Una amenaza invisible que agrieta los cimientos económicos de Rusia y puede extenderse a nivel global

Este problema se erige como un gran riesgo y pone en jaque las infraestructuras petroleras y empresariales del país, mientras el desplome de edificios y la inundación de cultivos se suceden, y nuevas bacterias y virus aparecen con el deshielo

Dos tercios de Rusia se asientan sobre una capa de permafrost que se deshace y están en juego los gaseoductos, al tiempo que abre una ruta Ártica de la que los rusos serán los más beneficiados

Las empresas petroleras y gasísticas rusas están amenazadas por el derretimiento del permafrost

Alexia Columba Jerez

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El permafrost es una amenaza silenciosa que avanza por Rusia, pone en peligro su esencial industria gasística y supone u na bomba de relojería para el resto del planeta. Oriol Grau, investigador postdoctoral Marie Curie de la Universidad de Amberes (Bélgica) aclara que «el permafrost es el suelo que está permanentemente congelado. Sobre él hay una parte superficial, denominada activa, que durante la estación cálida se puede derretir, pero por debajo, el permafrost quedaba siempre intacto». Esta capa helada «se encuentra en zonas árticas y subárticas o de mucha altitud», aclara este experto.

Miguel Ángel de Pablo, geólogo y profesor de ciencias ambientales de la Universidad de Alcalá , añade que el espesor del permafrost puede llegar a centenares de metros y la capa activa tiene entre unos pocos centímetros y un par de metros. «Pero ahora estamos viendo colapsos del terreno . El permafrost se está derritiendo, y se conocen noticias aparentemente inconexas de que en Siberia han descubierto enorme cráteres en la tierra , o el suceso de un gran vertido de petróleo en la región del ártico ruso que afectó a 350 km2, deslizamientos de tierras, incendios en Siberia que podrían aumentar de forma crítica en los próximos años, el colapso de infraestructuras...» Mientras, los cultivos se han convertido en pantanos y los ríos crecen un 30% en primavera. La realidad es que todo ello está conectado con la degradación del permafrost.

Incluso, comenta De Pablo, pueden darse problemas de salud. Hace ya unos años, una niña y su padre enfermaron de ántrax por tocar los restos de un reno cuando este surgió al descongelarse el suelo en el que estaba, recuerda este experto. Eso pone de manifiesto que en los suelos congelados del ártico, que lo están desde hace miles de años, podría haber bacterias o virus para los que los ecosistemas actuales no estemos adaptados, pudiendo sufrir las consecuencias. Y esto es solo la punta del iceberg en daños colaterales. Si el permafrost contiene materia orgánica en su interior, el derretimiento y su descomposición puede provocar que se liberen gases de metano y CO2 por todo el planeta.

Lo que supone un enorme problema climático, porque como explica Grau, «en la turba que hay en el permafrost está almacenado el 40% de los depósitos de carbono del planeta» . Sería como quemar varias veces todos los bosques del mundo. Asimismo, un estudio del profesor Paul Glover, de la Universidad de Leeds, indica que la desaparición del permafrost en el Ártico liberaría el gas radón, un gas radiactivo que provoca una de cada diez muertes de cáncer de pulmón. De ahí que a finales de 2021 Vladimir Romanovsky, profesor de geofísica en la Universidad de Alaska Fairbanks, sentenciase sobre este problema: «Hace unos años, todo el mundo creía que el permafrost tendría un impacto a finales de siglo. Ahora sabemos que no hay mucho tiempo. Petróleo, gas, pueblos, todo está en juego».

  Grau apunta que «Rusia, al ocupar una extensión tan grande, se verá más afectada y lo está sufriendo antes. Y muchas estructuras del Ártico y de Rusia están adaptadas para sujetarse en suelo helado. En ese sentido, muchos gasoductos tienen pilares que se sujetan al permafrost. Si se degrada mucho hay un problema, y solucionarlo supone una gran inversión».

Enorme impacto

Dos tercios de Rusia se asientan sobre permafrost, y por extensión también su infraestructura de petróleo, gas o transporte. Un análisis de los investigadores del Ministerio ruso de Recursos Naturales habla de un incremento de grietas en tuberías y deformación de las vías de tren porque el suelo cambia y los anclajes al permafrost se vienen abajo. El informe apuntaba que en 2021 el 40% de los edificios e infraestructuras ya había sufrido algún tipo de daño en Rusia , informaba las autoridades rusas. Un problema que afecta de lleno al gran motor económico ruso: con el deshielo del permafrost podría perderse 75.000 km de gaseoductos y oleoductos.

  Según ‘The Wall Street Journal’, las empresas rusas están invirtiendo millones de dólares en sistemas de enfriamiento de alta tecnología para afrontar la emergencia. La compañía rusa Alrosa, uno de los pesos pesados en producción de diamantes tiene el 82% de sus reservas en áreas de permafrost, según la multinacional financiera Morgan Stanley. Y el 90% de la producción de gas de la empresa estatal Gazprom está en provincias sobre suelo de permafrost. Por eso, han puesto mil unidades de enfriamiento de vapor-líquido, para garantizar que el suelo permanezca congelado. Especialmente en Yakutia, donde está el gasoducto de Power of Siberia, un proyecto para el reparto de gas natural a China de 55.000 millones de dólares que se pactó en la reunión que tuvieron ambos países en febrero, mientras que Putin le daba a China su apoyo en el conflicto de Taiwán. Un gasoducto que paliará los efectos de las sanciones de Europa.

Pero no todo son malas noticias para Rusia. Este derretimiento que está afectando a ambos polos también abriría la ruta del Ártico , de la que Moscú sacaría el máximo provecho a costa de la degradación ecológica de sus ecosistemas. En concreto, el Instituto de Investigaciones Geológicas de EE.UU. afirma que en la zona ártica existen unas reservas de 20.000- 46.000 millones de petróleo y de 36-83 billones de m3 de gas. Una enorme riqueza que se completa con yacimientos de manganeso, plomo, oro y diamantes, junto a otros recursos . Sombras de presente y luces de futuro que sumergen a Rusia en una honda incertidumbre.

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