Cadena de montaje de televisores en la planta de TCL en Huizhou, en la provincia china de Cantón
Cadena de montaje de televisores en la planta de TCL en Huizhou, en la provincia china de Cantón - PABLO M. DÍEZ
Electrónica, gigante industrial

TCL, la marca china de televisores que ya pugna con Samsung, LG y Sony

Con 75.000 empleados, también es uno de los mayores fabricantes de frigoríficos, móviles, lavadoras y pantallas

ENVIADO ESPECIAL A HUIZHOY (CHINA) Actualizado: Guardar
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En 1987, un joven ejecutivo chino llamado Li Dongsheng, que entonces dirigía una fábrica de teléfonos, visitó la sede de Philips en Holanda y se quedó «asombrado al ver que era un gigante de la electrónica». Hoy, tres décadas después, se hace llamar Tomson Li y preside el tercer fabricante mundial de televisores, la marca china TCL. Mientras tanto, Philips ya ni siquiera aparece entre los diez primeros al haber cambiado su modelo de negocio por la fuerte competencia de las firmas asiáticas.

Tras haber desbancado a las compañías europeas y americanas, TCL ha rebasado a la japonesa Sony y se ha propuesto destronar a las surcoreanas Samsung y LG, que lideran el mercado mundial de televisores con un 23 y un 15% de la cuota de mercado, respectivamente.

Aunque la distancia es todavía bastante amplia con respecto a TCL, que ya copa más de un 6% de las ventas mundiales, esta compañía ha protagonizado un ascenso meteórico junto a otras marcas chinas, como Hisense, Skyworth, Konka y Changhong. Todos ellos suman cinco de los diez principales fabricantes de televisores del planeta, que han sabido ganarse a la clientela gracias a sus bajos precios y buenas prestaciones, muy similares a las que ofrecen las marcas surcoreanas y japonesas.

Con una producción de casi 50.000 aparatos al día, TCL vendió el año pasado 17,3 millones de televisores, según los datos aportados por la propia compañía. Pero su producción no se limita a las televisiones, ya que esta marca es un gigante de la electrónica que produce 83,54 millones de móviles (número 5 del mundo), 5 millones de aparatos de aire acondicionado (número 5), 1,53 millones de frigoríficos (número 7), 1,32 millones de lavadoras (número 6) y 1,92 millones de placas de cristal para pantallas (número 6) de teléfonos y tabletas. Con 70.000 empleados y oficinas en más de 80 países, sus ingresos en 2015 ascendieron a 14.267 millones de euros y obtuvo un beneficio de 440 millones.

La firma busca innovar para huir del estigma del «Made in China»

En su cuartel general de Huizhou, al sur de China en la industrializada provincia de Cantón (Guangdong), su espectacular cuartel general da buena cuenta del éxito de esta compañía, que simboliza el gran desarrollo económico que ha vivido el país durante las cuatro últimas décadas. «Con fuertes inversiones en innovación, las empresas chinas de telecomunicaciones hemos cerrado la brecha que nos separaba de nuestros competidores, llegando a superarlos en algunas ocasiones» responde Tomson Li a una pregunta de ABC en un encuentro con periodistas internacionales. Tal y como augura con confianza, «las empresas chinas seremos líderes de las telecomunicaciones en los próximos diez años».

El máximo responsable de TCL hace especial hincapié en el aspecto tecnológico porque las empresas chinas quieren dejar atrás el sambenito de su mala calidad para aumentar su presencia internacional. «Con el foco puesto en Europa, Latinoamérica, el Sudeste Asiático y los mercados emergentes de Rusia, India, Brasil y África, ahora estamos centrados en el relanzamiento de la marca por todo el mundo», asegura Frank Zhang, otro de los ejecutivos de la empresa. Para ello, TCL apuesta por la innovación en sus 23 centros de I+D, donde trabajan 7.000 profesionales que lideran las solicitudes de patentes junto a Huawei y ZTE, otros dos gigantes chinos de las telecomunicaciones.

Compras claves

A este cambio de estrategia han ayudado las adquisiciones de dos importantes empresas tecnológicas occidentales hace más de una década. En 2004, TCL se hizo con la división de televisores de Thomson y con el negocio de móviles de Alcatel, que han contribuido al crecimiento de la marca gracias a sus adelantos y experiencia.

Para darse a conocer y mejorar su imagen, lastrada por el estigma del «Made in China», la firma también destina una considerable partida a sus presupuestos de comunicación. En un calculado golpe de efecto, TCL adquirió en 2013 los derechos sobre el nombre del emblemático Teatro Chino de Hollywood, escenario de algunas galas de los Oscar y de estrenos como el de «La guerra de las galaxias», para añadirle su marca. De cara al futuro, el presidente de la compañía no descarta nuevas adquisiciones, especialmente en las potencias emergentes.

«Tenemos que mejorar para seguir haciéndonos globales, pero el principal reto ahora es la ralentización de la economía en China y en otros países», advierte Frank Zhang. Pionera en 1999 en exportar televisores chinos, TCL pretende colarse en el salón de su casa.

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