Lagarde asegura al Bundesbank que se toma «muy en serio» la inflación

Se refirió a que el BCE tiene un objetivo de inflación del 2% que es «simple y simétrica», y restó importancia a la «fase» de inflación por encima del objetivo

La presidenta del BCE, Christine Lagarde REUTERS

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El relevo en la presidencia del Bundesbank alemán nos ha ofrecido la oportunidad de observar una rara avis, esa contraposición de opiniones entre Christine Lagarde y los banqueros centrales alemanes , que todos sabemos que existe pero que no se manifiesta, que en las reuniones del Consejo del BCE tiene lugar a puerta cerrada y es suavizada después por un comunicado que dulcifica las disensiones. En equilibrio entre esos dos extremos es cómo ha ido navegando el euro en las procelosas aguas de las últimas dos o tres crisis, quedando a veces los unos y a veces los otros más satisfechos con el resultado. Y de cuál de ellos logre hacer ahora prevalecer su propio matiz depende la forma definitiva que acabe tomando el euro.

Abría la ceremonia el nuevo ministro de Finanzas alemán, el liberal Christian Lindner , que ha subrayado sin pudor que «el canciller Scholz y yo somos quiénes han designado a Joachim Nagel» como nuevo presidente del Bundesbank. Lindner se ha deshecho en halagos sobre la estabilidad que esta respetadísima institución ha aportado a la historia alemana de los últimos 65 años y ha recordado que la estabilidad de precios es requisito imprescindible para la economía social de mercado , reproche velado a la negativa del BCE a reaccionar contra la inflación. El ministro de Finanzas ha dejado claro lo que espera de Nagel: continuidad y tradición, una tradición a su juicio «muy actual».

Acto seguido tomó la palabra Christine Lagarde, que admitió el mérito de la «tradición de estabilidad» del Buba, pero que añadió intencionadamente un poco de reflexión holística, tan de moda. «Entendemos que la subida de los precios son una preocupación para mucha gente y nos tomamos esa preocupación muy en serio», señaló, «todo el Consejo de Gobierno del BCE está unido en la búsqueda de este objetivo» . «Pero otra de las fortalezas clave del Eurosistema es la forma en que reúne diferentes perspectivas para formar un consenso. Nuestra rica calidad de debate y diversidad de puntos de vista asegura que nuestras decisiones sean sólidas», rebajó la influencia que en el conjunto del sistema monetario europeo concede al criterio alemán. Y añadió, a modo ya de gurú: «el que vive debe estar preparado para los cambios».

Se refirió a que el BCE tiene un objetivo de inflación del 2% que es «simple y simétrica», y restó importancia a la «fase» de inflación por encima del objetivo recordando que «tenemos unas reglas sobre cómo reaccionar cuando la inflación se desvía de nuestro objetivo en ambas direcciones. Y tenemos claridad sobre las herramientas en nuestra caja de herramientas de política monetaria y cómo y cuándo usarlas». Reconoció que «la inflación podría ser más elevada si los salarios suben más rápidamente de lo esperado» y adelantó que espera que «la inflación seguirá elevada a corto plazo, pero que baje a lo largo del próximo año».

Cuando se aproximó a la tarima de oradores, Jens Weidmann, que dimitió en octubre por sorpresa y «por motivos personales» y se despedía definitivamente del cargo en este acto, la sucesión de discursos se había ya convertido en un partido de tenis y la pelota volvía al lado de la pista de la estabilidad. Citó a otro ex presidente del Bundesbank, Helmut Schlesinger, que hace ya más de treinta años estableció que el criterio de estabilidad debía ser el que rigiese los pasos futuros de integración europea. Criticó que el BCE no haya salido del modo de crisis desde la crisis financiera recordó que la inflación causa preocupación, inseguridad y pérdida de poder adquisitivo a los ciudadanos, especialmente a los más desfavorecidos. En su opinión, el mayor reto al que se enfrenta el euro es seguir dando pasos sólidos de integración sin que todos sus miembros compartan la misma «cultura de la estabilidad».

Y si a estas alturas quedaba todavía alguna duda sobre la posición del Bundesbank respecto a la inflación y al necesario marco de actuación que el BCE debe diseñar, pensando por supuesto en el largo plazo, el discurso del nuevo presidente del Bundesbank las disipó de un plumazo. «Los ciudadanos quieren que nosotros seamos la voz d ella estabilidad y les garantizo desde aquí mismo que así será» , dijo Joachim Nagel, que añadió la frase en inglés por si Lagarde no entendía suficientemente el alemán: «to save stability for people in the euro zone» (salvar la estabilidad para la gente de la zona euro). «La gente tiene menos dinero en la cartera», simplificó las tasas de inflación récord que registra la Eurozona. Previno contra los excesos de endeudamiento público, señalando que la protección del clima no puede llevarse a cabo «a costa de la solvencia de los Estados» y remarcó que la estabilidad no se logra únicamente a base de política monetaria, sino que requiere también estabilidad de los bancos, del sistema financiero y de los sistemas de pagos, una lección que el Bundesbank tiene bien aprendida «porque siempre se supo en tiempo de cambios», respondió a Lagarde.

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