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Bolsa de Madrid - EFE

Los «hedge funds» apuestan 5.000 millones contra la Bolsa española

Las ventas en corto se ceban con constructoras, banca y empresas en crisis

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George Soros forzó la devaluación de la libra en 1992 y en tan solo 24 horas se embolsó 1.000 millones de dólares en la que es su hazaña financiera más sonada. Tampoco todos los inversores invierten en acciones de empresas con la esperanza de que su valor suba, sino todo lo contrario. Aprovechando el actual clima de turbulencias bursátiles y las debilidades de algunas compañías, los fondos de alto riesgo o «hedge funds» internacionales acumulan 5.071 millones de euros en posiciones cortas en 72 empresas que cotizan en la Bolsa española.

Las ventas en corto al descubierto son una práctica por la que un inversor pide prestadas acciones de una compañía a un tercero y las vende a otros confiando en que su precio bajará en el corto plazo.

Finalizado ese periodo, y si su pronóstico se ha cumplido, el fondo recomprará esos títulos a un precio mucho menor. Lo que se embolsa es la diferencia. En cambio, si las acciones suben, perderá dinero.

El corralito griego, la debilidad económica de China, la incertidumbre política nacional, el derrumbe del precio del petróleo y el referendo sobre el Brexit han generado en los últimos doce meses un contexto perfecto de incertidumbre en el que el Ibex 35 ha perdido más de un 24% de su valor y la cotización del mercado continuo se ha hundido casi un 17%. Las aguas preferidas de estos «tiburones» de la Bolsa.

Alcanzaron los 6.500 millones

Hace un año los «hedge funds» acumulaban posiciones cortas en acciones españolas por 6.500 millones. Al cierre de 2015 eran 5.800 millones y el pasado 24 de junio, un día después del referendo británico, 5.071, según los datos de la CNMV recopilados por ABC.

La diferencia de 1.500 millones entre la cifra inicial y la última no equivale exactamente a las ganancias obtenidas por los «hedge funds» con esa estrategia, pues se desconoce a qué precio el fondo inició esa inversión y además, algunas posiciones cortas se cierran con pérdidas, según aclaran fuentes del mercado, que recuerdan que esa reducción de las posiciones cortas podría deberse a que se espera una subida de la Bolsa. O, por contra, a que muchas operaciones se han culminado con jugosas plusvalías.

Caso Abengoa

Un caso que explica cómo operan los bajistas es el de Abengoa, que en noviembre del año pasado desveló una deuda millonaria que la dejaba al borde de la quiebra. Antes de esa crisis, los fondos tomaron el 7,9% de su capital; a lo largo de este año, según las acciones de la empresa se devaluaban, la han reducido en casi cuatro puntos, y mantienen aún el 4,06% de la compañía.

De hecho, esa operativa sobre Abengoa ha llevado a la Audiencia Nacional a investigar por un posible delito de conflicto de intereses a la mayor gestora de fondos de inversión del mundo, Blackrock, que en julio de 2015, unos meses antes de aflorar la crisis de Abengoa, fichó a su ex consejero delegado Manuel Sánchez y comenzó a apostar en Bolsa contra la empresa.

A día de hoy, las apuestas bajistas más voluminosas son la de Boussard & Gavaudan, que mantiene el 1,1% de las acciones de Telefónica, valoradas en 428,9 millones a cierre del pasado 24 de junio, y BNP Paribas, que controla el 0,96% de la «teleco» (374,3 millones). La compañía, que ha visto frustrada la venta de su filial O2, ha perdido más de un 32% de su valor en Bolsa desde el pasado verano.

La CNMV obliga a comunicar todas las operaciones de este tipo que superan el 0,2% de los títulos de una compañía, y hace públicas aquellas que excedan el 0,5%. Eso sí, un inversor de este tipo puede tomar una participación superior sin dejar rastro usando, por ejemplo, varias sociedades que tomen, cada una, un 0,19%. A mediados de 2012, tras el rescate a la banca española, los supervisores bursátiles de España e Italia prohibieron las ventas al descubiertos con el objetivo de atajar la fuerte volatilidad. Ese vetó se levantó a principios de 2013.

«A veces habría que preguntarse por qué atacan a determinados valores a la baja y a lo mejor resolver los problemas por ese camino», dijo a finales de 2013 la presidenta de la CNMV, Elvira Rodríguez. Las empresas con mayor porcentaje de su capital en manos de bajista son DIA (11,49%), Técnicas Reunidas (8, 85%) e Indra (6,02%).

Los «hedge funds» atacan a compañías que creen que van a perder valor en Bolsa. El caso de Abengoa sirve de nuevo para ejemplificar el primero de esos motivos, y la banca nacional, las constructoras y Repsol el segundo.

Los bajistas llegaron a controlar casi el 4% del capital de la petrolera española en septiembre de 2015, posición que a día de hoy se ha reducido hasta el 1,2%. ¿Por qué? Esperaban que la fuerte caída del precio del petróleo afectaría a la cotización de Repsol. Efectivamente, en un año ha perdido más de un 30%. Su exposición a Repsol llevó a los bajistas también al capital de Sacyr, y OHL fue tomada a raíz de su ampliación de capital y sus problemas en México. Las dos constructoras se hundieron en el mercado y acabaron saliendo del Ibex.

La debilidad del negocio bancario está lastrando la cotización de las entidades financieras. Y los inversores bajistas están aprovechando ese momento. Hace un año llegaron a posicionarse en casi el 5% del capital del Sabadell y el Popular, participaciones que han bajado hasta el 3%.

El primero de esos dos bancos ha perdido en un año en Bolsa un 33%, y el Popular, uno de los valores favoritos de los especuladores, se ha dejado casi un 63%. En Bankia, participada al 65% por el Estado, los «hedge funds» tienen hoy el 0,22% de las acciones, y hace doce meses el 1,55%. El banco ha perdido un 43,5% de su valor desde julio de 2015.

Partidarios y detractores

Las empresas más afectadas reclaman a la CNMV mayor contundencia y transparencia con estas operaciones. El principal argumento de los detractores es que se genera mucha volatilidad. Por otro lado, esgrimen que esas apuestas por la pérdida de valor de las acciones de una compañía deterioran el patrimonio de pequeños inversores y familias que invierten sus ahorros en empresas cotizadas.

Hay también partidarios de las ventas en corto, cuyo principal argumento es que dan liquidez al mercado.

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