«Por el bien del FMI, su próximo dirigente no debería ser europeo»

El autor de «Historia del Fondo Monetario Internacional», el catedrático de Historia e Instituciones Económicas de la Universidad de Alcalá Pablo Martín-Aceña, hace balance de los 75 años de la institución y su relación con España

Pablo Martín-Aceña es autor de «Historia del Fondo Monetario Internacional» y de decenas de libros como «Las crisis financieras en la España contemporánea 1850-2012» GUILLERMO NAVARRO

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El FMI está de cumpleaños. Y no una cifra cualquiera, sino 75 años. Un número redondo del que Pablo Martín-Aceña ha hecho balance en «Historia del Fondo Monetario Internacional», el libro que acaba de publicar sobre la extensa vida de la institución. Precisamente uno de los creadores del Fondo, John Maynard Keynes, pronunció en la Residencia de Estudiantes, donde tuvo lugar esta entrevista, una conferencia en 1930. Casualidad o no, hablamos de un organismo que ahora espera nuevo director gerente, tras la marcha de Christine Lagarde al BCE:

¿Cuáles han sido las claves de la resiliencia del FMI durante estos 75 años?

Es la pregunta de partida del libro, porque el FMI es una institución tan atacada y vilipendiada que no despierta ninguna simpatía ni en países ricos ni medianos o pequeños. Sin embargo, ha resistido 75 años: el FMI presta en esencia cuando nadie lo hace. Lo hace con condiciones, porque no deja de ser una suerte de banco internacional, al que acuden los países cuando no encuentran una alternativa viable. Esto explica muy bien por qué el número de miembros ha aumento desde los 45 países iniciales de Bretton Woods hasta los 189 de la actualidad. Luego también asesora gratis, y hay una labor aún menos conocida, que es la de la formación a funcionarios de los países miembros. Todo esto es por lo que ha sobrevivido el FMI.

¿Siguen vigentes las críticas sobre la condicionalidad?

Al principio, los británicos -que estaban con el agua al cuello y necesitaban mucho dinero- querían que los préstamos fueran gratis pero los Estados Unidos se opusieron. A pesar de que la condicionalidad no aparece en el primer convenio, luego se introdujo a principios de los años 50 a propuesta de Washington. Porque si no hay condicionalidad, no hay incentivos para hacer las reformas ni para devolver el dinero. Otra cosa es que esa condicionalidad no haya siempre sido la adecuada o que los funcionarios del Fondo en las crisis de deuda en Latinoamérica o las asiáticas de los años 90 puedan haber agravado la situación económica.

En estos 75 años parece que el FMI ha sabido transformarse y adaptarse a los cambios...

El FMI es una institución que ha sido un poco camaleónica, a lo mejor con retraso. En este último periodo, sí que ha registrado una mayor metamorfosis: ha cambiado sus criterios de condicionalidad, así como una reflexión interna sobre su propio modus operandi, y bueno, no es que se haya convertido en una institución admirable. Muchas veces se le acusa de que hay un desequilibrio interno, pero es utópico pensar que el FMI pueda ser una organización igualitaria o que los votos de los Estados Unidos pesan lo mismo que los de Burundi.

Precisamente se ha criticado mucho el poder y la influencia de Estados Unidose en el FMI.

El ascenso de China puede poner en jaque toda esa distribución del poder. El Fondo fue una idea de los Estados Unidos, un proyecto amplio, de construcción monetaria y cooperación porque los funcionarios del Tesoro y del Departamento de Estado interpretaron que la II Guerra Mundial había sido consecuencia de la fragmentación económica. Entonces, el único poder político y económico que había eran los Estados Unidos. Ese poder inicial se ha perpetuado, aunque ha ido disminuyendo. ¿Que es un privilegio desorbitado? Cierto. Pero el mundo sigue usando dólares como la divisa esencial.

El futuro del FMI y su relación con España

Christine Lagarde acaba de dimitir como directora gerente del FMI para presidir el BCE a partir del próximo mes de noviembre, ¿cree que la sucederá otro europeo?

Lo que sé es que los europeos van a presionar al máximo. Creo que por el bien del Fondo, de su futuro, el próximo director gerente no debería ser un europeo. Si es un europeo finalmente, creo que no sería el buen camino.

Hablando de europeos, apenas menciona en el libro al único español al frente del FMI, Rodrigo Rato.¿Qué opina de su labor?

A Rodrigo Rato le ponen al frente del FMI en un momento en que se estaba reconvirtiendo interiormente y disminuyendo su personal, porque no pasaba nada. El Fondo es importante cuando hay crisis; si las cosas están tranquilas, pasa a un segundo plano. Le pilló ese momento y, luego, se debía de aburrir. No lo sé. Pasó sin pena ni gloría, como muchos. Además, Rato se marchó antes de terminar su mandato y eso no está bien: sin dar explicaciones, y no se sabe a dónde.

¿Cómo ha sido la relación entre el FMI y España?

Después del Plan de Estabilización (1959), España no volvió a acudir al FMI, ya que Franco y los dirigentes franquistas lo veían como un enemigo. Porque el Fondo se inmiscuye en los asuntos de los estados, a veces demasiado. Entonces, cuando venían aquí eran como funcionarios extranjeros que querían intervenir en nuestra casa. Luego con la democracia mejoró, lo que pasa es que las relaciones han sido cordiales, pero distantes, porque España no ha necesitado del Fondo, ni siquiera durante el rescate.

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