Austria: «Unión de la deuda, no con nosotros»

«El dinero no podrá gastarse en cualquier cosa», advierte el canciller austriaco Sebastian Kurz

El canciller austriaco Sebastian Kurz EFE7EPA

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Como ya hemos visto en el fracaso de la candidatura de Nadia Calviño para presidir el Eurogrupo, lo que opinan los países pequeños de la UE, hoy por hoy, cuenta mucho. Y la posición expuesta en una entrevista concedida al diario alemán «Frankfurter Allgemeine» por el canciller austriaco, el conservador Sebastian Kurz, es un plante en toda regla. De cara a la cumbre europea de los días 17 y 18 de julio, en la que se dirimirá el diseño, reparto y financiación del Fondo de Reconstrucción, las ayudas sin precedentes que la Comisión prepara para contrarrestar la crisis económica causada por la pandemia, Kurd establece ciertas condiciones que difícilmente podrán ser ignoradas: el dinero no podrá gastarse en cualquier cosa, Europa deberá invertir en digitalización y protección del clima; serán necesarias reformas estructurales y la introducción de una tarifa de CO2; y además establece una línea roja inconfundible: «no habrá una unión de la deuda con nosotros».

Incluso la canciller alemana ha abierto la puerta a una emisión de deuda por parte de la Comisión Europea, una medida bastante parecida a la mutualización de la deuda a la que hasta ahora alemania se había opuesto con uñas y dientes. Kurz asegura que «es bueno que en esta fase tan exigente un país fuerte como Alemania presida por turno la Unión, con una jefa de gobierno experimentada como Angela Merkel en la cima», pero discrepa abiertamente de ella en este punto concreto. «Recientemente me contactó par hablar sobre el semestre de la presidencia alemana e hicimos una llamada telefónica muy detallada. Para mí es importante que nosotros, como Unión Europea, no solo superemos bien la crisis sanitaria, sino que también ganemos competitividad a largo plazo. No estábamos bien posicionados en muchas áreas antes de la pandemia, y tenemos que hacer todo lo posible para evitar quedarnos atrás. Pero no habrá entrada en una unión de la deuda con nosotros», dice, «por supuesto, tenemos que ayudar a los países particularmente afectados en esta crisis extraordinaria, pero la forma que tome esta ayuda se negociará en detalle».

Sobre las posiciones críticas de algunos países respecto al montante del Fondo de Reconstrucción, fijado por la Comisión en 750.000 millones de euros, Kurz dice que «no es necesario superarnos mutuamente con números cada vez más altos, sino asegurarnos de que la ayuda se invierta correctamente». «El dinero en sí mismo no es tanto el problema. Los países particularmente afectados también pueden financiarse en los mercados de capitales en buenos términos», sugiere. «Italia paga menos del uno y medio por ciento de interés en sus bonos del gobierno, la mitad de lo que Austria hizo durante la crisis financiera. Además, todavía existe el ESM Euro Rescue Fund, que está lejos de agotarse. Es por eso que no deberíamos tratar con números increíblemente grandes cuando se trata de fondos de construcción, sino más bien pensar: ¿dónde debería fluir el dinero, en qué debería invertirse y puede absorberse? Esto es más relevante que el monto de la suma».

«Préstamos para préstamos»

También se muestra especialmente puntilloso a la hora de precisar si las ayudas deber ser constituidas por transferencias o préstamos. «Ese sigue siendo un tema muy importante para nosotros. Defendemos el principio de "préstamos para préstamos", es decir, el dinero que la UE saca como préstamo debe transferirse principalmente como un préstamo. Estoy a favor de un equilibrio general entre préstamos y subvenciones y que las subvenciones no aumenten de manera inconmensurable. No debemos olvidar que el presupuesto ordinario de la UE con sus más de mil millones de euros ya es un paquete con subvenciones», establece su posición.

A Kurz le preocupa que los países que más ayudas reciban no gasten correctamente el dinero. «Para ecologizar, digitalizar y apoyar reformas, está bien. Pero si el dinero no se gasta en reformas, sino en vales de vacaciones...», tuerce el gesto, y esa mueca está detrás delas condiciones que, no solamente Austria, sino también Holanda, Suecia y Dinamarca, están dispuestas a exigir a toda costa. Ya han logrado imponer un endurecimiento de las condiciones para acceder a la ayuda y la supervisión del fondo. Los planes de inversiones y reformas que tendrán que presentar España, Italia y el resto de socios serán aprobados en función de su «coherencia con las recomendaciones específicas de cada país, así como el fortalecimiento del potencial de crecimiento, la creación de empleo y la resiliencia económica y social del estado miembro». La contribución a la transición verde y digital será también un «requisito previo». También se les ha concedido que mantendrán los llamados «cheques», el dinero que se les devuelve cada año de las arcas comunitarias para compensar el menor retorno que obtienen del presupuesto comunitario. Pero si no acceden por su parte a que la Comisión emita bonos europeos, no habrá como financiar las ayudas y Europa debería apañárselas con un Fondo de Reconstrucción significativamente más pequeño.

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