El campo estalla contra Sánchez y exige un rescate de la quiebra

Agricultores y ganaderos de toda España avisan al Gobierno: «O ponen medidas o seguiremos»

La protesta reunió a 400.000 personas, según la organización, cifra que la Delegación del Gobierno bajó a 150.000

Los manifestantes ‘tomaron’ el Paseo de la Castellana, el corazón financiero de Madrid Isabel Permuy

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El mundo rural inundó ayer las calles de Madrid, culminando la ola de protestas de las principales organizaciones agrarias iniciada a finales del año pasado por la fuerte escalada de los costes de producción, especialmente, de la electricidad y el gasóleo. Unas convocatorias que han ido captando en las últimas semanas el hartazgo del campo hacia el Ejecutivo, bien por polémicas como el de las ‘macrogranjas’ , bien por la gestión de fenómenos como la sequía y el reciente paro de los pequeños transportistas.

Bajo el lema «Unidos por el campo» agricultores, ganaderos, cazadores, criadores de toros de lidia y muchos otros colectivos recorrieron a pie, en tractor, montados a caballo y, muchos de ellos, junto a sus perros de caza la distancia entre la sede del Ministerio de Agricultura (junto a la Estación de Atocha) y la de Transición Ecológica. Lo hicieron unas 150.000 personas , según la Delegación del Gobierno en Madrid y 400.000 personas , según los convocantes. Una idea del grado de movilización es la cifra de autobuses venidos a la capital desde toda España, más de 1.000. La situación obligó a cortar el tráfico en muchas de las calles adyacentes al recorrido de la manifestación antes del inicio de la concentración.

Cencerros, silbidos, gritos de «¡Fuera! ¡Fuera!» y aplausos espontáneos de muchos transeúntes resonaron por todo el Paseo de Recoletos y La Castellana durante la manifestación. Convocados por las principales organizaciones agrarias (Asaja, COAG, UPA y Cooperativas Agroalimentarias ) junto a Federación Nacional de Comunidades de Regantes de España (Fenacore) , l a Real Federación Española de Caza (RFEC), la Oficina Nacional de Caza (ONC), Alianza Rural y la Unión de Criadores de Toros de Lidia (UCTL) los manifestantes dejaron muy claro al Gobierno que querían ser escuchados y tenidos en cuenta.

Una idea a la que pusieron voz los organizadores de esta concentración. Desde Asaja, su presidente Pedro Barato, pidió en el discurso final de la concentración «respeto al campo español» y lanzó un aviso para navegantes: «O ponen medidas o seguiremos» , advirtió. Por su parte, el secretario general de COAG Miguel Padilla, que al inicio de la concentración había advertido contra la entrada de fondos de inversión ante la posible ruina de muchas explotaciones, lamentó que «las legislaciones se hagan desde los despachos» sin contar con ellos. Lorenzo Ramos, máximo responsable de UPA, puso sobre la mesa la exigencia de que se les pague por encima de los costes de producción y se acordó de los agricultores afectados por la sequía, para quienes pidió «ayudas directas». Pero las mayores críticas vinieron desde el mundo de la caza. «Ya basta de un Gobierno cobarde y entregado a los animalistas», resumió el presidente de la Real Federación Española de Caza (RFEC) Manuel Gallardo.

«Hay una sequía tremenda»

Por su parte, desde el lado de los regantes el secretario general de Fanacore (Federación Nacional de Regantes de España) Juan Valero de Palma ha lamentado que « en España hay una sequía tremenda : el Guadalquivir con 1.000 metros cúbidos de agua por hectárea. Eso es menos de las necesidades de riego». Una situación que Valero ha extendido a otras cuencas como el Guadiana, el Júcar, e incluso, parte del Ebro. Por este motivo, ha exigido que se pongan en marcha «obras de regulación ya que estamos en un país seco» y mostrado su oposición a que se vuelva a «régimen natural de los ríos» desplazando a los embalses, que son el 80% del origen del agua. En este sentido, ha instado a no llevar a la adminsitración «el ecologismo radical».

A pie de calle, entre los asistentes a la manifestación, hubo opiniones similares: ‘Pueblo de ovejas gobernado por una junta de lobos para beneficio de buitres’, ‘Ecogetas y podemitas de salon vente a vivir al pueblo... ¡¡Cómo vivo yo!!’ rezaban las pancartas de Jesús, Ángel y Agustín. Tres trabajadores autónomos del campo que llegaron a Madrid desde la Alcarria coquense. «No podemos seguir viviendo así» , comentaba uno de ellos a ABC. A preguntas de cómo le está afectando la escalada de costes de producción respondían: «¿Has estado últimamente en una gasolinera?». Solo en concepto de combustible ya pagan el triple que hace un año.

Un futuro mejor

«Queremos un futuro mejor para que vosotros, los de la ciudad, tengáis que comer», apuntaba Eloy Gómez cuando nos lo encontramos próximo a la Glorieta de Emilio Castelar, un espacio normalmente ocupado por vehículos. Este joven productor lácteo de Orense (Galicia), heredó su profesión de su abuelo y padre, admite directamente que está «al límite» y que está vendiendo lo que generan sus vacas por debajo de costes. Todo se le ha encarecido: la electricidad, los plásticos... El paro de los pequeños transportistas ha sido la guinda: ya no pueden ni dar salida a la leche ni entregar a los animales al matadero. «Tenemos un trabajador en la granja y yo me aprieto el cinturón, paso necesidad, porque lleve pan a su casa» , admitía a preguntas de este diario este joven ganadero.

Tras despedirse, Eloy vuelve a hacer sonar con fuerza un enorme cencerro. Testimonios como estos salpicaron la manifestación que concluyó en un escenario levantado junto a la sede del Ministerio de Transición Ecológica. Allí tuvo lugar la intervención final de los representantes de las asociaciones organizadores ante un mar salpicado de distintas tonalidades de verde (agricultores, ganaderos) y naranja (el de los cazadores). Con un invitado de excepción, el torero Julián López Escobar ‘El Juli’ , que se ha distinguido en los últimos años por su defensa cerrada del toreo y del mundo rural. Junto al alcalde de Madrid, José Luis Martínez-Almeida tuvo que atender numerosas peticiones de ‘selfies’.

Como anécdota de la jornada, el equipo azulgrana que jugó ayer el clásico contra el Real Madrid pasó fugazmente por La Castellana, donde tenía fijado el hotel de concentración. Su paso y desembarco en un conocido establecimiento hotelero de esta arteria madrileña generó algunos silbidos por parte de los anifestantes. El clásico, al menos en este campo, parece que cayó del lado merengue.

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