Fachada de la central de Moody's en Nueva York
Fachada de la central de Moody's en Nueva York - REUTERS

Moody's empeora la perspectiva de la deuda por la inseguridad política

La agencia amenaza con rebajar el «rating» si el próximo gobierno revierte las reformas

Madrid Actualizado: Guardar
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A los mercados parece preocuparles más la futura gobernabilidad del país que la recuperación de sus datos macroeconómicos. Quizá porque de lo primero -la política económica- depende en gran parte lo segundo. Moody’s, por ejemplo, continúa valorando positivamente los avances de España en actividad económica, creación de empleo y consolidación fiscal. Pese a esa mejoría, la agencia de calificación crediticia descartó ayer elevar el «rating» de la deuda soberana, dejándolo en un suficiente medio (Baa2), y empeoró su perspectiva sobre el país de positiva a estable precisamente por la incertidumbre política generada tras las elecciones generales del 20 de diciembre.

Lo que teme la agencia de calificación es que la ausencia de gobierno, la formación de uno sin la suficiente estabilidad y fortaleza o un ejecutivo que revierta lo ya hecho afecte al proceso reformista que ha puesto a España en la senda de salida de la crisis.

«Es probable que el entorno político sea muy fragmentado en los próximos tres o cuatro años, y por tanto el impulso reformista será lento o inexistente», justifica, que también achaca el menor ritmo de aprobación de reformas a cierto conformismo derivado, dice, a la propia recuperación económica y una menor presión de los mercados.

Ahora bien, la gran amenaza para el país que advierte Moody’s en su informe de revisión del «rating» del país es que el futuro gobierno dé marcha atrás en las reformas hechas en la última legislatura por el Ejecutivo de Mariano Rajoy. De ser así, la agencia ya avisa de que podría rebajar su nota crediticia del país. «La reversión de las reformas que se han legislado en los últimos años pondría ejercer una presión a la baja en la calificación de España», avisa.

El anuncio hecho ayer por Moody’s va en línea con todos los informes que ha publicado en los últimos meses. De hecho, la revisión del «rating» hecha ayer estaba programada para el 16 de octubre de 2015, pero entonces Moody’s optó por no mover ficha y posponer su decisión hasta después de la cita electoral del 20-D. Al día siguiente de conocerse los resultados de las elecciones, que dejaron un arco parlamentario muy fragmentado, Moody’s publicó un duro comentario, augurando precisamente lo que ahora certifica. De hecho, ya entonces avanzó que iría incorporando a su valoración de la solvencia de la deuda ese escenario de complejas e inciertas negociaciones políticas para la formación del gobierno.

El PIB de España cerró 2015 con un crecimiento del 3,2%, el mayor desde el inicio de la crisis y el más alto de los grandes países de la Eurozona. El porcentaje de deuda pública, por primera vez, y gracias a ese crecimiento de la actividad, se redujo ligeramente, estabilizándose en el 99% del PIB. Y el paro, gran lacra de la economía nacional, bajó en 678.200 desempleados y se crearon 533.186 puestos de trabajo.

Moody’s sigue valorando esa recuperación, aun con todos sus matices. Insiste, por ejemplo, en que los objetivos de déficit público se siguen incumpliendo y que hay reformas, como la de las pensiones y la de unidad de mercado, que no han sido lo suficientemente intensas. Pero las tres grandes agencias valoraban esa mejoría y en 2014, al unísono, elevaron la calificación de España. Sin embargo, Fitch lo mantuvo el pasado enero y ahora lo hace Moody’s, lo que deja en «standby» esa recuperación del «rating».

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