El gobernador del Banco de Suecia, Stefan Ingves
El gobernador del Banco de Suecia, Stefan Ingves - REUTERS

El Banco de Suecia profundiza en los tipos negativos

El Riksbank ha decidido seguir bajando hasta el -0,50%, ante el debilitamiento de las expectativas de inflación y los efectos cuestionables de la política expansiva del BCE

BERLÍN Actualizado: Guardar
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Los tipos suecos estaban ya en el negativo -0,35%, pero no era suficiente. El Riksbank ha decidido seguir bajando hasta el -0,50%, ante el debilitamiento de las expectativas de inflación y los efectos cuestionables de la política expansiva del BCE. Y aún más: la institución ha subrayado conjuntamente con este anuncio que cuenta aún con margen para continuar rebajando la tasa si fuera necesario.

“El consejo ejecutivo todavía cuenta con un alto grado de disposición para hacer su política monetaria aún más expansiva, incluso fuera de las reuniones ordinarias” afirma en un comunicado el consejo ejecutivo, que además ha decidido mantener su programa de compra de bonos soberanos durante el primer semestre de 2016 y ha acordado reinvertir los vencimientos y cupones.

“Todavía hay margen para bajar más los tipos”, insiste, apuntando también la posibilidad de “implementar otras medidas”.

La corona sueca también será utilizada como barrera de contención si resulta necesario. “El Riksbank está preparado para intervenir en el mercado de divisas si la corona se aprecia tan rápidamente como para amenazar el repunte de la inflación”, añade el banco.

El escenario que lleva a los banqueros centrales suecos a perseverar en la ofensiva es una inflación indolente a los estímulos y unas perspectivas macroeconómicas revisadas a la baja. Para los precios al consumo, la institución prevé que la inflación suba este año solamente un 0,7%, frente al 1,3% estimado en diciembre. Y en cuanto a la evolución del PIB, el Riksbank ha revisado una décima a la baja su pronóstico para 2016 y 2017. Según esta última estimación espera que la economía sueca crezca un 3,5% y un 2,9% respectivamente.

Por ahora no prevé que los tipos de interés vuelvan a estar en terreno positivo antes de 2018, cuando espera que se sitúen en el 0%. Aunque admite que, en gran medida, la baja inflación tiene poco que ver con elementos de la demanda subyacente, teme daños irreparables en la confianza en el objetivo de inflación y justifica esta línea de actuación por la elevada incertidumbre sobre la evolución de la economía global, con bajos niveles de inflación y numerosos bancos centrales buscando medidas expansivas adicionales. “La política monetaria sueca debe estar en relación con esto. De otro modo, el cambio de la corona corre el riesgo de fortalecerse a un ritmo más rápido de lo previsto, lo que haría más difícil impulsar la inflación y que se estabilice en torno al 2%”, explica, utilizando un argumento que hemos escuchado también recientemente al presidente del BCE, Mario Draghi, y que formula diciendo que “los riesgos inherentes a no cambiar son mayores y la política monetaria por tanto necesita ser más expansiva”.

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