Nissan desechó por insuficiente el plan del Gobierno para producir un eléctrico

Industria y Generalitat ofrecieron 100 millones, de 300 que costaría la adaptación

La compañía anunció ayer unas pérdidas de 5.688 millones de euros en el ejercicio fiscal de 2019 EFE/ EP
Unai Mezcua

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Ni siquiera la asignación de un nuevo modelo eléctrico , la alternativa a la que se aferraba el Ministerio de Industria, podría haber salvado a Nissan Barcelona, cuyo cierre, previsto para diciembre, comunicó ayer la multinacional. Los estudios internos de la compañía descartaron esta opción, puesta sobre la mesa en los últimos meses. Entre medias, lamentan las fuentes consultadas por ABC, «se echó encima el Covid».

La planta, con más de 3.000 trabajadores directos y generadora de 25.000 empleos indirectos , operaba a un 20% de su capacidad. Este porcentaje se iba a reducir más a partir de mayo, tras la pérdida de un vehículo fabricado para Mercedes, que suponía el 57% de la carga de trabajo. « La adjudicación de un nuevo modelo no iba a resolver este problema» , aseguró ayer Gianluca De Ficchy, presidente de Nissan Europa.

De Ficchy esgrimió que mantener abierta la planta «requeriría una gran cantidad de inversión» , tanto para adaptar las instalaciones como para mejorar la competitividad de la planta, la menos productiva de Nissan. La compañía teme además que el mercado de vehículos comerciales e industriales, los que se producen en Barcelona, retroceda un 20% este año a consecuencia del virus.

En febrero, dos meses antes de que la prensa japonesa diera por cerradas las instalaciones, y tres semanas después de que Pedro Sánchez asegurara, desde Davos y tras reunirse con los Ejecutivos de la firma, que el empleo «está asegurado», la ministra de Industria, Reyes Maroto y la Consejera de Empresa de la Generalitat, Ángels Chacon, propusieron un plan de competitividad conjunto con incentivos para la asignación de dicho vehículo eléctrico.

Según Chacón, las administraciones aportarían 100 millones, de los 300 que, de acuerdo con Industria, costaría adaptar la planta. Ambas enviaron también una carta a De Ficchy en la que le ofrecían una mesa de diálogo prioritaria, de cara a agilizar la llegada del nuevo vehículo , «canalizar la relación de Nissan con las administraciones y aclarar cualquier cuestión legal, regulatoria o de mercado», explican a ABC fuentes cercanas a Maroto.

En la misiva, reconocían estar al tanto de que el «contexto de transición que encara la industria del automóvil plantea grandes desafíos, que pueden tener un impacto en la actividad de Nissan en Barcelona y el conjunto de España». «Somos sensibles a estas circunstancias y queremos que Nissan sea capaz de mantener su presencia en España», decían.

La compañía anunció ayer unas pérdidas de 5.688 millones de euros en el ejercicio fiscal de 2019 (de abril a marzo de 2020). Fueron los peores resultados desde la adquisición de la mayoría de su capital por parte de Renault, en 1999. Tras su presentación, Makoto Uchida, presidente de Nissan, anunció un plan para recortar un 20% la capacidad de producción a nivel mundial. Renault y Nissan acordaron el miércoles utilizar más partes comunes en sus vehículos, y centrarse en sus mercados más importantes. En el caso de la japonesa, América del Norte y China , además de su país natal. No obstante, mantendrá la planta de Sunderland, en Reino Unido, donde produce el Qashqai y el Juke. De Ficchy también confirmó que las plantas de componentes de Á vila y Cantabria no se verán afectadas.

La confirmación del cierre en Barcelona no cogió a nadie desprevenido ayer a las puertas de la factoría barcelonesa, donde se reunieron un millar de trabajadores a modo de cortejo fúnebre. La imagen de una pila de conenedores ardiendo y el corte de la Ronda Litoral anticipan lo que puede ser la negociación en los próximos meses entre empresa y trabajadores hasta que en diciembre se produzca el cierre definitivo. «Esto no da más de sí» , apuntaba a ABC Diego, un ya veterano trabajador que, visto el panorama ya hacía cálculos de cómo alargar la indemnización hasta la jubilación. A pocos metros, otro grupo de empleados más joven barruntaba hacia dónde encaminar su vida laboral ahora: «No está en nuestras manos, ahora a otra cosa» .

Los representantes sindicales anunciaban más movilizaciones en el intento, aseguraron, de revertir el cierre de una factoría que en sus tiempos de gloria llegó a producir modelos tan emblemáticos como el Patrol y que no hace muchos años, cuando le fue adjudicado el fallido Pulsar, auguraba la plena producción.

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