. Fiel al estilo que él mismo ha creado y en su penúltima reunión al frente del BCE, Draghi hoy a Frankfurt para responder ante la mayor expectativa de estímulos generada durante su mandato. La cuestión es que esta vez, el panorama dibujado de tipos negativos podría ocasionar por sí mismo tal escabechina en las cotizaciones de los bancos que el sector financiero parece obligado a elegir entre susto o muerte. Draghi tendrá que dar con las palabras exactas para satisfacer las expectativas sin cargarse un nivel de soporte vital para las entidades y el BCE ya ha filtrado informaciones acerca de un posible retraso en el lanzamiento de las medidas . Pero diga lo que diga y haga lo que haga, la traca final de su mandato está asegurada y se irá dejando un BCE que no reconocerían ni sus padres fundadores.

«En caso de que se recorten los tipos de interés, Draghi tendrá que echarle un hueso a la banca si quiere salvarse del motín», adelanta Mati Greenspan, analista senior de eToro, señalando que se verá obligado mañana a aprobar alguna medida añadida que alivie la presión que ejercen sobre la banca los tipos de interés ultrabajos. Greenspan subraya que «la mayoría de la banca está muy frustrada con la política de tipos bajos que afecta directamente a sus beneficios» y avisa sobre el súbito cambio de tendencia en el mercado de bonos, donde los intereses han empezado a subir bruscamente en septiembre. «Dado que aún no sabemos la causa de este movimiento, la mayoría de los inversores están tomando una aproximación cautelosa. Un malentendido puede llevar a tomar las decisiones equivocadas, así que hasta que no emerja una narrativa dominante es mejor limitar la exposición a los activos clave».

En las dos últimas semanas, hemos visto tomas de posiciones en los sectores más cíclicos y castigados de la renta variable. En solo dos semanas, por ejemplo, el interés del bono español se ha disparado desde el 0,02% hasta rozar el 0,30%, a la espera del movimiento de ficha de Draghi. La corrección en la deuda pública europea se ha acelerado y los analistas valoran la posibilidad de que el BCE sea finalmente más comedido de lo esperado semanas atrás. Las expectativas de una agresiva batería de nuevos estímulos monetarios se han enfriado significativamente y el euro cotizó ayer muy plano, paralizado por la incertidumbre. «La escasa volatilidad de la moneda única podría atribuirse a la incertidumbre que genera la reunión de política del Banco Central Europeo. Los mercados esperan que Draghi anuncie un nuevo paquete de estímulo; sin embargo, la forma que tomará el mismo ha generado mucha especulación entre inversores y analistas. Un recorte de al menos 10 puntos básicos del tipo de interés está descontado , pero el diseño del mecanismo de compensación que acompañará a esta medida permanece en zona de dudas», explican los analistas de Monex Europe.

«Entre los probables anuncios se encuentran una reducción de tipos, un nuevo servicio de depósito multinivel para los bancos y una mayor orientación de expectativas, pero no esperamos el lanzamiento de un nuevo programa de compra de activos dada la falta de consenso entre los miembros del BCE», dice por su parte Franck Dixmier, Director Global de Renta Fija en Allianz Global Investors. Se refiere sin duda, entre otros opositores, al presidente del Bundesbank alemán, que incluso ha concedido una entrevista pidiendo que no cunda el «pánico» y el «activismo». Durante la reunión del 25 de julio, el BCE validó el enfoque que Draghi esbozó en Sintra, Portugal, hace un mes y se mostró dispuesto a tomar todas las medidas necesarias para preservar el crecimiento y acercarse a su meta de inflación del 2%. A continuación, se dio a los equipos del BCE el mandato de examinar todas las opciones de estímulo monetario, incluido el reinicio de su programa de compra de bonos. Pero Weidmann ha dejado claro que eso no significa llevarlas todas a la práctica y está hablando en nombre del banco central del país que este mismo trimestre está muy posiblemente entrando en recesión técnica, lo que significa que, aunque Draghi se vea respaldado por los datos macro, su diseño será sometido a una operación de pulido alemán.

Y, en todo caso, para que un nuevo programa de compra de bonos (QE II) tuviese impacto, el BCE podría verse obligado a revolucionar los parámetros bajo los que se ha regido el QE I, como por ejemplo el límite del 33% de bonos de un mismo emisor. Nadia Gharbi y Frederik Ducrozet, economistas de Pictet, «esperan que se incremente el límite emisor del 33% hasta el 50%» y un tamaño de 600.000 millones de euros, que podría repartirse en compras de 50.000 millones de euros al mes en 12 mensualidades o en 18 meses reduciendo la cantidad mensual a 30.000 millones. Shweta Singh, analista de TS Lombard, subraya que esa flexibilización permitiría al banco central comprar 1,5 billones de euros más de bonos soberanos, lo que incrementaría el tamaño del programa actual en más de un 50%.

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