Caducidad programada o por qué tu electrodoméstico no dura más de 12 años

La Comisión Europea ha aprobado una normativa que obligará a los fabricantes a garantizar el derecho a la reparación y a incrementar la duración de estos aparatos

ADOBESTOCK
Teresa Sánchez Vicente

Esta funcionalidad es sólo para registrados

La durabilidad de los materiales, la dificultad para reparar aparatos y el alto precio de la mano de obra, el «software» que ya no se puede actualizar... Los dispositivos electrónicos parecen estar fabricados con una fecha de caducidad programada y su vida útil no suele superar los 12 años como máximo, según un análisis elaborado por la OCU . Para luchar contra la obsolescencia o caducidad programada, la Comisión Europea aprobó a principios de octubre una normativa que obligará a los fabricantes a garantizar el derecho a la reparación y a incrementar la duración de estos aparatos ya que las piezas de repuesto deberán estar disponibles durante un periodo largo de tiempo tras la compra . Así, a partir de 2021 este plazo será de siete años mínimo para las neveras y de diez, para los lavavajillas y lavadoras, que además tendrán que utilizar menos agua en sus programas de lavado. Además, estas piezas tendrán que ser entregadas antes de que pasen 15 días hábiles y se podrán «reemplazar con el uso de herramientas comúnmente disponibles y sin daños permanentes para el electrodoméstico» y el consumidor podrá acudir a cualquier taller para efectuar el arreglo sin verse obligado a recurrir al servicio oficial de la marca.

Dese la Comisión Europea calculan que estas medidas, junto al nuevo etiquetado eficiente , supondrán economizar 150 euros por hogar al año , un ahorro energético de 167 TWh anuales para 2030 y una reducción de 46 millones de tonedas de CO2. «Es una medida eficaz siempre y cuando no vaya sola, debe tener un buen acompañamiento y apoyo. Para ayudar en este empeño es necesario que a todos los actores implicados en la reparación y reutilización se les garantice un marco normativo que impulse y ofrezca seguridad en su sector. Ésta es otra de las claves de la economía circular. Asimismo, se deben implementar medidas que favorezcan el reciclaje y reutilización de la mayoría de los productos que las empresas ponen en el mercado, una vez que dichos productos lleguen a su fin de vida útil», afirma el Director del Máster en Energías Renovables y Eficiencia Energética de la Universidad de Nebrija, Juan José Coble Castro.

El profesor de la Universidad Nebrija asegura que también sería necesario incluir más información en las etiquetas . «Sería conveniente y bastante útil que esta etiqueta llevara una indicación del tiempo de vida útil medio del aparato, del tiempo que estarán disponibles los repuestos desde que deje de fabricarse y que indique si incluye garantía comercial y de cuánto tiempo. El consumidor al mirar estas etiquetas entre aparatos de distintas marcas podrá comparar y comprar con mejor criterio».

Por su parte, el presidente de Feniss, Benito Muros, cree que las medidas impulsadas desde la Comisión Europea «no van a servir de mucho». «Los electrodomésticos se suelen estropear en los primeros cinco años desde su compra y la gente opta por sustituirlos ya que el problema no es el coste de la pieza, sino el de la mano de obra nueva. El precio de repararlo va del 70% a 90% de lo que supone adquirir uno nuevo», señala Muros. Por ello, Muros propone ir más allá e incrementar el periodo de garantía de dos a cinco años, que las piezas de respuesto estén disponibles hasta un mínimo de 15 años después y que el precio de la reparación tenga un límite máximo del 25% de lo que supondría comprar un aparato nuevo.

«Un electrodoméstico podría durar más de 40 años si los fabricantes buscaran su máxima durabilidad» (Benito Muros, presidente de Feniss)

«Un electrodoméstico podría durar más de 40 años si los fabricantes buscaran su máxima durabilidad», indica Muros, quien no duda de la existencia de la obsolescencia programada y advierte de que la propia Unión Europea admite que se dan estas prácticas dentro de sus propias propuestas para luchar contra ella. «Todo esto queda reflejado en las Directivas 2008/98/CE sobre los residuos y 2012/19/UE sobre residuos de aparatos eléctricos y electrónicos, donde se inicia la lucha contra la obsolescencia programada al incluir en su redacción la necesidad de favorecer la puesta en el mercado de productos duraderos y reparables», añade el profesor Coble. A este respecto, Coble también habla de obsolescencia programa sin tapujos y cita un estudio elaborado por la Universidad de Berlín y el Öko-Institut en 2016 en el que se destaca que «el porcentaje de los electrodomésticos que se deben reemplazar en sus cinco primeros años de vida se ha duplicado entre el año 2004 y el 2012. Se ha pasado de un 3,5% en 2004 a un 8,3% en 2012».

Recopilación de quejas

Por su parte, desde la OCU han puesto en marcha una campaña para concienciar de que hay productos que dejan de funcionar «a los pocos años de haberlos comprado» , móviles que no admiten actualizaciones o aparatos que se averían justo cuando se termina el periodo de garantía. «La obsolescencia prematura es un problema generalizado. El resultado es que muchos de nuestros productos no tienen la vida útil que cabría esperar de ellos, con el consiguiente coste en términos de dinero e impacto ambiental», indican en la nota de la organización de consumidores.

Por ello, desde la OCU hacen un llamamiento a que los consumidores aporten casos «que sirvan para evaluar la durabilidad y la reparabilidad de los productos». «Cuantas más quejas recibamos mejor podremos documentar el fenómeno haciendo visible un problema que nos afecta a todos, pero que es difícil de probar de manera individual», aseguran desde la organización.

Comentarios
0
Comparte esta noticia por correo electrónico

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Reporta un error en esta noticia

*Campos obligatorios

Algunos campos contienen errores

Tu mensaje se ha enviado con éxito

Muchas gracias por tu participación