La banca avisa a Bruselas de que la regulación ralentiza el crédito

La Comisión y la EBA miden ya los efectos negativos de elevar los requisitos de capital

MADRID Actualizado: Guardar
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La autoridades internacionales reaccionaron a la crisis bancaria global con una oleada regulatoria para reestablecer la estabilidad financiera. Hoy los bancos están saneados y son más solventes. Ahora bien, tanto los supervisores como el sector escudriñan ya si ese estricto proceso normativo ha tenido efectos negativos. Las entidades europeas han advertido a Bruselas de que el exceso de regulación y la incertidumbre sobre la que está por llegar puede ralentizar la concesión de crédito a empresas, aplazar decisiones corporativas como fusiones y, en último término, entorpecer el objetivo de la banca de recuperar su rentabilidad.

La comisaría de Estabilidad y Servicios Financieros lanzó el pasado 15 de julio un cuestionario para recabar la opinión del sector y emitir en 2016 un informe final.

La consulta pública se cerró el 7 de octubre. «¿Ha impactado el aumento de los requisitos de capital en la capacidad de los bancos para prestar? ¿Cómo habría evolucionado el crédito de no haberse introducido esos requisitos?», preguntaba el Ejecutivo comunitario entre otras cosas.

La opinión mayoritaria de la banca, según las respuestas públicas de las patronales europeas, algunas nacionales e incluso bancos a título individual, es que si bien la regulación era necesaria para recapitalizar las entidades y que estas volviesen a tener pulmón suficiente para financiar el crecimiento de la economía real, un exceso de la misma podría tener el efecto contrario e impedir el desarrollo del crédito con toda la potencia deseada.

«El aumento de los requerimientos de capital reduce la capacidad de préstamo de los bancos», señala la Federación Bancaria Europea (EBF), de la que es miembro la patronal española AEB, matizando que la actual debilidad en la concesión de crédito responde también a la debilidad de la demanda. «Además, hace que esos préstamos sean más caros», apunta la Agrupación Europea de Cajas y Bancos Minoristas (ESBG), presidida por Isidro Fainé.

Las autoridades han impuesto en los últimos años a las entidades, entre otras cosas, ratios de capital más elevados, recursos propios de mayor calidad y niveles de apalancamiento más estrictos. Esto, según el sector, tiene dos efectos. Por un lado, algunos bancos, para mejorar sus ratios de solvencia, están reduciendo su riesgo y activos, esto es, el volumen de financiación. Por otro, al necesitar recursos de más calidad, y estos ser más caros, se eleva el coste de los préstamos, lo que espanta a la posible demanda.

Los supervisores comparten estos temores. La Autoridad Bancaria Europea (EBA), en un estudio de febrero, analiza, uno a uno, el impacto de cada cambio regulatorio en la actividad y estructura de las entidades. El regulador concluye, por ejemplo, que «la capacidad de financiación de los bancos puede disminuir». La EBA avisa que si los bancos dejan de financiar a ciertos segmentos, algunas empresas buscarán financiación por vías menos reguladas como los «hedge funds», lo que el sector llama «banca en la sombra».

Consciente de todo ello, Bruselas introdujo en los requisitos de capital un factor de apoyo a las pymes que reduce el capital que deben conservar las entidades al dar préstamos a estas empresas, para evitar que se penalice esa financiación. Las patronales dicen que esta salvaguarda ha tenido efecto, pero la ESGB matiza que «no es suficiente», y la EBF pide definir ratios de capital diferentes según el tipo de empresa.

«Las medidas regulatorias presionarán también la rentabilidad futura del sector», advierte el supervisor ahora que las entidades tienen como primer objetivo recuperar rentabilidad. «En la medida que la rentabilidad está asociada al riesgo, y este se ha reducido, el retorno sobre el capital se ha ido acercando al de una “utility”».

«En estas empresas la regulación ha hecho desaparecer casi el riesgo, pero en detrimento de la rentabilidad», avisó la semana pasada el consejero delegado del Popular, Francisco Gómez. Al aumentar las exigencias de capital, la rentabilidad es menor, y por tanto la banca tiene menos atractivo para los inversores. Al captar menos capital, la actividad crediticia se resiente.

Decisiones paradas

La banca reclama que de una vez por todas se defina el mapa regulatorio, pues la continua revisión de los requerimientos le impide dedicarse al negocio y les crea una inseguridad permanente. «En el futuro se van a añadir nuevos requerimiento; el hecho de que aún no se conozcan genera incertidumbre en los bancos y que no puedan tomar determinadas decisiones», apunta el socio responsable del sector financiero de KPMG en España, Francisco Uría.

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