Las acciones de Evergrande se disparan casi un 18% por la confianza en que evitará la quiebra

Mientras el Gobierno chino sigue inyectando liquidez al sistema financiero y los inversores creen que no dejará caer a la compañía, su mayor socio venderá toda su participación incluso aunque pierda mil millones de euros

Sede de Evergrande en Pekín EFE
Pablo M. Díez

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La Bolsa no es solo una ruleta de dinero, sino también de emociones, o más bien premoniciones, que a veces no tienen nada que ver con la lógica. En una sesión más loca que volátil, eso es lo que se ha vivido este jueves en Hong Kong, donde las acciones de la constructora china Evergrande se han disparado un 17,62% a pesar de que está amenazada de quiebra por su estratosférica deuda de 300.000 millones de dólares (255.000 millones de euros).

Cuando todo el mundo esperaba que siguiera el desplome de la compañía, cuya cotización había caído un 80% desde principios de año, sus títulos comenzaron a subir como la espuma desde primera hora, llegando incluso a elevarse más de un 20%. Fundado o no, el motivo para tanto optimismo es el acuerdo anunciado el miércoles por Evergrande para pagar una de sus muchas deudas: los 232 millones de yuanes (30,5 millones de euros) en intereses de un bono nacional que cumplían este jueves. Aunque no se saben los detalles del trato alcanzado con los acreedores, como el tiempo y forma de pago ni si habrá más intereses, ha bastado ese vago anuncio para que vuelva la confianza inversora en este gigante chino de la construcción.

De hecho, tampoco se sabe todavía si Evergrande va a poder satisfacer otro bono que también cumple este jueves , en este caso internacional. Por valor de 83,5 millones de dólares (71,2 millones de euros), son los intereses devengados de bonos para inversores extranjeros, que aún no saben si recibirán su dinero. Pero Evergrande tiene aquí un poco más de margen porque dichos bonos internacionales en dólares permiten un periodo de gracia de treinta días antes de declarar su incumplimiento.

Aunque la compañía ha salvado de momento una pelota de partido, le quedan todavía 300.000 millones más: una por cada dólar de su deuda. Para empezar, el 29 de septiembre debe hacer frente a otro pago de 47,5 millones de dólares (40,5 millones de euros) de un bono internacional, que también tiene un margen de un mes para satisfacer. Hasta final de año, Evergrande ha de abonar 669 millones de dólares (570 millones de euros) en intereses de sus créditos, a tenor de Bloomberg. Junto a sus préstamos bancarios, la compañía ha librado bonos internacionales por valor de 19.200 millones de dólares (16.380 millones de euros) y nacionales que suman 53.500 millones de yuanes (7.057 millones de euros).

Con el crédito restringido desde el año pasado y la caída de la venta de pisos en China, parece difícil que Evergrande pueda salir adelante. Pero la emoción, o más bien premonición, que subyace tras la subida de sus acciones es que el régimen de Pekín no permitirá su bancarrota porque »es demasiado grande para caer». De hecho, su astronómica deuda representa un 2% del PIB chino y es solo la punta del iceberg del sector inmobiliario en este país, que ha inflado una burbuja a base de crédito y compras sobre plano que se quedarán sin entregar. Mientras las otras 14 mayores constructoras de China acumulan una deuda superior a los 200.000 millones de euros, solo Evergrande tiene sin terminar más de un millón de viviendas ya vendidas.

Aunque las autoridades siguen guardando silencio, tanto los analistas como el público en general creen que, de algún modo, Pekín acabará rescatando a Evergrande porque su quiebra amenaza no solo la economía, sino también a la estabilidad social. Un día más, el Banco Central de China ha vuelto a inyectar liquidez en el sistema financiero, unos 110.000 millones de yuanes (14.535 millones de euros) según informa Bloomberg, para así apaciguar los ánimos. Al igual que en la Bolsa de Hong Kong, que subió un 0,7%, el optimismo cundió en Shanghái, que se elevó un 0,38, y en Shenzhen: 0,7%.

Pero, mientras el régimen chino y los inversores (quienquiera que sean) siguen poniendo su dinero en Evergrande, su segundo mayor accionista quiere vender toda su participación de aquí a final de año pese a que le ocasionará pérdidas multimillonarias. Con sede en Hong Kong, Chinese Estate Holdings tenía el 6,5% de las acciones de la inmobiliaria y ya se ha deshecho de acciones por valor de 32 millones de dólares (27 millones de euros). Según informa Reuters, sus accionistas han ordenado este jueves desprenderse del 5,6% que les queda de Evergrande incluso aunque les cause unas pérdidas de 9.486 millones de dólares de Hong Kong (1.040 millones de euros), como prevén. Curiosamente, el magnate que controla Chinese Estate Holdings, Joseph Lau, es desde hace más de una década uno de los mayores socios del presidente y fundador de Evergrande, Xu Jiayin (Hui Ka-yan en cantonés).

En una reunión celebrada el miércoles por la noche con sus ejecutivos, Xu les ordenó seguir trabajando para entregar las viviendas que están en construcción y satisfacer las deudas que tiene Evergrande. Entre ellas, las del bono internacional que también cumplen este jueves.

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