¿Cómo afectará al mercado del petróleo la última «guerra» entre Irán y Arabia Saudí?

La ejecución del clérigo chií Nimr Baqir al Nimr el 2 de enero por las autoridades saudíes, un país de mayoría suní, y la destrucción ese mismo día de la embajada saudí en Irán (de mayoría chií) han suscitado el peligro de una «fitna», una especie de guerra civil entre musulmanes

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La ejecución del clérigo chií Nimr Baqir al Nimr el 2 de enero por las autoridades saudíes, un país regido por la interpretación más radical del sunismo, y la destrucción ese mismo día de la embajada saudí en Irán (de mayoría chií) amenazan con una nueva «guerra civil» entre musulmanes.

Las tensiones entre las dos grandes potencias del islam bicéfalo también podrían afectar a la cohesión de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que vive desde hace tiempo tensiones internas por la caída de los precios del crudo y de su influencia como cartel.

Producto de los choques, el precio del barril de crudo Brent había subido este lunes un 3,7 % en el mercado de futuros de Londres por las tensiones en Oriente Medio entre Arabia Saudí e Irán, tras la ejecución del clérigo chií Nimr Baqir al Nimr.

El valor del Brent, de referencia en Europa, alcanzó 38,50 dólares en el International Exchange Futures (ICE) londinense, un 3,7 % más que al cierre del 31 de diciembre, si bien después moderó su ascenso hasta incluso caer con respecto a la última sesión al llegar a los 37, 22 dólares al cierre de sesión. El precio del petróleo europeo vive también de la preocupación por la evolución de la economía china, segundo consumidor mundial de crudo.

«La última crisis entre Irán y Arabia Saudí dificulta aún más la búsqueda de una solución y un compromiso en la OPEP para hacer frente al desplome de los precios del crudo», dice a France Press el presidente de la publicación Estrategias y Políticas Energéticas, Francis Perrin.

Los precios del crudo han bajado un 60% desde verano de 2014 hasta caer por debajo de los 40 dólares el barril. En cambio, los países del Golfo liderados por Arabia Saudí, primer productor de la OPEP, rechazan reducir su producción, una de las herramientas para subir el precio según la propia historia del siglo XX.

Este inmovilismo penaliza notablemente a países como Venezuela, Argelia o Nigeria, que dependen más que otros de los precios altos para continuar con sus políticas. Tampoco Irán, pese a estar también entre los perjudicados, prevé reducir su producción dado que pretende aumentar sus exportaciones ante la inminente retirada de las sanciones occidentales.

En cambio, Perrin asegura que Irán seguirá con sus esfuerzos de reducir la producción de crudo. Estas intenciones chocan con el inmovilismo saudí, que desde hace meses pretende seguir con su estrategia para, según se ha apuntado, intentar mermar a los productores del petróleo mediante «fracking», procedentes en su mayoría de Estados Unidos. Aunque todavía se duda de su efectividad, se pretende hacer inviable las técnicas de extracción.

Las autoridades saudíes anunciaron la pasada semana que el déficit del presupuesto público a finales de 2015 ascendió a 89.000 millones de euros, un récord para el reino wahabi. Para contrarrestarlo, anunciaron subidas de impuestos al petróleo, entre otros bienes.

En los últimos tiempos, la influencia de Oriente Medio sobre los precios del crudo ha ido perdiendo fuelle debido a varios factores: especialmente, según expertos consultados por ABC, por la sobreproducción de petróleo que ha venido de la mano del fenómeno «fracking» en Estados Unidos.

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