Asier Uribeechebarria

La tortura de las pensiones

Si no se actúa ante la presión de 14 millones de jubilados en 2024, la situación estallará y el Gobierno del momento se verá obligado a rebajar las pensiones de manera drástica

Varios pensionistas movidos por la plataforma de pensionistas indignadxs de Madrid se manifiestan con pancartas en el Congreso de los Diputados, en Madrid (España), EP

Asier Uribeechebarria

Diariamente jóvenes, adultos y ancianos somos torturados con noticias catastrofistas y contradictorias sobre el futuro de nuestras pensiones . Sin embargo, el inicio de toda discusión debería ser un análisis objetivo que, en el caso que nos ocupa, no es sencillo. Los números son como los prisioneros, si se les tortura lo suficiente, podemos hacer que confiesen cualquier cosa. Pensión viene del latín «pensio», préstamo, que es probablemente la mejor descripción de su funcionamiento en España, un «préstamo» intergeneracional. Nuestro sistema público de pensiones tiene dos objetivos: la sostenibilidad y la suficiencia de las prestaciones. Para conseguirlo, se basa en cuatro principios: reparto (los trabajadores en activo financian a los jubilados), proporcionalidad contributiva (se recibe según lo aportado), gestión pública y finalmente suficiencia de prestaciones.

La discusión se plantea entre un estado de bienestar creciente y el necesario cuidado de nuestros mayores en uno de los países más envejecidos del mundo y su antítesis, que es un presupuesto nacional cada vez más dedicado a gasto no productivo y la enorme «hipoteca» que este gasto supone para los jóvenes. Así, la pensión media de las nuevas jubilaciones, 1.306 euros, es ahora mayor que el salario más frecuente en España, 1.248 euros .

«Los números son como los prisioneros, si se les tortura lo suficiente, podemos hacer que confiesen cualquier cosa»

Alejándose del espíritu de acuerdos anteriores, más o menos unánimes en el arco parlamentario, la nueva propuesta del potencial gobierno de Pedro Sánchez, la indexación de las pensiones, actualizándolas al 2% en vez del 0,25%, supondría, de acuerdo con el FMI, el colapso del sistema , disparando el gasto entre tres y cuatro puntos del PIB, pasando del 10,8% en 2018 hasta el 14% en 2035. El Banco de España, desde un punto de vista técnico, lleva tiempo advirtiendo sobre la magnitud del problema, solicitando a los políticos medidas que garanticen la sostenibilidad del sistema , como la instauración de nuevos incentivos para que los trabajadores retrasen su jubilación, las cuentas nocionales o el fomento de las hipotecas inversas.

Parece claro que, si no se toman medidas, las alternativas no serán el sistema chileno, la mochila austriaca o el conocido como «modelo anglosajón», sino la solución griega. Esto es, no actuar ante la presión de 10 millones de jubilados votantes que serán 14 millones en 2024 y esperar a ver a qué gobierno le estalla, que, en ese momento, se verá obligado a bajar las pensiones de manera drástica.

Desde el sector privado, la situación no es mucho mejor, con un volumen de planes de pensiones privados sobre PIB ocho veces inferior a la media de los países europeos y por tanto, con mucha menor cobertura privada del futuro de los españoles, agravado además ahora con la propuesta de la eliminación de su favorable fiscalidad por partidos de izquierda . En todo caso, parece razonable pensar que este bajísimo desarrollo de los planes de pensiones privados en España viene sobre todo condicionado por la pobre rentabilidad de éstos, que ha provocado que los españoles no los consideren como una opción razonable de inversión.

Según diferentes estudios internacionales, los planes de pensiones nacionales tienen los terceros mayores costes entre 28 países de la OCDE (solo por delante de Letonia y República Checa) y, de manera relacionada, la menor rentabilidad. Países Bajos lidera dicha rentabilidad con un 7,2% frente al 1% que hay en España. La relevancia de esto es fácilmente entendible, ya que aplicado ese diferencial de rentabilidad del 6% sobre el volumen total de planes de pensiones individuales en España de 75.000 millones de euros, nos daría un potencial retorno anual suplementario de 4.700 millones de euros, con lo que se podrían pagar las pensiones públicas de jubilación de toda España casi un mes completo. Evidentemente, más rentabilidad de lo aportado es igual a menos necesidad de aportaciones.

Como en otros sectores, los nuevos jugadores por internet, en este caso los llamados gestores automatizados parecen por ahora los únicos dispuestos a poner a disposición de todos los bolsillos esa mejor oferta en forma de planes de pensiones con las características necesarias para obtener rentabilidad a largo plazo: diversificación global, una clara mejora de la calidad de los activos subyacentes, mediante el uso de arquitecturas abiertas (esto es, no utilizar solo productos propios de cada entidad) y bajas comisiones.

Asier Uribeechebarria es CEO y fundador de Finanbest

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