La confianza de los clientes en los bancos es la segunda más baja del mundo
La confianza de los clientes en los bancos es la segunda más baja del mundo - ABC

La necesaria revolución de la banca a favor de sus clientes

La mayoría de consumidores españoles sigue sin tener un nivel adecuado de cultura financiera, según los expertos

MADRID Actualizado: Guardar
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Hipotecas multidivisas, preferentes, «swaps»... La larga lista de productos tóxicos que han comercializado algunas entidades bancarias antes y durante la crisis económica en España ha minado su reputación entre los clientes. La pérdida de credibilidad es tan notoria que la confianza bancaria en España se situó en 2014 en el nivel más bajo del mundo (16%), solo por encima de Irlanda (15%), según se desprende de un informe de la Junta Europea de Riesgo Sistémico.

Preocupados por la reputación de la banca y, sobre todo, por la protección de los consumidores; asociaciones y profesores universitarios han impulsado un decálogo para el cambio de la cultura bancaria y una campaña de recogidas de firmas en change.org para pedir que el negocio coloque el interés del cliente por encima de otras prioridades.

Entre las propuestas se recogen la del juramento hipocrático para los empleados de banca, la educación financiera impartida por los propios docentes o la responsabilidad social para que las entidades se vean obligadas a contribuir al progreso social.

El profesor de Derecho del Mercado Financiero y promotor de esta iniciativa, Fernando Zunzunegui, asegura que después de la crisis económica «la banca sigue actuando del mismo modo» y solo se ha preocupado de dejar atrás las dudas en términos de solvencia. Sin embargo, Zunzunegui advierte de que la falta de credibilidad es un asunto que las entidades «deberían tomarse muy en serio» ya que supone «el mayor riesgo para un negocio que así no es sostenible».

«La banca sigue actuando del mismo modo», denuncia Zunzunegui. Como ejemplo, explica que se está convenciendo a los clientes para traspasar el dinero de depósitos a fondos de inversión sin explicarles que esto conlleva un riesgo. A la pregunta de si la crisis nos ha hecho tener más cultura financiera, la respuesta es un no rotundo: «Los consumidores españoles siguen siendo absolutamente ignorantes en finanzas». Sí distingue entre ellos a los clientes que sufrieron los fraudes en primera persona: «Se han ido informando a través de internet y se han vuelto muy desconfiados con la banca».

Por su parte, la presidenta de la Asociación de Usuarios Financieros (Asufin), Patricia Suárez, cree muy negativo para las entidades que los clientes entren en el banco pensando que les van a engañar. Los ciudadanos siguen sin poder estar tranquilos y no deben firmar nada de forma compulsiva, advierte Suárez. Entre los productos con más riesgo y complejos que los bancos intentan colocar hoy en día incluye a los depósitos estructurados y los fondos de inversión.

En este sentido, Suárez apela a la responsabilidad que se presupone inherente a los profesionales de la banca. «No debemos cargar el peso en los ciudadanos. Igual que los farmacéuticos dan al paciente la medicina que necesita, las entidades financieras deben proteger los intereses de sus clientes y adjudicarles el producto que realmente les conviene», precisa.

Un reto prioritario

Desde la Asociación Española de Banca (AEB), reconocen que «recuperar la confianza de los clientes es uno de los principales retos». Sin embargo, piden realizar una distinción entre bancos. «No todas las entidades bancarias se comportaron de la misma manera. Los bancos de la AEB, por ejemplo, no solo no recibieron ayudas públicas de capital, sino que han contribuido con más de 10.000 millones de euros a resolver el problema de las entidades que entraron en crisis», indica un portavoz de la AEB.

Sobre la labor de cambio realizada hasta el momento, el portavoz de la AEB destaca la «labor pedagógica paciente» que se está llevando a cabo para «explicar que no hay economía pujante sin bancos sanos». Por otro lado, subraya que las entidades de la AEB «han reforzado su modelo de banca comercial, socialmente útil, donde el cliente está en el centro de la actividad».

Finalmente, en la patronal bancaria coinciden con los promotores del decálogo: «Si el cliente y la sociedad progresan, el banco también lo hace, pues su función no es otra que la de contribuir al progreso de las personas y las empresas».

El último varapalo judicial

La Justicia también ha dado la razón en numerosos casos al cliente frente a la banca por los abusos cometidos en referencia a cláusulas hipotecarias y preferentes. En relación a las primeras, el germen que acabaría con las cláusulas suelo se encuentra en una sentencia de marzo de 2013 en la que se establecía que la normativa española contradecía una directiva sobre protección de los consumidores. En ella se dota de capacidad a los jueces para dictaminar si las cláusulas firmadas junto al crédito hipotecario adolecen de falta de transparecencia. En caso afirmativo, los tribunales pueden declararlas nulas. Dos años después, la mayoría de entidades han optado por suprimir las cláusulas suelo.

El goteo de sentencias no ha terminado. Esta misma semana, el Tribunal Supremo daba la razón a la Audiencia Provincial de Madrid al considerar «abusivas» varias cláusulas firmadas junto a los créditos contraídos por los consumidores con dos entidades españolas.

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