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Planta de motores de Volkswagen durante su inauguración en la ciudad de Silao, estado de Guanajuato (México) - EFE

La industria del motor contiene la respiración ante la llegada de Trump

Los fabricantes mexicanos amenazan con demandar a la Administración estadounidense si cumple su promesa de imponer un arancel del 35%

MADRID Actualizado: Guardar
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La particular cruzada de Donald Trump contra la industria del automóvil ha sumido al sector en una profunda y visible incertidumbre. Casi al unísono, las grandes marcas presentes en el mercado estadounidense, Ford, General Motors (GM), Fiat-Chrysler, Toyota y Volkswagen anunciaron en las últimas semanas millonarias inversiones en Estados Unidos -en algunos casos en detrimento de las que se iban a acometer en México- para contrarrestar las ofensivas proferidas normalmente en la red social Twitter del nuevo presidente norteamericano.

Lejos de apaciguarse, Trump mantiene su pulso con medidas destinadas a contentar al que fue uno de sus principales caladeros de votos, el denominado Cinturón del Óxido, el área del noreste del país arrasada por la desindustrialización, con Detroit, lugar de nacimiento de las principales firmas norteamericanas, como emblema.

El último puñetazo sobre la mesa se oficializó el pasado lunes, cuando Trump firmó una orden ejecutiva para retirar al país del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP, por sus siglas en inglés). Esta decisión hace augurar el fracaso del proyecto antes de su entrada en vigor. El tratado fue suscrito en 2016 por 12 países, entre los que se encuentran, además de EE.UU., México, Japón y Canadá, estados con importante peso en la industria automovilística mundial. Para la entrada en vigor de dicho marco comercial, que debía ser ratificado por cada Estado, era necesario que al menos 6 países, representativos del 85% del PIB de todos los firmantes, lo suscribieran formalmente. En la práctica, esto se traducía en que solo podía salir adelante si contaba con el visto bueno de EE.UU. y Japón, que en conjunto aglutinan más del 75% del Producto Interior Bruto de todos ellos.

La noticia supuso un varapalo en el parqué bursátil para los fabricantes automovilísticos nipones, que pasaban por situarse entre los más beneficiados. El parqué japonés asistió a la caída en Bolsa generalizada de todas ellas: Toyota (cuya cotización se ha recortado un 3,26% desde el pasado viernes), Nissan (-2,47%), Mazda (-4,59%) y Mitsubishi (-5,11%) llevaron al Nikkei a números rojos, que finalmente cerró la jornada con una contracción del 1,29%.

España, a la expectativa

El naufragio del TPP castigará a un mercado japonés que ha logrado sostener un 2016 no precisamente positivo desde el punto de vista de la producción -ya que las plantas niponas han ensamblado cerca de 4,97 millones de vehículos, un 1,5% menos- gracias al tirón de las exportaciones, que crecieron un 1% hasta los 3,78 millones de automóviles. También es cierto que el mercado doméstico ha insuflado cierta actividad en las factorías del país oriental, según las estadísticas proporcionada por la asociación de fabricantes japoneses (JAMA), gracias a un ligero crecimiento durante el último año.

Toyota, tercera firma por ventas en EE.UU., e interpelada directamente por Trump con un mensaje en Twitter que rezaba «Toyota Motor ha dicho que construirá una nueva planta en Baja, México, para fabricar modelos Corolla para EE.UU. ¡De ninguna manera! Construyan plantas en EE.UU. o paguen un gran arancel (de hasta el 35%)» avanzó que invertirá 10.000 millones de dólares (9.345 millones de euros) en EE.UU. en los próximos cinco años, aunque su presidente, Akio Toyoda, trató de desligar esta medida de las amenazas del magnate. Ayer, en un nuevo guiño al mercado estadounidense concretó una inversión de 600 millones de dólares (560 millones de euros al cambio actual), que crearán 400 puestos de trabajo, en su planta de Princeton, en el Estado de Indiana.

Pero, sin duda, el movimiento de Trump supone un varapalo, sobre todo, para la industria del motor de México, séptimo productor mundial, que afronta un nuevo año tras 2016 en volúmenes récord. Los costes laborales inferiores (aproximadamente un 40%) han espoleado una industria que rivaliza directamente en el «ranking» mundial con la española. Según los datos provisionales de la patronal internacional de los fabricantes de automóviles (Organización Internacional de Constructores de Automóviles, OICA), pertenecientes al segundo trimestre de 2016, México fabricó 1,74 millones de vehículos, un 4,2% menos que durante el mismo periodo del año pasado.

Sin embargo, se presume que la segunda mitad del ejercicio ha resultado bastante positiva para el país hispanoamericano. La patronal mexicana del sector automotriz, Amia, cifró el final de 2016 en 3,5 millones de unidades, el mayor número de toda su historia. Este dato la consolida por delante de España, que con 2,88 millones de vehículos se quedará en octava posición.

Las principales enseñas -Peugeot, Renault, Volkswagen, Honda, Toyota, General Motors y Fiat Chrysler, entre otras- se han establecido en el país atraídas por su industria floreciente, sus menores costes y su proximidad al consumidor estadounidense. Otras, como BMW (que ha anunciado que no dará marcha atrás) y Daimler han anunciado su aterrizaje para los próximos años. Lejos de achantarse, Amia también ha recalcado que cuenta con herramientas legales para demandar a la Administración de Donald Trump por violar los compromisos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y de la Organización Mundial del Comercio (OMC).

Al calor del desarrollo del sector mexicano diversas empresas españolas de componentes, como Gestamp o el grupo Antolín, han abierto tanto en EE.UU. como en México más de 40 plantas de producción y centros de I+D+i . «El Tratado de Libre Comercio de América del Norte (NAFTA) ha sido clave para España, como dinamizador económico, por los intereses que el sector de componentes de automoción tiene en estos mercados», explican fuentes de Sernauto, la Asociación Española de Fabricantes de Equipos y Componentes para Automoción, que reconocen incertidumbre por las declaraciones y las últimas decisiones de Trump. «Tenemos cierta inquietud ante las últimas declaraciones del presidente Trump y permanecemos expectantes», destacan estas mismas fuentes, que llaman a ambos países a no menoscabar sus lazos comerciales: «Para las empresas que representamos es muy importante poder contar con mecanismos que favorezcan las relaciones comerciales entre ambos países».

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