Una Calviño en campaña defiende las previsiones que Bruselas no se cree

La ministra de Economía desmiente las cifras de la Comisión porque «no se corresponden» con la realidad que detecta el Gobierno Sánchez

La ministra de Economía, Nadia Calviño EP

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La Comisión Europea ha rebajado cuatro décimas sus previsiones para la economía española, en parte debido a la falta de acción política por parte del Gobierno y también como efecto genérico de la desaceleración económica que se prevé en toda Europa. Poco después de que se hiciera público este anuncio, la ministra de Economía, Nadia Calviño, que viajó a Bruselas para participar en la reunión del Eurogrupo, desmintió esas cifras y dijo que «no se corresponden» con la realidad que detecta el Gobierno.

No ha sido la Comisión Europea la que ha elegido la fecha de las elecciones en España y aún teniendo en cuenta su tradicional alergia a mezclarse con los debates políticos de los países miembros, en las previsiones de otoño ha enviado un mensaje claro, tanto por lo que dice como por lo que elude mencionar directamente. El comisario de Asuntos Económicos, Pierre Moscovici, lo hizo con todas las cautelas y envolviéndolo en una retórica lo más aséptica posible. El caso es que el Ejecutivo comunitario prevé que este año la economía española habrá crecido un 1,9%, bastante lejos del 2,3% que el mismo departamento había previsto en julio pasado. Por lo que respecto a 2020, el crecimiento será el 1,5%. Esta bajada de los indicadores «se encuadra en un contexto de incertidumbre elevada, y se relaciona con riesgos externos e internos» que son tan evidentes que han afectado directamente al consumo privado, lo que explica «el comportamiento preventivo de los hogares en lo que respecta al ahorro».

Al llegar al edificio del Consejo, una Nadia Calviño, que parece seguir en campaña, dijo simplemente que la Comisión se equivoca, porque «sobre la base de los datos y la información que tenemos en este momento, para que la economía española cerrarse 2019 con un crecimiento inferior al 2% tendríamos que estar viviendo una realidad en nuestro país que no se corresponde en absoluto con los indicadores que estamos recibiendo». La ministra, a quien el presidente en funciones Pedro Sánchez ha decidido proponerle el cargo de vicepresidenta económica , cree que sería malo «caer en la sobrerreacción» ante estos datos que justifica porque el Ejecutivo comunitario no ha tenido en cuenta datos como los del crecimiento de la contabilidad nacional del tercer trimestre ni las cifras de afiliación a la Seguridad Social de octubre. La ministra explicó también que en la pasada primavera, cuando muchos organismos internacionales mejoraron las previsiones para España, el Gobierno no hizo caso porque anticipaba que habría «focos de incertidumbre» por el Brexit y la sentencia del «procés».

El caso es que la ministra, que también ha sido directora general en la Comisión, sabe perfectamente que en los casos en que no saben qué va a hacer determinado gobierno, los expertos comunitarios utilizan en sus cálculos el concepto «en ausencia de cambios de política» y que cuando va acompañado de un cambio a la baja de las previsiones de crecimiento eso debe interpretarse como un requerimiento explícito para que se ponga remedio. España no tiene presupuestos para 2019 y se corre el riesgo de que tampoco los haya para 2020 salvo que cambien mucho las cosas. Lo que dice la Comisión es que por muy benéficos que fuesen los últimos Presupuestos Generales aprobados por el Gobierno de Mariano Rajoy días antes de ser derribado por una moción de censura, el país no puede seguir bloqueado sin que ello tenga efectos sobre la evolución económica.

Las previsiones no mencionan nada concreto, ni siquiera el grave problema de Cataluña, y para guardar estrictamente las formas Moscovici también recordó que a España le afectarán también los efectos de la inestabilidad mundial, especialmente la guerra comercial de EE.UU. con China, que es un problema coyuntural, y también la desaceleración del gigante asiático, que a juicio del comisario se debe a razones estructurales, sobre todo al desastre demográfico.

Y pese a ello. España seguirá creciendo levemente por encima de la media europea, algo que en realidad solo sirve para ocultar el hecho de que toda la UE va a crecer muy poco después de un periodo de seis años de progreso relativamente robusto.

A Moscovici le preguntaron si no estaba tratando de intervenir en la campaña electoral, pero, naturalmente, lo negó diciendo que no se trata de que esté «pasando ningún consejo a cuatro días de las elecciones» y que algunos de los «mensajes alarmistas» respecto a estas previsiones le parecían «inadecuados», aunque finalmente insistió con toda claridad en que «siempre es mejor un gobierno con una mayoría estable y siempre es mejor que se hagan reformas estructurales» que un país paralizado por la falta de un gobierno estable.

En cuanto a la ministra, después del anuncio de Pedro Sánchez de que pretende nombrarla vicepresidenta si gana las elecciones, lo que ya ha sido rechazado por uno de sus potenciales socios como Pablo Iglesias, ayer también fue preguntada sobre otros rumores que la mencionan como un posible personaje de consenso para pilotar un gobierno de coalición -en el que por supuesto no estaría Sánchez- a lo que respondió que le parecía una posibilidad «descabellada».

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