El consejero delegado de Volkswagen, Mattias Müller
El consejero delegado de Volkswagen, Mattias Müller - AFP

Los directivos de Volkswagen se aferran a sus bonus

Tres cadenas de concesionarios estadounidenses han demandado a la compañía ante un tribunal federal de Illinois

BERLÍN Actualizado: Guardar
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Fútbol aparte, en Wolfsburg todo son disgustos. La última mala noticia llegada a la sede central de Volkswagen es que tres cadenas de concesionarios estadounidenses han demandado a la compañía ante un tribunal federal de Illinois argumentando que el fabricante de coches alemán les defraudó intencionadamente al instalar el software en los vehículos de motor diesel para burlar el sistema en las pruebas de emisiones del Gobierno. La demanda colectiva acusa a Volkswagen de atraer franquicias para que invirtieran en exposiciones de venta de vehículos respetuosos con el medioambiente, mientras mentía a los reguladores estadounidenses y exige, claro está, una compensación por las pérdidas que han sufrido los concesionarios, tanto por la caída del valor de los coches afectados que no han podido vender como por la pérdida de valor de la marca Volkswagen.

Es nueva demanda se suma a las anteriores y además se acerca la fecha límite del 21 de abril, establecida por un juzgado federal como tope para alcanzar un acuerdo con los reguladores sobre la reparación de aproximadamente 600.000 vehículos diesel que han violado las leyes de contaminación del aire. Pero ninguno de estos asuntos merece una comparecencia del presidente de la empresa, Mattías Müller, o explicaciones de la directiva, concentrada estos días en un asunto bastante más prosaico: sus bonus.

A pesar de que el consejo de vigilancia reconoce que Volkswagen se encuentra inmersa en una “crisis existencial”, sus miembros se niegan a renunciar a sus bonus. En 2014, el todavía presidente de la compañía, Martin Winterkorn, ingresó más de 3 millones de euros por ese concepto, pero su sucesor advirtió tras aposentarse en el cargo que los directivos verían recortados sus emolumentos a causa de la crisis. “Se trata de los bonus para 2015”, dijo, “está claro que nos tenemos que apretar el cinturón y aquí la directiva debe ser un ejemplo para el resto de la empresa”. La puesta en práctica de este principio, sin embargo, está encontrando resistencia. El caso más destacado es seguramente el de Hans Dieter Pötsch, reubicado en el consejo de vigilancia en el pasado mes de octubre y que pactó en el momento del cambio un bonus intocable de 10 millones de euros anuales hasta 2017.

Estos pagos están causando especial indignación entre los sindicatos, que habían tragado en silencio con los planes de supresión de miles de puestos de trabajo administrativos en Alemania para reducir costes y su sustitución por “personal con aptitudes más estratégicas” como la programación de software y la tecnología que resulten más baratos a la empresa. Varios medios alemanes han informado que se trata de un recorte de 3.000 empleos, pero antes de destaparse el escándalo de las emisiones Volkswagen ya había lanzado un "programa de eficiencia" para recortar 5.000 millones de euros en costes en la marca principal VW, que requeriría una modificación de personal todavía mayor. Wolfgang Porsche, el patriarca de la familia que controla una mayoría de los derechos de voto en Volkswagen, ha confirmado personalmente que el fabricante alemán podría tener que ajustar su plantilla por el escándalo de las emisiones.

Y tampoco están contentos con los bonus los accionistas, que se encuentran ante el primer recorte de dividendos de Volkswagen AG en seis años después de que, el año pasado, la empresa les entregase el 21% de las ganancias. Los dos mayores accionistas, las familias Porsche y Piech y el estado alemán de Baja Sajonia, se han alineado con el dirigente sindical Bernd Osterloh, pero el resto de los accionistas esperan algo, especialmente si se mantienen los bonus que varios destacados miembros de las familias Porsche y Piech seguirán cobrando.

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