Tribuna

Una España avanzada, ¿nos la creemos?

Para que la nueva era sea una oportunidad debemos actuar, más que copar titulares

José Antonio Lopez, presidente y consejero delegado de Ericsson España y vicepresidente de la fundacion I+E ABC

José Antonio Lopez

Hablamos, y decimos que estamos todos de acuerdo, sobre la urgencia, más que necesidad, que tiene España de adoptar políticas que la impulsen hacia el grupo de las economías más avanzadas . Lo que a veces no podemos evitar es preguntarnos: ¿realmente todos estamos de acuerdo? ¿Los que nos lo creemos somos todos?

Lamentablemente, las cuestiones relativas a la innovación, la industria, la educación y el empleo que necesitamos para las próximas generaciones, no están en el centro de la agenda política. Se utilizarán para meros titulares sin una apuesta de fondo. Hay otros debates importantes, ciertamente, Pero bajo nuestro punto de vista, y en lo que los países más avanzados coinciden, es que definitivamente éstos son fundamentales y con un impacto clave para nuestro futuro. 

En España seguimos empeñados en visiones cortoplacistas, que se vieron reflejadas, por ejemplo, en los últimos Presupuestos Generales aprobados. Entretanto, la Comisión Europea nos envía periódicos avisos. En uno de los más recientes, llamaba la atención sobre nuestro insuficiente esfuerzo en I+D+i, limitado por el déficit fiscal y la deuda pública, mientras otros países, también en plena consolidación fiscal, sí han conseguido proteger sus inversiones en innovación. El mundo afronta trascendentales cambios que van a afectar a los mercados, a los negocios, a los empleos y a la sociedad. P ara que esta nueva era represente una oportunidad, y no una amenaza, debemos actuar, más que copar titulares. Asumir políticas de luces largas, más que aparcar las que no procuren resultados cada cuatro años. 

En marzo de este año presentamos el informe I.D.E.A.S., elaborado por Fundación I+E y Deusto Business School, que reclama precisamente la necesidad de pasar a la acción . Apunta 21 propuestas concretas para llegar a construir una España verdaderamente avanzada y sostenible, y asentar un modelo económico y productivo que contribuya a nuestro bienestar presente y futuro. Hablamos de propuestas realistas. En materia de innovación, mejorar el marco de aplicación de los incentivos a la I+D+i, asegurar un mejor retorno de las inversiones y crear una red con todos los actores del sistema de Ciencia y Tecnología; para reforzar nuestra industria, la creación de una agenda nacional que determine prioridades, así como medidas que fomenten el crecimiento de nuestras empresas y la simplificación de los procedimientos burocráticos o la financiación a la digitalización.

En el ámbito de la educación, el documento incide en abordar la enseñanza que van a necesitar las próximas generaciones, especialmente el estímulo de las vocaciones tecnológicas, además del fomento de habilidades para la empleabilidad y el concepto de aprendizaje a lo largo de toda la vida profesional. 

Por lo que respecta al empleo, las propuestas abarcan desde incentivos a la formación y mecanismos para acreditar la competencia profesional, hasta programas de movilidad internacional, todo ello a partir de un alineamiento de Gobierno, empresarios y sindicatos en torno al objetivo común de contrarrestar el desfase entre oferta y demanda laboral y promover el empleo de calidad . Cada una de estas propuestas no viaja por sí sola.

El documento establece también un marco de políticas y actuaciones que actúen como dinamizadores y que incluyen políticas de Estado, atracción de inversiones, colaboración entre universidad y empresa y, en definitiva, consolidar una verdadera economía del conocimiento . Pero, además, este o cualquier plan de acción debería responder a una actitud de país: creérnoslo.

Tenemos un nuevo Gobierno. Hemos escuchado del ministro de Ciencia, Innovación y Universidades el objetivo de duplicar la inversión en I+D+i; del Secretario de Estado de Agenda Digital su apuesta por el empuje a grandes proyectos; empezamos a conocer los planes de la nueva ministra de Industria para la Industria 4.0. Es a este Gobierno y a la clase política a los que les corresponde un ejercicio de responsabilidad en este ámbito y ser conscientes, de una vez por todas, de que con estrategias a corto plazo nunca abandonaremos las posiciones actuales, tan alejadas de la que le corresponde a España. A las empresas nos corresponde ejercer el liderazgo inversor, innovador y formador . Por lo que respecta a las multinacionales que llevamos años en España y queremos seguir atrayendo proyectos que nos sitúen en el mapa mundial de la innovación, no tenemos ninguna duda: nos lo creemos.

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