El nuevo rumbo de los viajes de negocios

Este tipo de desplazamientos comienzan a verse como un premio que permite combinar trabajo y ocio

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Mejor un buen apretón de manos o una mirada a los ojos para cerrar una transacción comercial que un email. Y eso empieza a calar cada vez mejor en las empresas. No en vano es uno de los motivos que explican el crecimiento de los viajes de negocio, un sector que se encuentra en plena bonanza.El «business travel» está además experimentando una profunda transformación hacia viajes más personalizados que atienden las necesidades de un viajero hiperconectado, que quiere flexibilidad, mayor bienestar, conciliar y que también busca disfrutar del ocio cuando trabaja fuera de su casa.

La inversión de las empresas españolas en viajes corporativos crecerá un 7% este año respecto a 2017, a la altura de países como Reino Unido y superando más del doble de la media prevista en Europa, que se situará en un 3,4%. Son las previsiones del Barómetro Europeo de Viajes de Empresa 2018, elaborado por American Express Global Business Travel. El estudio refleja que ya en 2017, las compañías desembolsaron por este concepto un 3,1% más que el año anterior.

Hay razones de fondo que explican la buena marcha del sector. La internacionalización de las empresas ha hecho renacer los viajes corporativos. «Para salir de la crisis, España se ha apoyado mucho en la exportación. Y para exportar la empresa tiene que viajar. La motivación del viaje es comercial tanto dentro como fuera del país. Y esto afecta a las pymes y grandes empresas», comenta Luis Dupuy de Lôme, director general de American Express Global Business Travel España. Ignacio Camell, Personal Accident South Europe Group Manager de AIG Europe, asegura que en los años de crisis, la exportación ha facilitado la supervivencia de numerosas empresas españolas. «Todavía hoy en día, muchas pymes salen fuera no como una forma natural de expansión, sino como la única forma de supervivencia. Esto ha provocadoun considerable aumento de trabajadores desplazándose por todo el mundo», asegura.

Los viajes de negocios son principalmente para retener clientes, seducir a otros nuevos, cerrar contratos, presentar nuevos productos, crear nuevos negocios... Lo que también se conoce como el turismo de reuniones, que incluye también viajes de incentivos y para asistir a congresos, eventos y exposiciones. MICE por su acrónimo en inglés. «No hay quien venda por teléfono ni por Skype. Para vender y establecer relaciones comerciales hay que establecer relaciones personales y el componente presencial es indispensable», sostiene Dupuy de Lôme.Por eso, tecnologías como la videoconferencia no han podido sustituir el cara a cara necesario en los negocios. En todo caso, solo se suele utilizar para reuniones internas de pequeño formato.

Para lo que sí ha resultado muy útil la tecnología y la digitalización es para tener permanentemente conectado y seguro al viajero, una de las mayores preocupaciones de las empresas. Ahora la prioridad es la seguridad, incluso más que ahorrar en el viaje. Con la crisis las compañías aprendieron a no malgastar. «Ya nadie viaja en business para vuelos nacionales, es algo que se utiliza solo para los trayectos de larga distancia», comenta Dupuy de Lôme.

Gracias a las tecnologías el viajero está hiperconectado, está localizado en todo momento, ante una emergencia o cualquier incidencia que ocurra durante el viaje. «En business travel nos adaptamos para que la atención sea más cómoda y accesible al cliente, buscamos que cada vez más se pueda realizar cualquier gestión desde una App en el smartphone, desde localizar un hospital, contactar con un operador o recibir todo tipo de alertas de viaje, sanitarias, de seguridad, informes del país de destino... », asegura Camell.  

En busca del bienestar

Y es que procurar «el bienestar del viajero es una tendencia: que esté cómodo, que no se agobie, ni se queme. Cuando pasas muchas horas volando y en aeropuertos, hacer una escala de dos horas en una sala VIP puede marcar la diferencia. La empresa tiene que valorar cuánto vale la fuga de un directivo que está todo el día viajando», comenta Julio Burriel, CEO de Asociación Ibérica de Viajes de Negocios (IBTA).

De hecho, en profesiones y puestos donde la política de viajes de la empresa es una estrategia que puede atraer y retener talento. «En el paquete retribuido se incluye las condiciones en las que se va a viajar, es algo que cuidan las empresas por ejemplo para consultores, auditores, directivos, comerciales... que se pasan media vida viajando», dice Dupuy de Lôme.

Nuevas formas se extienden en este sector como los viajes por incentivos para premiar los buenos resultados de los mejores empleados. Esto lo hacen muy bien «las aseguradoras con los corredores y agentes externos a los que recompensan. Y las automovilísticas que venden a través de concesionarios. Por ejemplo, les premian con dos viajes al año donde se combina trabajo y ocio por conseguir las mejores ventas», cuenta Dupuy de Lôme. Incluso estos viajes se convierten en interesantes experiencias vitales relacionadas con la responsabilidad social corporativa. «Tenemos una empresa —comenta— que ha llevado a sus asesores financieros a Camboya a ayudar en la construcción de una escuela».

Es otra de las tendencias que ha llegado para quedarse: los «bleisure travel», combinar trabajo y ocio. «Hay muchos ejecutivos millennias que han sido los primeros en aprovechar la posibilidad de disfrutar también del ocio después de varios días de trabajo. Se quedan el fin de semana con tarifas especiales para conocer el lugar del destino, que pagan de su bolsillo. Sin duda el bleisure está de moda y en crecimiento», asegura MartíSarrate, presidente de la Asociación Corporativa de Agencias de Viajes Especializados (Acave).

El futuro se presenta con varios retos para este sector como incorporar los servicios de la economía colaborativa, algo en lo que piensan ya las empresas. Cuenta Burriel que, en cinco o diez años, también se pondrá atención en procurar viajes cada vez más verdes. «¿Cuánto CO2 ha emitido el viaje? Será un factor decisivo a la hora de escoger una aerolinea u otra, hoteles con certificados ecológicos, taxis verdes... », concluye.

El deber del cuidado

Un empleado no puede viajar por motivos laborales sin un seguro que respalde su traslado. «Una empresa es responsable del viajero desde que sale de su casa hasta que vuelve a ella», afirma Julio Burriel, de IBTA. La empresa «tiene el deber de protección, deber que obliga legalmente, tanto por acción como por omisión, a actuar con prudencia y vigilancia con el fin de evitar todo riesgo previsible», explica Ignacio Camell, de AIGEurope. De ahí que las pólizas empiecen a ofrecer una amplia cobertura para atender incidencias de las que nadie está libre cuando se encuentra fuera de casa. Desde la pérdida de equipaje, asistencia médica y repatriación hasta toda la información, avisos y alertas del país de destino, cuenta Camell.

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